Capitulo 9.

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"Jiraiya, el sabio de los sapos"

Naruto salió corriendo de la arena, al llegar a su departamento empezó a buscar las cosas que uso aquel día, pero el desorden de su pequeño hogar no ayudó. Al fondo de su armario se encontraba una bolsa de dónde sobresalía el mango de su tanto, saco con cuidado su arma y mientras le limpiaba el polvo se preguntaba que hubiera cambiado si en vez de haberse bloqueado hubiera salido a ayudarle.

— ¿A quien quiero engañar? Solo le hubiera estorbado — limpio las pequeñas lágrimas y dejo su arma a un lado de ella.

De la misma bolsa saco dos pergaminos, ambos estaban manchados de sangre y polvo, tendría que encontrar otro pergamino de almacenamiento y transcribir el otro, no dejaría que sus últimos recuerdos de el estén en mal estado, con sorpresa vio que aún había algo en esa bolsa, era un hitai-ate con un papel detrás del metal, saco con cuidado dicho papel y vio que solo tenía escrito "perdón", reconoció de inmediato la letra, era de Shisui, eso fue la gota que faltaba para romper a la niña, lloro todo lo que pudo sin soltar aquel objeto, de su boca solo salían sollozos y la frase que no llego a decirle por completo en su despedida.

Cuando la mañana siguiente llegó, ella estaba en el suelo, la rubia sentía la garganta seca y los ojos hinchados, no podía seguir llorando sabiendo que ese sujeto seguía libre haciendo más daño a inocentes, incluso si no tenía toda la verdad una parte de ella sabía que el solo podía causar dolor.

Camino a su armario intentando encontrar algo de su talla fallando en el intento ya que solo estaba su pijama y algunas prendas que uso de pequeña, busco a su preciada Gama-chan, estaba llenita por todas las misiones que había hecho, suspiro derrotada al pensar que dejaría de estar así solo por ropa.

Arreglo su cabello en dos coletas y se puso el hitai-ate negro en la frente, guardo a Gama-chan en su bolsillo, oculto su tanto junto con los pergaminos, para luego salir de su departamento.

Paso toda la mañana intentando encontrar ropa de su talla barata, pero todos les subían el precio, "¿Y si mejor me compro una cuerda y lo uso de cinturón?" Llegó a preguntarse al ver las cosas tan caras, compro un pequeño set de costura, tendría que al menos hacerle un ajuste a su pantalón.

Su cuerpo la llevo a las aguas termales, pensó seriamente si entrar, se sentía muy cansada y tal vez un baño caliente la ayudaría a descansar para poder pensar en algún plan.

Cuando entro vio como un viejo estaba espiando a las mujeres, estuvo apunto de gritarle pero se le hizo conocido un poco ese señor, busco entre su memoria y sonrió al recordar lo que había visto de los 3 Sannin, no recordaba sus nombres pero no olvidaría una cara, estaba más que segura que ese viejo pervertido era el de los sapos. Se acercó con sigilo con una sonrisa zorruna ya sabía quién la iba a ayudar con el sello.

— Oiga pervertido, ayúdeme con algo o gritaré lo más fuerte que pueda. — susurro la niña ya cerca del peliblanco.

El señor peliblanco se sorprendió ya que no había sentido que alguien se acercará, pero se sorprendió más al ver quién era, era la viva imagen de su antiguo alumno, quería abrazarla pero recordó la estricta orden de no acercarse a la menor para mantenerla a salvó de todos los enemigos que tenían.

— ¿Qué quieres mocosa? ¿No ves que ando investigando? — pregunto desinteresado regresando su mirada a dónde estaba antes.

— Eres el Sannin de los sapos — dijo mientras levantaba un poco su playera y se concentraba un poco para mostrar el sello— de seguro tu sabes que hacer con esto.

El mayor vio fijamente el sello de 8 tigramas y el sello extra de 5, uno marcaba bien su función mientras que el otro era muy brusco, "esto es obra de Orochimaru no hay duda" pensó mientras se levantaba.

Proteger a la aldea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora