La'eeb se sentía jubiloso por no solamente investigar lo que le deparaba el metaverso, sino de salir a pasear con un reciente amigo. Mientras que Fuleco, estaba notoriamente alegre, no sabía cómo es que su pequeño cuerpo podía almacenar la felicidad que experimentaba en aquel momento.
Fue tanta su dicha que deseaba compartirla por completo a La'eeb, esto mediante un pequeño detalle que se había encargado de conseguir en una florería especializada en flora extranjera cercana al barrio chino
— La'eeb. Te tengo un regalo — habló el armadillo, ocasionando por parte del kufia que dirigiera su completa atención en su amigo
— ¿Qué es, Fuleco? ¡No! ¡Espera! — ¡Déjame adivinar! — dijo alegre — ¡Ya sé! ¿Es un perrito? — trató de adivinar. Sin embargo, tuvo una respuesta negativa del armadillo, cosa que lo desilusionó — ¿Es una galleta de la suerte? — otra vez falló, provocando una expresión pensativa en su rostro. Esto no pasó desaparecido por el brasileño, que solo lo miraba divertido, mientras pensaba que el qatarí era realmente tierno — Bien, me rindo ¿Qué es?
— Cierra tus ojos — ordenó — Ahora, extiende tus...¿manos? — el musulmán acató obedientemente las indicaciones. Sintió un suave agarre por parte de las pequeñas garras del animal, para posteriormente percatarse que entre sus manos se hallaba una especie de palo.
— Puedes abrirlos — dijo el animalillo. El joven kefia bajó su mirar y halló cuál era su regalo. Era un palo que poseía diminutas astillas
— Oh, vaya ¡Es una pequeña rama! — indicó sorprendido, no esperaba tal detalle por parte de su amigo, mas no se sentía decepcionado ¡Nunca antes había tenido un regalo! Salvo aquella celebración que festejaron ante el ingreso de una nueva mascota al mundial, no obstante ¿Aquello fue un regalo o solo fue una tradición que hacían para cada nuevo integrante? — ¡Muchas gracias, Fuleco!
— No es una rama — rio — Bueno, sí lo es, pero es algo mucho mejor que eso. Es un palo de Brasil. Florece solamente dos veces al año, sus flores se abren cada que va a haber un cambio nuevo y positivo en la vida de su dueño
— Vaya, eso es asombroso, pero ¿Qué pasa si no florece a tiempo?
— Entonces es porque todavía no está todo bien ¡Pero no te preocupes! Tarde o temprano, siempre florecen
— Eso significa que tarde o temprano todo estará bien ¿No es así? — señaló el qatarí
— ¡Exacto! — Afirmó con energía —Yo...quise comprarte esta pequeña semilla por su significado. Sé que todavía no nos conocemos mucho, pero siento que vas a ser alguien muy importante en mi vida. Quiero estar junto a ti cuando las flores abran su capullo y pueda ser parte de ese cambio en tu vida — Dicho esto, el armadillo bajó su cabeza, a pesar de ser siempre amigable estaba sumamente avergonzado por las palabras que habían salido de su boca.
¿Había hecho el ridículo? Era obvio. Sabía que él no se lo tomaría bien y le dedicaría una mirada de asco, podría malentender su mensaje y creer cosas raras. Cosas raras que solo salían de una mente perturbada como lo estipulaba su Alá.
No obstante, no esperaba que recibiría un roce delicado de parte del kefia, quien trató de juntar su "mano" con las garras del animal.
— Me alegra saber que encontré a un amigo tan dulce y bueno como tú. Hasta ahora no me dejas de sorprender, Fuleco, gracias por todo este recorrido y este bello regalo — habló con toda la sinceridad que cabía en su corazón. Dentro de él se llenaba un profundo sentimiento reconfortante y cálido que no recordaba haber experimentado con alguien más, cosa que pasaba igual con el armadillo.
Se encontraban agarrados de sus manos, sin saber que podían hacer en ese momento tan pacífico que se habían formado entre los dos.
Esto hasta que fueron encontrados por un chiquillo animado que llevaba una bolsa repleta de diferentes golosinas y confites.
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Si Alá lo permite (Fuleco x La'eeb)
RandomEl joven kufiyya se encontraba aturdido ante tantas interrogantes que vacilaban dentro de sí mismo, desde el momento que fue creado jamás había cuestionado lo que se estipulaba en los libros sagrados del Corán, la sunna o el código de la sharía. Muc...