Pequeñas historias sobre uno de mis principales A.U's: "𝖯𝗂𝗀𝗀𝗒: 𝖡𝗋𝗈𝗄𝖾𝗇 𝖳𝗂𝗆𝖾𝗌". Los cuales protagonistas de cada historia van cambiando, a sí mismo la línea temporal donde es relatada. No es un A.U fijo, está en constante cambio.
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Kona's laboratoy_ Xiarome, Lucella del Norte
Un antílope junto a una topo observaban a los recién llegados aliados, ambos estaban nerviosos debido a los recientes hechos que ocurrieron hace tres noches atrás y a la apariencia de sus contrarios. Les salvaron la vida de una muerte segura, eso estaba claro, pero aún así dudaban de ellos, sus dudas incrementaban cuando veían al más alto de todos, quien poseía el ojo de aquel ente.
—¡¿Iniciaremos de una vez o se quedarán ahí?! —gritó, alertando y erizando el pelaje de ambos ingenieros. Sus dientes afilados sumado a sus garras y ojos negros con pupilas verdes les ponían los nervios de punta, ambos eran presa fácil si él quería atacarlos.
—No grites, Nharuk, los asustas. —La calmada voz de la hechicera de traje morado hizo aliviar un poco el ambiente—. ¿Necesitan algo para comenzar o tiene todo? —dijo con una dulce sonrisa dirigiéndose a los ingenieros. Quería que confiaran en ella, no le gustaba que le tuviera miedo.
Demoraron en repsonder hasta que la topo se animó a hablar.
—Bueno... Nuestra compañera, Katie, no está aquí, y no teníamos planeado comenzar ahora con e‐eso, sin ella... —tartamudeaba del miedo, algo común cuando tenía miedo. Pero debía armarse valor ya que, muy posiblemente, verlos sería algo cotidiano de ahora en más sí iban a trabajar juntos—. Debo ir a buscarla.
—¿La gata de pelaje negro? —preguntó, ubicandola al instante—. ¿Dónde se encuentra?
—Ella está en el pueblo, trabaja en el hospital...
—Entonces vamos a buscarla, no está tan lejos. —Owell veía una oportunidad de pasar tiempo con la topo y entablar una conversación. No había hablado con otros animales que no sean su equipo o sus padres desde hace años. A su vez, quería conocer el pueblo de Xiarome, ella solo lo había visto desde lejos mientras volaba con su escoba.
—No es necesario, no quiero molestarte.
—No es una molestia, ¡vamos! —Se acercó a ella y tomó su mano, jalandola, comenzando a correr en dirección a la salida del lugar dejando sólo al antílope con los demás.
Ambas salieron del lugar y siguieron corriendo; Owell corría sin rumbo alguno y Mimi solo se concentraba en no caer e intentar poder seguirle el ritmo a la búho. La de vestido morado se detuvo y miró a su alrededor por unos segundos, la ingeniera trataba recuperar el aire, tenía la cabeza agachada y apoyaba sus manos en sus rodillas.
—Mimi...
—¿Q- Qué...gasp...ocu-...gasp...rre? —contestó entrecortado, sin poder recuperar el oxígeno que le faltaba a pesar de las grandes bocanadas de aire que hacía.
