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El tiburón blanco estaba adolorido y cansado, su cuerpo estaba lleno de pequeñas mordidas que recibió en el trayecto, muy apenas logró escuchar la voz del tritón en su cabeza. Las malditas carroñeras lo alcanzaron y empezaban a rodearlo como un torbellino para devorarlo, no podía moverse en un espacio tan estrecho y no había cómo huir de tantas.

—Más vale que se alejen de él.— sentenció JiMin con toques de rabia, su pecho subiendo y bajando de manera errática por haber nadado tan rápido.

Las pirañas no lo escucharon, el cardumen tenía a su presa y planeaban comerla sin importar lo demás, así que se lanzaron a YoonGi, quien por la debilidad ya se encontraba en su forma híbrida.

JiMin había utilizado el collar de zafiro para hablar con esos animales marinos, pero al ver que no lo obedecieron, decidió utilizar la corona de esmeraldas y atacarlas con una marea. De esa manera, YoonGi quedó sin ninguna carroñera a su alrededor y lo encerró en un campo burbuja para evitar que lo atacaran por el exceso de sangre que brotaba de él.

Con sus joyas ya no era tan torpe con sus poderes y podía hacer muchas cosas, como formar con sus manos una jaula de ondas alrededor de las pirañas para irlas aplastando por la presión. Fue matándolas lentamente, escuchando el gruñir de los huesos y el montón de asquerosa sangre fue tiñendo el agua que obedecía sus órdenes sin rechistar.

YoonGi estaba asombrado, sus ojos negros destellaron un chispazo rojizo y su cabeza comenzó a doler, varias imágenes pasaron como viejos recuerdos y se sintió mareado. No sabe ni cuándo o cómo, pero se quedó en trance y pudo ver un reino en estas mismas aguas, aunque no se veían tan turbias antes y había una población de muchos híbridos tiburón como él.

—¿Estás bien?— preguntó JiMin, retirando la burbuja a su alrededor para poder observar sus heridas, pero fue apartado con un rudo empujón.

YoonGi estaba aturdido, al ser tocado por el tritón perdió las imágenes y gruñó de molestia, más que nada al ver los ojos azules del contrario. Dentro de sus recuerdos, hubo alguien con esa misma mirada y solamente pudo ver una sombra negra de destellos azules que arrasó con la que fue su familia.

JiMin distinguió la neblina en los oscuros fanales, como la pupila estaba contraída y el híbrido tiburón estaba a la defensiva, no insistió y dejó que se calmara. No obstante, su corazón se apretó al recibir su rechazo y alzó su manita para buscar un poco de contacto, así podría calmar esa extraña necesidad creciendo en su interior.

—No.— dijo YoonGi, dándole un golpe para apartarla de su espacio personal y se alejó aproximadamente medio metro del tritón.

—Dime que te sucede, esas bestias ya no están y el peligro se ha ido.— rogó JiMin, su propia mirada regresando lentamente a su color natural.

YoonGi observó su alrededor para confirmarlo y se detuvo en el hermoso rostro del tritón, no sabía porqué actuó de esa forma. Supuso que había algo en su pareja que su tiburón odiaba y por eso se comportaba más salvaje de lo normal.

JiMin le sonrió un poco, trató de calmarlo y volvió a intentar tocarlo, dejándole una caricia en su rostro. El calor se arremolineó en su vientre y sintió las perlas brotar de sus ojos por ver lo tan lastimado que estaba el híbrido por su culpa.

—Te he hecho mucho daño, lamento tanto mi comportamiento.— se disculpó.

YoonGi aleteo gustoso por el detalle y busco más contacto, aplanando su rostro en la regordeta palma. Su interior, que estaba lleno de incertidumbre y muchas inseguridades, se sintió apaciguado y cerró sus ojos ante tanta paz. Su corazón se aceleró con el reconocimiento y JiMin también fue capaz de percibirlo, ese lazo entre ellos estaba brillando.

Ambos se miraron y unieron sus frentes sin importar las dudas que tenían, sus labios estaban tan cerca y estaban tentados a unirlos.

