| 6 |

118 14 13
                                    

Shigeo deseó en ese mismo momento enterrar la cabeza bajo tierra y esconderse del mundo, jurando que un abismo vertiginoso y sin fin se abría indiscriminadamente bajo sus pies.

Y es que, en cuanto se enteró por boca de su propio hermano que había llamado a Tsubomi la noche anterior para advertirle sobre ciertas cosas y de paso hacerle entender que él jamás le iba a perdonar una traición así, sintió que podría morir en ese mismo instante, y aún más sabiendo que la infiel de su ex novia no había tenido reparos en seguirle el juego, como si hubiera estado realmente con ella hace unas cuántas horas.

La inquietud y desazón de un inicio volvieron a sumergirle en ese pozo de oscuridad de donde creyó salir durante un tiempo, exactamente desde que rubio naranjo entró a su vida de una manera poco convencional y hasta íntima; sin embargo, y gracias a las agallas y poca discreción de Ritsu, descubrió que no había hecho más que evadir esa página desastrosa y sin título de su vida, con el bienestar de una odisea completamente aparte pareciendo salvarle de la otra cara de la moneda.

Su fatalidad debió ser increíblemente visible como para que ninguno de sus compañeros le dirigiera la palabra esa mañana, incluso su propio jefe pareció pasar de su presencia al verle como el joven moribundo y sin ya expectativas que era, arrastrándose como un ser incorpóreo por entre las mesas aún vacías del lugar.

Aquel día le tocó hacer limpieza y encargarse de lavar cada utensilio de cocina, incluyendo platos, vasos y cubiertos. Inugawa se encargaría de su labor de mesero, reemplazándole porque según algunos, la cara que traía ese día terminaría por espantar a la mayoría de la clientela. Shigeo no objetó ni puso pegas en cuanto el agua tibia impactó contra su piel, enfocándose en sus asuntos y logrando hallar una distracción en ese ir y venir que parecía del nunca acabar.

Eventualmente, y cerca de las cuatro de la tarde, Inugawa le llamó con cierta cautela, avisándole que tenía a alguien esperándole afuera del restaurante. No negaría que le tomó por sorpresa, mas no tenía los ánimos suficientes como para hacerse conjeturas sobre quién podría ser. Se secó las manos y salió por la puerta trasera, esquivando los contenedores de basura y encontrándose al doblar por la esquina con una silueta que prefería recordar en mejores días, cuando todo lo relacionado a un "nosotros" seguía sin irse a la mierda.

Una sensación amarga subió tortuosa hasta su garganta, robándole la capacidad de hablar por un momento, mas sin impedirle sostenerle de forma gélida y distante la mirada. Esos desagradables ojos azules le observaban con algo cercano a la complicidad, como si dieran por hecho que ambos sabían el por qué había ido hasta allí; su cuerpo pareció reaccionar en cuanto la vio aproximarse, con esa postura confianzuda y desenvuelta que muy a su pesar le encantaba en un pasado.

─Desde cuándo llevas utilizándome como excusa, Mob?─y es que para variar, tenía el descaro de volver a llamarle de esa manera una vez más.

─Seguro que tú no necesitabas utilizarme para verte a escondidas con ese imbécil─respondió de regreso, con una entereza que no prometía durarle demasiado─. Me equivoco, Tsubomi?

Aún así, le bastó con ver cierta alteración en su rostro siempre impasible, simulando que nunca nada estaría por encima de ella... exceptuando al bastardo con el cual lo engañó, por supuesto.

─Parecías el tipo de chico que respetaría el duelo de una relación acabada, Mob─Tsubomi no tuvo reparos en lucir dolida, afectada, como si no concibiera que hubiera otra en su vida tan pronto─, mas ya veo que no perdiste el tiempo para terminar en los brazos de otra persona─se llevó una mano al pecho, tornándose cabizbaja y dando la impresión de estar lamentándose muy profundamente─ sin embargo, cómo sé yo que no me estabas haciendo lo mismo? cómo sé que no estabas viendo a alguien más durante nuestra relación?

Encrucijada De Un Corazón Roto | ReiMobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora