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Abrí la puerta de la casa con una felicidad enorme, los exámenes del parcial terminaron y dieron los resultados, había estudiado mucho para esto y por fin rindió frutos. Entré a la oficina de mí mamá con los exámenes en la mano.
─ Mamá, debes ver esto, me entregaron los resultados de los parciales y... ─ Fuí interrumpida por un gesto de mano que indicaba que hiciera silencio.
Ella hablaba por su celular y por mi parte me quedé callada esperando a que finalizara la llamada. Me puse a observar algunos detalles de su oficina, una pintura colgada cerca de un librero me llamó la atención, nunca había entrado a su lugar de trabajo. La pintura hacia referencia a un conejo vestido de traje con corazones y un reloj colgando de sus manos.
─ ¿Me decías? ─ Su voz interrumpió mi atención.
─ Ah si, te decía que ya entregaron los resultados del primer parcial, he salido excelente ─ Dejé las hojas enfrente de ella.
Mi madre se puso las gafas e inspeccionó las hojas pero ni siquiera sonreía, su semblante es serio y sin expresión. Esperaba al menos un "felicidades, sigue así" o "lo hiciste bien".
─ Es tu deber (n), si tu no lo haces no se quien más lo hará ─ Deja las hojas de nuevo en el escritorio. ─ Ahora ve a comer un poco, es tarde.
Doy un suspiro de cansancio y me doy la vuelta para volver a mi habitación.
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Miraba el cielo azulado arriba de mí, las nubes se movían lentamente mientras que las aves volaban dando una hermosa vista. Después de aquellas palabras de mí mamá decidí despejar mi mente y subir a lo más alto de un edificio abandonado.
─ Aquí estas ─ Veo hacia la dirección de aquella voz. Karube se encontraba de pie con ambas manos en el bolsillo. ─ ¿Es tu escondite?.
Camina hasta llegar a mi lado y admirar el cielo.
─ Sí, quería pensar en otras cosas que no sea la escuela o mi mamá.
─En Arisu, por ejemplo ─ Me molesta dándome un empujoncito.
─ Tal vez ─ Reí nerviosa.
─ (n), lo has hecho bien hoy y todos los días, no dejes que te afecte tanto, eres buena y te esfuerzas mucho, te admiro por eso.
─ Gracias Karube, necesitaba escuchar algo así.
Karube alza los hombros y abre sus brazos para darme un abrazo lo cual acepto sin objeciones.
─ ¡Oh! ¿Que pasa aquí? ─ Otra voz interrumpió el melancólico momento.
Karube y yo nos separamos para ver a Chota y Arisu quienes se han sumado a la escena.
─ Estabamos conversando ─ Contesto.
─ Sabes que (n) y yo somos como hermanos ─ Karube mira a Arisu.
─ Felicidades por tu primer parcial aprobado ─ Chota se acerca para darme un abrazo. ─ Te traje esto. ─ Me pasa una barra de chocolate.
─ Gracias Chota.
─ Felicidades (n), lo hiciste bien ─ Arisu me abraza y yo contenta de que haya pasado eso, esos momentos con la cercanía de Arisu sentía que estaba recargando energías, siempre pensé que Arisu ha sido un chico lindo, no solo físicamente sino que también sabe escuchar, sabe dar buenos consejos y nunca te abandona en los momentos más difíciles.
Amaba tener a este grupo de amigos, no podía cambiarlos por nada, siempre están ahí en momentos difíciles cuando las personas que pensabas que te aman te dan la espalda. No podía culpar a mi mamá pero... sus tácticas tóxicas no van conmigo, tal vez a ella la educaron de una forma severa pero no es para que repita la historia conmigo, solo quiero que sea empática conmigo.
Solo quiero que llegue el día en el que se dé cuenta que me está lastimando para que pueda seguir y cuando eso pase seré la hija más felíz del mundo.