—Déjame sanarte, por favor.— pidió JiMin con preocupación verdadera.

El híbrido de tiburón no había dejado de sangrar y temía que perdiera demasiada, se desmayara y quedaran varados en esta zona. Tras un asentimiento como respuesta, se apartó un poco y frotó sus manos para desprender un poder amarillo, el cual sanaba las heridas con tocarlas.

YoonGi solamente sintió como su piel se cerraba y pequeñas cicatrices se formaban, así fue inclusive con la de su ojo. No podía dejar de mirar los labios de su pareja, estaba ido y deseoso de besarlo, pero no quería volver a arruinarlo.

Tuvo que contenerse para no asustar más al tritón y se recordó que el haber sido presuntuoso antes les trajo problemas, como que discutieron y se lastimaron. Eso no era lo que quería para su relación, sin importar que fueran presa y depredador, no debían herirse entre sí y se esforzaría por evitarlo.

Ahora no tenía idea de nada, menos tras esa sacudida en su cerebro y optó por mantenerse alerta, lo cual le vino muy bien cuando una lanza de hilo pasó a su costado. No salió herido, pero estuvo muy cerca de recibir el impacto y por instinto atrajo al tritón para protegerlo de lo que los amenaza en ese instante.

JiMin abrió los ojos cuando todo pasó tan de pronto, estaba ocupado sanando a YoonGi, así que no se dio cuenta hasta que ya se encontraba refugiado entre los brazos de su pareja.

—Ten cuidado, mi príncipe.— exclamó JungKook a la distancia, formando otra lanza con su poder del reino antártico.

YoonGi y su tiburón no vieron bien que ese híbrido le hablara tan informal y posesivo a su pareja, ya que el tritón era suyo y no de esa foca. Estaba por cambiar a su forma animal, pero el cuerpo entre sus brazos se lo impidió.

—No, detente.— protestó JiMin, abrazándolo y hundiendo su rostro en su pecho.

JungKook no sabía lo que estaba sucediendo, ante sus ojos únicamente podía ver el peligro en el que estaba su prometido y soltó un silbido marino de foca. Los caballeros atlantes, HoSeok y TaeHyung se encontraban no muy lejos de esa zona, por lo que no debían tardar en llegar a ellos.

—JiMin, apártate de ese monstruo.— demandó JungKook, alzando la lanza de hielo en el agua y apuntando con dirección al híbrido tiburón.

—¿J-Ji...Min?— balbuceo YoonGi con duda, sin saber su nombre o siquiera como debía pronunciarlo.

—Sí, soy JiMin, tu pareja, tu tritón, así que por favor no cambies y no dañes a mi amigo.— aseguró JiMin, fue sincero con sus palabras y no planeaba retirarlas —Nadie te atacará si estás conmigo, no dejaré que te vuelvan a lastimarte y retiro mis palabras, no quiero que te maten.— agregó con arrepentimiento.

JungKook podría ser su prometido, pero YoonGi era su destinado y eso no había quien lo cambiara. Una boda, un acuerdo y hasta un reinado podían cancelarse, en cambio, un lazo de unión no, eso exclusivamente se cortaba con la muerte.

—YoonGi.

—¿YoonGi?— JiMin cuestionó sin conocer el significado y vio al híbrido apuntarse a sí mismo, entonces comprendió —Te llamas YoonGi.

YoonGi asintió y sonrió de manera extensa, mostrándole al tritón una hermosa imagen, ya que era una gomosa con afilados colmillos. Estaba feliz, demasiado y eso solamente con conocer el nombre de su pareja y que él pronunciara el suyo.

JiMin aprovechó eso para dejar de abrazarlo y tomó su mano para entrelazarlas, dándole un apretón cariñoso. Así nadaron hacía JungKook, quien al presenciar toda la escena, bajó su arma y se quedó perplejo, sintiendo un gran desagrado.

 Así nadaron hacía JungKook, quien al presenciar toda la escena, bajó su arma y se quedó perplejo, sintiendo un gran desagrado

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