Capítulo 3

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Chuuya:

...
-Así que es por eso...- susurré mientras lo observaba. Probablemente mi mirada expresaba algún tipo de dolor pues el cambio su postura y... su rostro ahora reflejaba odio, pero no hacia mi, era odio a el mismo.

Aparte la mirada pues ahora mis ojos se estaban cristalizando. No podía creer lo débil que era.

Así que está clase de mounstro soy...
No soy capaz de ayudar a nadie a nada más que a morir...

-Oye... ¿Chuuya cierto?- habló en castaño.

-Me niego.- interrumpí.

-¿Qué?- el castaño parecía sorprendido.

-Que me niego a hacerlo. No quiero. Me prometí a mi mismo jamás volver a matar a alguien. Eso significa jamás tocar a alguien. Así que alejate de mi, existen muchas maneras de suicidarse así que vé y haz lo que sea que tengas que hacer para morir porque por mi parte no obtendrás nada.- comencé a caminar lejos de él, supuse que comprendería, no parece una persona tonta.

Justo cuando iba a adentrarme nuevamente al bosque, sentí su toque en mi muñeca.

-¿QUE MIERDA HACES? ¡TE DIJE QUE NO!- respondí de inmediato, empujándolo con la mano que tenía libre. El contrario cayó al piso.

-¡TU NO ENTIENDES! ¿CREES QUE NO HE INTENTADO TODO YA?- busque su mirada y en efecto, en ella había desesperación.

-¡SI, NO LO ENTIENDO! ¡Y TU TAMPOCO ENTIENDES EL PORQUE NO QUIERO!- es la primera vez... Que le grito a alguien.

-Tienes razón... Probablemente no te entiendo pero si yo te explico podrás comprender el porque quiero morir.- dijo mientras se ponía de pie.

-No tengo interés en saber el porque quieres morir, te dije que me prometí jamás matar a alguien. Solo vete y déjame en paz.- El contrario no se levantó, yo seguí caminando hasta encontrar el lugar donde siempre recolectaba bayas.

°°°

Llegué hasta aquel punto en un par de minutos pero cuando estaba a punto de recolectar las bayas me dí cuenta de que no lleve alguna cosa en que llevarlas.

-¡Maldita sea! ¡Día de mierda!- grité para mí mismo.

-Para ser un Ángel eres bastante grosero- nuevamente el castaño estaba acechandome, detrás mío.

Me dió un susto escuchar su voz irritante.

-Eso no es algo que te incumba y, ¿me vas a seguir todo el día?- dije.

-Me estás obligando a hacerlo Chuuya- este tipo de verdad no se cansa.

-No lograrás nada. Solo estás perdiendo el tiempo.-

-Soy lo suficientemente persistente. No tienes ni idea de cuántos intentos de suicidio tengo en mi historial.- dijo el contrario con una calma inhumana.

No me cabe duda de que es un maniático.

-No tengo intenciones ni de considerar tu petición.- mientras lo observaba, él se encontraba ya cerca de los arbustos de bayas.

-Lo sé, lo dijiste antes pero... ¿Qué te parece si te convenzo?- hasta ese momento dirigió su mirada a mi.

-Dije que...- respondí.

Por favor, no me toques | Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora