10. Pesadillas.

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Lea.

Al día siguiente papá se fue a trabajar muy temprano y no me dio tiempo de averiguar porque carajos dijo eso. Y termine yendo de compras con Diana mientras Rafael estaba en la escuela. Papá llego en la noche y lo volví a ver poco, converse con el pero todo muy superficial y despues de bañar a Rafa porque insistió en ello nos fuimos a dormir.

Despierto de repente en medio de la noche, sudada y con lágrimas en mis pómulos. Me siento a la orilla de la cama para calmar mi respiración y me repito que solo fue un sueño, que no está aquí que aunque se sintiera tan real no es real. Intenté conciliar el sueño pero fue imposible. Reviso en mi reloj de la mesita de noche y son las cuatro de la mañana. Opto por un baño para relajarme. Cuando entro de regreso al cuarto un ruido me exalta y me hace revisar estéricamente la habitación.

Jonah esta aquí.

Fue lo primero que pensé.

Pero después recuerdo los dos balazos que Andrea le disparó. Debe estar en una camilla en algún hospital, o en peores casos, muerto.

Cuando me doy cuanta fue un libro que cayó al piso al tropezarlo.

Suspiro de alivio y termino sacando ropa deportiva del closet. Salgo a trotar por la residencia ignorando qué hay nieve para despejar la mente. Vuelvo a casa y no hay nadie en casa lo sé porque cuando voy a la cocina por desayuno hay una nota de Diana encima del desayunadero con unos omelettes que se ven deliciosos.

Disculpa no poder desayunar contigo. Saliste muy temprano, tengo que llevar a Rafael al fútbol y hacer unas compras, con amor;

Diana.

Sonrio. Se que papá tampoco está porque sale muy temprano de casa. No me queda de otra que comer sola.

Mientras saboreo ese increíble desayuno pienso en lo que dijo papá hace dos noches.

Ya no creo que estuviese hablando de trabajo. Y porque dijo que estoy involucrada. No entiendo nada.

Suena mi teléfono y cuando reviso es un mensaje de Gina preguntando si estoy libre para almorzar en un restaurante lindo en la ciudad. No se como explicarle que no estoy en su ciudad.

Es domingo, mañana trabajo así que debería irme. Tampoco es que tengo mucho que hacer acá. Necesito terminar unos diseños mañana. Escucho la puerta principal cerrarse y se quien se aproxima y lo espero extrañada.

Es raro que este a estas horas en casa.

"Hola papá." Le sonrió desde la mesa.

"Fuoco, buenos días. ¿Como dormiste?" Me pregunta y me da un beso en la frente.

Dormir no sería la palabra.

"Bien, es como si nunca me hubiese ido." Bromeo y el ríe.

"¿Comiste?" Asiento y arrugo las cejas.

"¿El plato vacío justo enfrente no te dice algo?" Señalo el plato.

El lo ve y se pone la mano en la nariz.

Algo lo está molestando.

"Lo siento, estoy un poco distraído. últimamente "

Va por un vaso de agua.

"Lo he notado." Digo y me lavanto para lavar los trastes. "¿Todo anda bien?" Indago y abro el agua.

No creo que me diga algo pero preguntar no hace daño.

"Si, todo bien." Toma un sorbo del vaso y dice. "También discúlpame por no compartir contigo estos días. Francesco esta en Italia y sabes que ahora todo queda en mis manos."

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