Cambios

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El camino de los perdidos

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-Capitulo 6-

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-Cambios-

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Dione podía percibir que las cosas estaban considerablemente mejor ahora. Por lo menos en lo que respectaba a la pareja que la escoltaba.

El caballo que había sido destinado para ella volvía a ser de su uso exclusivo, pues a pocos metros adelante, Katarina y Lux compartían el otro.

—¿De verdad crees que deberemos dejar los caballos?

—Sí.

—¿Es realmente necesario?

—Sí.

—Decidí no traer a Cacao y Daga porque temía que en alguna parte del camino se complicaría el que nos acompañaran, aparte de que confió en ellos para cuidar nuestro hogar mientras estemos ausentes... pero estos son caballos reales de Kanay, son importantes también. No podemos perderlos. ¿Estás segura que podemos pagar un buen lugar para que los cuiden hasta nuestro regreso?

—Sí.

—¿Y si los roban? Deberemos retribuírselos de alguna forma a la reina. Estas monturas son realmente costosas, trabajaremos por años para el reino para poder pagar una deuda como esta. Y se que tenemos demasiado dinero entre ambas ¿Pero podemos permitirnos un gasto así?

—Sí.

—¡Necesito que me des mejores respuestas, Katarina!

—¿Eh? ¿De verdad?... pero estoy muy convencida de lo que estoy diciendo ¿No es suficiente?

—¡Solo me estás contestando con una sola palabra!

—Pero totalmente convencida de esa palabra ¿Lo ves?

—¡Eso no me ayuda!

—Ya veo. Está bien. Trata de nuevo. Vamos, deslúmbrame con otra de tus ocurrencias para preocuparte por nada y contestare mejor esta vez.

—...

—¿No más dudas?

—¡Tengo miles!

—Dime entonces.

—Entiendo las complicaciones que pueden existir por tratar de cruzar el mar por Trevaler, pero creo que nos conviene, aun así, ya que es un conjunto de aldeas mas evolucionadas de Noxus y seguro que nos podemos hacer con un mejor navío para cruzar el mar. Y sí, es verdad que yendo camino a Glorft no tenemos muchas complicaciones con los conflictos por las naciones, pero... ¿Conseguiremos un buen trasporte desde allí a Kalamanda o Urzeris?

—Por supuesto.

—...

—Esas fueron dos palabras, no te puedes quejar esta vez.

—Bájate del caballo.

—Pero estoy demasiado cómoda aquí.

—¡Pues yo no! ¡Estas encima de mí, me hace demasiado calor! ¡Y no estás ayudando!

—¿Es así?

Katarina se pegó aun mas a la espalda de Lux, rodeándola con sus brazos por la cintura y dejando que mentón descansara en el cuello de la maga.

Hacia tiempo que le había cedido las riendas a la rubia y estas las sostenía dejándolas descansar junto con sus manos en el borren delantero del asiento, por lo que el animal caminaba tranquilo y en la única dirección que le marcaba el camino con lentitud y sin pausa.

El camino de los perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora