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YoonGi no estaba seguro de si eso era verdad, pero considerando las bombas colocadas en su hábitat de aguas turbias, podría ser. Los humanos eran los más peligrosos, no era novedad para nadie bajo el agua, aunque sí hubo una toxina que enfermó a todos ¿Por qué seguía él con vida? En todo caso, debía haber enfermado como todos y ser asesinado.

JiMin pareció pensar lo mismo porque dijo —Pero YoonGi está aquí y se encuentra sano.

—No están en mí todas las respuestas, querido, probablemente lo hayan escondido en algún sitio apartado del reino para que no sufriera su misma suerte.— explicó DongWook.

—La cueva.— murmuró YoonGi.

Siempre había vivido en ese lugar, pero no recordaba cómo llegó allí y podría ser que, como dice el rey atlante, lo dejaran para mantenerse sano. No obstante, al morir todos, nadie fue por él y quedó solo, totalmente a la deriva.

JiMin no podía dejar de imaginar al pequeño YoonGi, solo y asustado en la cueva, por muy hermosa que fuera con las algas fluorescentes, debió ser aterrador. Sus ojos comenzaron a sacar perlas rosas, lágrimas amables, llenas de ternura y empatía por su pasado.

—Antes de que todo sucediera, tu familia, los Min, hicieron un pacto conmigo, su hijo mayor se casaría con SeokJin y su hijo menor YoonGi con JiMin. Pese a eso, nunca se realizó por el trágico final que tuvieron y ahora SeokJin reina con NamJoon en el pacífico. La mano de mi hijo menor, JiMin, fue dada a JungKook, príncipe del reino antártico.

—Espero que eso no cambie nuestro arreglo.— siseo JungKook con desdén.

El rey miró a JiMin, quien tomaba con firmeza la mano de YoonGi y estaba en una pose íntima, dentro de su espacio personal. Estaba claro que el lazo era real, no solo habían sido unidos por promesas del pasado, sino que también estaban destinados y no podía cambiarlo.

—No estoy dispuesto a dejar a YoonGi.— rechazo JiMin, sin siquiera darle una mirada a JungKook porque temía caer en sus brillosos ojos como siempre fue de niños.

—Mío.— declaró YoonGi, abrazándolo por la cintura mientras daba caricias en su espalda.

TaeHyung sonrió enternecido por la pareja, ya que a pesar de su falta de habla, la comunicación entre ellos iba más allá de simples palabras y le dio un asentimiento a su esposo. HoSeok ya había hablado durante el camino con él, dando una propuesta que podría solucionar todos los problemas y mantener el pacto con el reino antártico sin necesidad de que JiMin se viera forzado a dejar su amor.

—JungKook, si tu matrimonio se basa en beneficios y no sentimientos, creo que podemos arreglar las cosas.— informó HoSeok y miró fijamente a su padre, luego a TaeHyung —Nosotros, ambos, hemos acordado darte la bienvenida a nuestra relación y no tenemos problema con que solo nos quieras por la paz de los reinos.

—Hermano...— chillo JiMin, sorprendido por lo inesperado que fue ese ofrecimiento.

—¿Es eso posible?— cuestiono JungKook, mirando al rey con un sonrojo en sus mejillas.

DongWook asintió —Lo es, siempre que los tres estén en sintonía.

—La verdad es que llevo años sintiendo atracción por ti, HoSeok estaba al tanto y todo el camino en busca de JiMin, los dos estuvimos preocupados de cuál sería tu desenlace si no lo encontrábamos.— confesó TaeHyung con nerviosismo.

JungKook sonrió, era verdad que JiMin fue su mejor amigo desde la infancia, pero HoSeok siempre fue de su agrado y aun siendo niños le regalaba flores adelfas. Eso había cambiado cuando cumplió cierta edad y escuchó de sus padres que lo habían comprometido con TaeHyung. Al pasar el tiempo fue aceptando que no era para él y se centró en dar lo mejor de sí mismo por su reino, es por eso que aceptó el compromiso con JiMin. Ahora existía la posibilidad de tener a HoSeok a su lado, pero no quería que solo fuera algo que su pareja, TaeHyung, deseaba, aunque era entrañable que se sincerara con el gusto por él.

—¿Qué opinas de esto HoSeok?— preguntó JungKook, acercándose al par para asimilarlo.

HoSeok sonrió —Siempre estuviste en mi corazón, TaeHyung lo sabía y como dije, ambos lo hemos hablado. Estoy de acuerdo con seguir mis sentimientos y los de mi esposo.

Entonces el rey regresó a su trono y sintió la calma de ver que su deuda con los Min podría cumplirse de alguna manera, ya que YoonGi estaba vivo y unido a JiMin. No tenían un reino, pero estaba seguro de que con la ayuda de los demás océanos, el índico podía ser limpiado y mejorado para que lo habitaran.

—HoSeok, TaeHyung y JungKook se encargarán tanto de este océano como el antártico, podemos realizar una boda para los tres en el castillo de su preferencia.— ofreció entusiasmado al trío y luego posó su mirada en la otra pareja —En el caso de JiMin y YoonGi, les pido de favor que tengan paciencia, el océano índico no está en condiciones desde el suceso tóxico. Sin embargo, prepararé a los guardias bajo mi orden para despejarlo y construirles un hogar.

YoonGi sonrió extensamente y observó como JiMin también se encontraba feliz, por lo que sin dudar lo atrajo completamente hacia su cuerpo y lo beso castamente. Fue solo una unión inocente de labios, pero lo decía todo, luego unieron sus frentes y suspiraron a la par.

—Estaremos juntos, somos aceptados.— informó el tritón eufórico.

—Juntos, me gusta.— agregó el híbrido de tiburón blanco.

DongWook solo podía sonreír por el desenlace de este momento, ya que estaba seguro de que los Min estarían agradecidos de haber encontrado a su segundo hijo y cumplir con su palabra de algún día hacerlo su yerno. Todos los océanos podían vivir ahora en paz y sintonía, sus hijos estaban con quienes amaban y ninguno se vio forzado a casarse con príncipes fuera de su agrado.

Su esposa, que en paz descanse, siempre mencionó que la unión entre parejas sin sentimientos era la peor manera de vivir y por eso cuando JungKook confesó casarse con JiMin solamente por su reino, ya estaba reconsiderando. El hecho de que YoonGi fuese capaz de controlarse por el amor que tenía a JiMin, aún transformado en tiburón blanco, dejaba claro que jamás lo dañaría intencionalmente y eso calmaba su preocupación.

La maldad que los humanos poseían le habían arrebatado todo a YoonGi, pero ahora los tenía a ellos para volver a ser un príncipe y se encargará de devolverle su reino por la amistad con los Min. También de contar la verdad acerca de esa zona, si bien los rumores habían ayudado para que nadie saliera contaminado, el que todos hayan vuelto sanos de allí solo significaba que la toxina ya no estaba.

JiMin y YoonGi serían los encargados de llenar el reino índico con su decencia, una nueva era de tiburones y tritones de la que se hablaría en el futuro; crearían un nuevo legado con su relación. Poco a poco les demostrarían a todos que independientemente de si se es presa o depredador, el amor podía romper la barrera que los limitaba antes.

La primera mordida lo había confirmado, se pertenecían mutuamente y dentro de un tiempo desarrollarían sentimientos que nada podría romper.

La primera mordida lo había confirmado, se pertenecían mutuamente y dentro de un tiempo desarrollarían sentimientos que nada podría romper

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𝓑𝓲𝓽𝓮 𝓵𝓸𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora