𝗢𝗖𝗛𝗢 𝗗𝗘𝗠𝗢𝗡𝗜𝗢𝗦

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     La noche estaba hermosa, ideal para un paseo

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     La noche estaba hermosa, ideal para un paseo. El patrón confiaba ciegamente en mi para llevarlo de la mano por el extenso jardín de su residencia, donde comenzó a recitar el nombre de cada uno de sus hijos. Llama hijos y pequeños a los cazadores que dieron su vida y aportaron su grano de arena para que la cofradía esté cada vez más cerca de acabar con Muzan, el demonio padre que comenzó toda esta pesadilla sin fin. Yo lo escuchaba en silencio, mientras apreciaba el bello paisaje nocturno y me mantenía atento al camino para evitar que el patrón caiga o tropiece, porque hoy soy su guía.

―Joven Bael, mi vista está borrosa, no oscura. ― se burla el mayor, provocando que mis mejillas se calienten.

Me disculpo si lo ofendí, es solo que... ― dudé, pero finalmente alcé la mirada para encontrarme con su enfermedad avanzada en su frente y esos ojos que poco a poco perdían más su brillo por la falta de vista ―. Yo... no sé tratar a los humanos enfermos. Es mi primera vez ayudando a uno.

―Ya veo... ¿Qué tal la experiencia? ― su tono divertido no pasa desapercibido, poniéndome algo nervioso.

Bueno... Está bien porque es usted. Su presencia me da paz, su voz es... suave, no arruina el ambiente natural y caminar lento no es molesto. Es un descanso de mi rutina agitada.

―Mhm. Me hace feliz que mi hijo esté alegre. ― tu mano acarició por encima de mi cabeza. Yo cerré los ojos para disfrutar del contacto ― Veo que te va muy bien como cazador. Tus trabajos duran muy poco. Debo esforzarme para darte algo que te mantenga ocupado, pero te empeñas en hacerme fracasar haciéndolo todo rápido y perfecto. 

Me disculpo si lo molesté.

―Es solo un comentario. No te lo tomes como un regaño, al contrario, estoy feliz por tu desempeño tan perfecto y eficaz. ― comenzó a andar, yo lo seguí de muy cerca para ayudarlo con su mano en mi hombro para que me use de bastón ― Tu vida es eterna, aunque yo me vaya, tu estarás aquí para guiar a la futura generación. Muchos niños caen en batalla, es muy raro llegar a la vejez con la guerra y que tu seas nuestra elite nos ayuda mucho... Me das esperanza, porque significas un cambio.

Procesé sus palabras. Nuestros pies hacían ruido al apoyarlos en el camino hecho de pequeñas piedras de tonalidades blancas y grises. Yo analicé las tumbas que nos rodeaban y que dejábamos atrás. Eran los momentos con él que me olvidaba de ciertas cosas, como el hecho de que es mi superior. Su aura es armoniosa, da una paz tan grande que dudo que su enemigo mortal lo llegue a odiar. El señor irradia tanta paz que te dan ganas de seguirlo ciegamente. Tal vez por eso madre decidió ayudar a los humanos, porque se habrá dejado influenciar por los antepasados del señor Ubuyashiki. Sea cual sea la razón, no sirve de nada indagar si no consigo avanzar a un futuro libre.

Aunque es un poco suicida pensar así, porque mientras más cerca estoy de conseguir mi objetivo, también estoy más cerca de mi muerte.

―Bael... No estás bebiendo la sangre donada. ― regaña suavemente. Yo me tenso ante eso ― Recuerdo que... Una vez me contaste que en el pasado tu creadora y su hijo provocaron una masacre ante la falta de su alimento principal. Entiendo tu convicción y tu negación, si fuera por mí, desearía que nunca lo hicieras, pero te estaría privando de tu alimento principal y sería egoísta de mi parte hacerlo mientras todos los días tengo un plato de comida en mi mesa... ― abrí la boca para quejarme, pero el dedo sobre sus labios me dejó mudo. Aún no terminaba y tampoco borraba esa sonrisa tan pacífica ― Te cité porque estoy curioso de tus métodos. Peleas como un humano siendo demonio ¿por qué? ¿por qué limitas tus capacidades para encajar?

𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨 || ᴋɴʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora