Pequeñas historias sobre uno de mis principales A.U's: "𝖯𝗂𝗀𝗀𝗒: 𝖡𝗋𝗈𝗄𝖾𝗇 𝖳𝗂𝗆𝖾𝗌". Los cuales protagonistas de cada historia van cambiando, a sí mismo la línea temporal donde es relatada. No es un A.U fijo, está en constante cambio.
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Advertencia: Ente capítulo contiene menciones un tanto "g0re" (sangr3, heridas, etc), a su vez que contiene maltratos psicológicos. Procura tu salud mental en todo caso que estas situaciones puedan afectarte. Todo queda bajo tu responsabilidad.
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Los ojos le pesaban, trataba de mantenerlos abiertos para no ceder ante el cansancio, no sabía si eso sería lo último que vería en su vida. Le costaba caminar, se apoyaba en las paredes rugosas de cemento para mantenerse de pie, cada que daba impulsos fuertes —para avanzar más rápido— le raspaban el hombro, tanto que no le sorprendería ya tener pequeñas heridas.
Sentía su corazón palpitar en su cabeza por los fuertes malestares y la fuerza física, que en esos momentos, le era escasa. Apenas llegó poco más de la oficina de Willow, y aún le quedaba más recorrido si quería llegar a una de las salidas de la refinería.
Cada paso que daba era un dolor más fuerte que el anterior, su cabeza daba vueltas. Trató de acercarse a las escaleras, pero el repentino ardor en la garganta seguido de toser abruptamente líquido rojo de su cuerpo la hizo sucumbir a solo pasos de donde solía ser su zona de supervision.
Apoyó su torso y cabeza en la pared, que ahora sentía cómoda. Llevó su pata derecha, la cual uso para taparse la boca —aún ensangrentada— a su abdomen. Todavía quedaban restos de sangre alrededor de sus labios, el sabor metálico se apoderaba de su boca.
El oxígeno no circulaba por sus fosas nasales, lo que la obligó a tomar bocanadas de aire como podía. Cada tantos segundos soltaba murmullos que se trababan por el sabor agrio que se asomaba desde su estómago hacia su garganta.
La misma pregunta retumbaba en su cabeza: ¿Cómo acabé así?, no lo recordaba, simplemente se había comenzado a sentir mal hace unos días tras una misión "fallida".
Los gritos de dolor de sus compañeros que la habían acompañado aquel día de la misión resonaban una y otra vez, sentía que volvía a esa escena tormentosa. La sangre se desparramaba en todo el centro comercial, los uniformes grises se tornaron oscuros por los líquidos de llanto, sangre, saliva, entre otros. El sonido de la motosierra hacia eco, que a pesar de ser un lugar enorme, era vacío.
Reconocía aquel robot por una fiesta de conmemoración y ascenso de sus amigos, la celebración del arresto de Willow Wolf. Esa maquina era el asistente de una de las hijas de un empresario reconocido, aquella ratoncita no superaba ni sus dieciséis años, pero había nacido sin sus piernas, lo que la obligó a usar silla de ruedas y tener que recibir ayuda para movilizarse.
El grito que jamás olvidará era de una joven nutria al que le amputaron el antebrazo y luchaba como podía para alejarse del robot. Otra chica, humana, casi le cortaron la cabeza, al ser rápida logró esquivarlo, pero no en tu totalidad, tan solo un mínimo roce de la motosierra ya le había cortado la garganta.
La asiática tenía un golpe en la cabeza —que sangraba— sumado a moretones y ligeros cortes por toda la situación. En un intento de ayudar a sus compañeros, tomó una palanca de una vieja viga de metal suelta y golpeó la cabeza del robot, dejándolo sin uno de sus ojos y en un "noqueo" de minutos, los cuales no dejó pasar, y aprovechó para arrastrar a sus compañeros fuera del lugar.
