II

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Abrí el mapa turístico que tenía sobre la cama, miré cada uno de los puntos rojos que había marcado últimamente y anoté en mi celular la dirección del siguiente destino al que me dirigiría.

Me había propuesto recorrer la ciudad completa, pisar cada esquina que sea de mi atención de este lugar que me recibió durante tantos años. Y una de las cosas que más frecuentaba eran las cafeterías, por lo que mi primer objetivo confiando que me alcanzaría el tiempo, era recorrer las cafeterías de Tottenham. Hoy caminaría hacia Sweet vinyl & coffe. Estaba alejado, pero aún podía permitirme esa actividad.

Metí en mi cartera de mano mi bloc, mi set de lápices, unos prendedores de maqueta, borradores y una cajetilla de tabacos naturales. Acomodé mis pendientes grandes, las pulseras en mis muñecas, el tapado sobre mis hombros y salí de ahí sintiendo el salto de la tela del vestido así como bajaba las escaleras. Caminaba con los audífonos puestos, era consciente de que recibía una que otra mirada, suponía que era lo llamativo que resultaba ver a una mujer mayor de 35 años con los audífonos puestos en la calle. Era eso, o que llevaba la música más fuerte de lo pensado y todos sabían que iba escuchando It's all coming back to me now.

De todas maneras, ya era una señora, hace muchos años que había dejado de escuchar One Direction.

Había una brisa de otoño que me elevaba el vestido de seda negro, los botines de cuero negro y taco resonaban en las calles pese a haber tráfico, podía escuchar mis pasos aún con la música. El sombrero fedora que llevaba impedía que mi cabello se desordenara, y agradecía la opción que había escogido.

Así como yo entraba salía una persona, me giré cuando me cedió la pasada sujetando la puerta para mí y agradecí sonriéndole. Busqué una mesa desocupada quitándome los audífonos, me recibió el cálido olor del café, el murmullo de las personas manteniendo una conversación, carcajadas limpias y relajadas, sonaba Thomas Doherty con una versión de I'll make love to you en acústica contemporánea, era un actor y cantante británico, llevaba sonando mucho en la radio últimamente, tiene una voz impecable. Pero no sabía específicamente si era mi gusto.

Me senté y miré hacia mi alrededor identificando largas filas de vinilos, una pared con casete y eso llamó mi atención, ya no salía, eran antiguos, lo suficiente como para que prácticamente hayan desaparecido. Sonreí mirando la pantalla de mi celular y desvié mi atención a la chica que se paraba a mi lado para recibir mi orden. Habían cosas que tenía prohibido consumir, unas que había dejado de ingerir porque notaba que funcionaba mejor y otras que mi cuerpo había comenzado a rechazar, así que era bastante estricta a la hora de comer afuera.

Saqué mi bloc, volví a mirar la hora, tenía una manía con los números del reloj, revisé mis lápices y agarré un grafito 2B, tracé una línea para sacar punta y sonreí cuando dejaron mi taza sobre la mesa. Puse mis dedos aferrando mis uñas largas y negras en la hoja simulando un árbol, marqué límites y distribuí en garabatos lo que quería lograr. Alcé los ojos y respiré hondo llevando el líquido a mis labios, tenía el punto caliente justo, y bebí gran parte de la taza de golpe. Me concentré por largos minutos, no había tocado nada para comer, los lápices me tenían absorta al hambre de mi organismo y el molestar en mi espalda por la incomodidad de la posición en la que permanecía sentada. Tomé el impulso después de casi una hora para alzar la mirada y llevé la taza a mis labios, llevaba el rato de estancia divisando a algunos pararse de sus asientos y caminar hacia el tocadiscos, sacaban un vinilo y colocaban una canción del agrado propio, lamentablemente no había coincidido con ningún gusto, estaba al paso de ponerme mis audífonos, pero para ser un café con música, era un desaire. Hasta que consideré ponerme de pie y caminar hacia la esquina donde estaba el aparato, miré la cara del álbum y sonaba Blackalicious, Imani era un buen álbum, pero pésimo para un lugar como este. Me apresuré a caminar hacia los estantes repletos de cellos y comencé a buscar algo que llamara mi atención, estiré la mano para agarrar Lady Soul de Arteha Franklin y caminé hacia el tocadiscos, saqué la funda y alcé el cabezal, mis dedos se detuvieron en seco al sentir la piel fría de otro cuerpo, hice mi mano puño y me giré para encarar.

The orchestra of painDonde viven las historias. Descúbrelo ahora