7.- Confía en mí

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La idea de Fuleco había sido brillante y a su vez arriesgada, su plan consistía en contactar con cada mascota del universo existente con el único fin de que ayudaran al kufia con la inauguración del mundial. No solamente contaba con la ayuda del mundial clásico y femenino, también había optado por llamar a las mascotas olímpicas y paralímpicas, todo lo necesario para que el  debut del qatarí lograra salir adelante a pesar de la reciente polémica en la que había sido involucrado. 

Tal era su compromiso que no había descansado por contactarlos, incluso si de ello dependía sus horas de sueño. O incluso el tener que haber abandonado durante ese período su hogar, pues ahora se encontraba durmiendo en el departamento de La'eeb con el fin de no perder el tiempo en ningún momento.

Ya habían pasado 4 días desde el aviso de Willie y todavía seguían faltando preparativos para finalizar con el debut y posteriormente el inicio del mundial. Ambos se encontraban sentados en el suelo junto a enormes pilas de papeles, lápices y anotaciones sobre cada detalle.

— Fuleco, realmente dudo que lo logremos — dijo el turbante de forma pesimista con la cabeza agachada — No tenemos más que tres días para lograrlo y todavía no vamos por la mitad de preparativos. Está claro que este mundial va a ser un rotundo fracaso en la historia de FIFA

El armadillo lo vio de forma triste, a pesar de  la ayuda que estaban recibiendo por parte de todos, no era suficiente. Solamente contaban con tres días para el debut de La'eeb y ni siquiera este sabía que debía de decir para impresionar al público presente y de como debía de inaugurar el mundial. No obstante, a pesar de ello, Fuleco había tratado de poner su mejor cara (a pesar del notorio cansancio que sentía) y estar para su querido amigo, incluso si de ello dependía sus horas de sueño y de aguantar las constantes burlas que recibía por parte de Gauchito y Juanito sobre su "relación" con aquel turbante.

— Hey — llamó el armadillo al contrario, ocasionando que levantara su cabeza y pudiera ver sus ojos cristalizados — Está bien, La'eeb. Sé que estás asustado, yo igual. Me imagino que tú mucho más, pero está bien, lograremos salir de esto, lo prometo

— ¿Cómo estás tan seguro de ello, Fuleco?

— Pues... — trató de pensar en que decir para aumentar la confianza del qatarí, cosa que le hizo recordar el regalo que le había dado aquella vez — ¡El palo de Brasil! ¿Lograste sembrarlo y verlo florecer?

— Por supuesto, cuando me lo entregaste decidí sembrarlo en una pequeña maceta en la azotea de todo el condominio  ¿Es posible que haya florecido en menos de un mes? Ni siquiera la he podido cuidar o ver por todo el trabajo que estamos haciendo

— Los cambios positivos de la vida nunca son muy prontos — afirmó jubiloso. El armadillo se paró y le extendió su mano — Vamos, La'eeb. Tenemos que confirmar que esa planta ha florecido.

El turbante estaba dudoso, sentía que el ver esa planta solamente sería una pérdida de tiempo, probablemente hasta se había marchitado. No obstante, decidió tomar la mano de Fuleco y acompañarlo rápidamente hasta la azotea de todos esos departamentos.

Habían llegado de forma veloz a la azotea, se encontraba el tendedero que colgaba distintas ropas de los vecinos, juguetes y pequeñas canicas esparcidas por todas partes y excremento de palomas en el suelo. Cosas que no pasaron inadvertidas por el armadillo.

Entre todo ese tiempo que había pasado en el hogar de La'eeb se había dado cuenta que no vivía en una zona residencial muy bonita ni segura, lo que le parecía raro, sabiendo que el turbante contaba con la disponibilidad monetaria suficiente para vivir si él quisiera en una mansión, mas no le había preguntado por cortesía. Sin embargo, no comprendía el por qué de esta decisión ¿Sería simplemente humildad? ¿O se sentía cómodo viviendo así?

No pudo seguir pensando en ello, pues había sido interrumpido por el kefia.

— ¡Fuleco! ¡Mira! ¡El palo de Brasil! — dijo mientras volteaba a ver al contrario de forma emocionada

El brasileño observó la impresión de La'eeb al quedarse embelesado por la aparición de una pequeña flor de aquella planta.

— Floreció... — pensó el armadillo. Realmente no creía que florecería en tan poco tiempo. De hecho, había llevado a la azotea a La'eeb para que únicamente logrará distraerse un poco de toda esa ardua tarea del debut.

— ¡Es increíble! ¡Realmente floreció! — agarró la maceta y lo acercó al rostro anonadado de Fuleco — ¡Tenías razón! Los cambios positivos nunca son demasiado pronto — exclamó jubiloso, para posteriormente dirigir su mirada de forma cálida hacia el armadillo y dedicarle un tierno abrazo — Fule...Gracias por llevarme a ver esto. Me siento mucho mejor. En serio, muchas gracias por apoyarme en todo esto. Te quiero

Fuleco correspondió felizmente el abrazo que le brindó el qatarí, sintiéndose agradecido por estar viviendo en ese momento con la reciente mascota.

— Yo también te quiero, La'eeb.

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Lol, volví después de no sé cuanto. Gracias por esperar, a pesar de la poca duración de este capítulo. Espero poder traer un nuevo capítulo entre la próxima semana

Si Alá lo permite (Fuleco x La'eeb)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora