Hange

219 31 0
                                    


Tuvo que seguir con su vida.

Su mundo no se podía romper, porque ciertamente un Jean bebé no le iba a dar le un descanso.

Tampoco le iba a importar que su papá tuviera sufriendo porque su amado no recordaba y se hubiera casado.

Quedarse en la cama, no era opción. Por mucho que a veces le doliera el corazón. Levi tenía que levantarse y atender a Jean, porque su pequeño no tenía la culpa por lo que estuviera sintiendo.

Jean movió la cuchara y la tiro al suelo mientras se reía pícaramente.

—¿Con qué se supone que comerás ahora? —Levi se burló cuando el bebé miró a su alrededor en busca de la cuchara. Cuando no la encontró lo miró a él con lágrimas en los ojos—dramático

Levi se agachó por décima vez a recoger la cuchara, para lavarla y ahora darle la comida. Claramente Jean tenía mucha hambre, porque el niño no volvió a intentar quitarle la cuchara. Esta vez recibió la comida feliz.

—Estás seguros de que es normal el niño sea tan gordo—Kenny miró a Jean—no te recuerdo tan regordete...

Levi puso los ojos en blanco. Según el doctor Jean estaba sano y fuerte. Por lo que era normal que el niño tuviera harta masita a su alrededor. Cuando creciera todo se iría a su crecimiento.

—No todos los bebés son iguales, hermano mayor—su madre le respondió alegremente a su tío mientras se sentaba al lado de él—Levi era muy pequeño cuando nació porque no me pude alimentar bien. Claramente mi nieto es una masita de amor, si está bien cuidado tanto en el embarazo como ahora.

Levi rodó los ojos, mientras le entregaba el postre a Jean. A esta edad Jean ya podía comer por sí solo, pero Levi prefería darle la comida para que no la derramara. Dejaba el postre para que hiciera el desastre que él quisiera... Como ahora que el niño había puesto la compota de pera en la cabeza, que se estaba poniendo por toda la cara y pelo... Como una mascarilla.

Jean movió sus manos y pies, feliz, mientras se reía.

Y de paso botó el pocillo de la pera al suelo.

—Me toca bañarlo—su madre se levantó feliz y cargó a Jean—Quien es el nieto favorito de la abuela Kuchel, eres tú. Mi bebé precioso.

—Papá —Jean se rio movió su mano para lanzarle un beso a Levi.

Había sido la primera palabra de Jean. Después había sido "Abuu". Jean lo utilizaba para tanto su madre como Uri y Kenny.

—Mocoso bonito—Kenny dijo entre molesto y divertido, pero Levi sabía que era su manera demostrar su cariño—¿Pensaste en lo que te dije?

Levi suspiró, tomó el vaso de té helado que tenía en la cocina.

¿Si lo pensó?

Por supuesto que lo pensó. Era mejor pensar en eso, que recordar recuerdos del pasado.

Joder, Levi no tenía ni idea que hacer con su vida, no tenía ningún precedente en el pasado más que matar titanes y ser bueno en la lucha.

Ahora ser un padre.

Kenny le había dicho si quería no trabajar que él se encargaría de todo. Pero eso le sentó mal, quería descansar claro, pero tampoco podía depender siempre de Kenny. Él lo único que era bueno era en hacer una buena taza de té.

—Soy bueno haciendo té—dijo Levi con algo de burla. Kenny se rio, pero se puso serio.

—Entonces quieres una cafetería.

RecuerdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora