4. Sobre el agua

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"Cuando nos acercamos a un ser con amor, creamos conexiones milagrosas"

Esa mañana había sido lo suficientemente acalorada, provocando que todos se levantaran temprano a hacer los trabajos del día. Ya habían pasado algunos días desde la Megafiesta, según Lo'ak, y parecía que todo estaba en orden.

El menor de los varones Sully salió muy emocionado de su casa, justo cuando Alfa Centauri tocara su punto más alto todos saldrían a reencontrarse con los Tulkun. No quería llegar tarde con Payakan, Tsireya le había dicho que ellos eran muy puntuales.

Ya podía imaginar lo contento que se pondría al saber que se quedarían allí, en el arrecife.

Estuvo toda la mañana tejiendo redes, moviendo materiales y ayudando a los Na'vi ancianos; en realidad eso último era trabajo de su hermano mayor, pero al pobre no lo habían dejado hacer nada que comprometiera estar fuera de casa.

Lo'ak se sintió mal al recordar que Neteyam no había podido celebrar su fiesta de cumpleaños y que hasta hoy había pasado encerrado en el Marui de la familia, todo por una tonta medusa.

Ronal había dicho que debía esperar una semana para tocar el agua, pero lo cierto era que desde el último gran enfrentamiento el mayor de los hijos Sully no había llamado a su Ilu siquiera.

No había ido a pescar, no había hecho ningún trabajo de mar abierto y la única vez que les toca estar en el mar, justo en ese momento, le pica una medusa.

— Debe estar resentido ese Ilu — dijo el menor de los varones, mientras terminaba de ordenar las canastas llenas de semillas húmedas.

— Los Ilus no se resienten, ¿qué le hiciste? — Rotxo se acercó con dos canastas más, las dejó en su lugar y esperó a que Lo'ak respondiera.

— No lo digo por mí, es Neteyam. No ha visto a su Ilu desde hace dos meses casi — ambos jóvenes caminaron a paso lento hasta los Metkayina adultos, esperando que dieran otra orden para ayudar.

— Oh, es una pena.

— Sí, me hubiera gustado que viniera a ver los Tulkun hoy.

— ¿No vendrá? — preguntó el Metkayina extrañado, pues solo había sido un piquete de medusa, nada grave. A la mayoría de niños del clan les había pasado, por lo menos una vez.

— No, la señora Ronal dijo que debía esperar una semana para entrar al agua ya que no tenemos un físico como ustedes, y solo han pasado cuatro días. — el menor suspiró —  Y eso no es lo peor.

Lo'ak pasó una mano por su cabeza, aquello le hizo recordar que su madre le había trenzado el cabello y que Tsireya lo había elogiado por ello. Se había tomado en serio las palabras de su padre, estaría bien peinado de ahora en adelante.

— ¿Hay algo peor que estar encerrado? — preguntó Rotxo, para él, no tener libertad era el peor de los castigos.

— Créeme, le están dando otra vez esa medicina que parece dejarlo en coma etílico — el muchacho azulado comenzó a caminar tabaleando, fingiendo estar ebrio.

— Que mal, espero que se recupere pronto.

— Yo también, es lo que más deseo. 

Como nadie les decía en qué podían ayudar, ambos muchachos disimuladamente huyeron de las tareas que quizás faltaban por hacer.

— ¿Cuánto falta para que suba del todo Alfa Centauri? — Lo'ak preguntó en voz baja.

— Media hora, tan sólo media hora y veré a mi hermana espiritual — escuchó el muchacho Sully a una chica cantar, volteó para observarla.

Los planes de Eywa - Aonung x NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora