¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La campana suena, anunciando el final del descanso para los alumnos. Su grupo de amigos resuella coordinados, ella se ríe bajo, actúan tan parecido que Nakime jura que podrían compartir una sola neurona.
Estaban sentados en unos bancos bajo un árbol cerca de la cancha de voleibol de la academia. La sombra los cubría en su mayoría por lo que era perfecto para balancear el efecto abrazador sol.
A lo lejos por el rabillo del ojo, alcanza a ver a la muchacha que entró recientemente a su clase. Nakime se tranquilizó -por alguna razón que no comprende- cuando notó que estaba más tranquila.
Al parecer tenía amigos de otros cursos, puesto que a su alrededor habían varios alumnos. Reconocía a algunos.
Dos ellos eran bastante populares; uno rubio de puntas rojizas al igual que sus ojos, tan determinados y carismáticos, con una sonrisa gigante de oreja a oreja en el rostro. El otro era uno albino, de ojos color vino y poco maquillaje; era atlético y estaba en forma, además, tenía una sonrisa pícara que atontaba a cualquier muchacha que se le cruzará.
A los otros no pudo distinguirlos, salvó a uno de cabellos negros y ojos de distintos colores. Dejó escapar un gruñido inconscientemente.
Ume, una de sus amigas, notó la ausencia en la plática de su amiga. Y es que, aunque no hablara a veces podían contar con la opinión de la muchacha de cabellos largos.
Era raro que no prestará atención.
Fijo su vista a dónde Nakime veía y se confundió ¿Acaso esa muchacha la había molestado? Se sintió molesta, porque jamás había visto a esa chica.
Nakime en cambio, sigue persiguiendo con su mirar a la de cabellos oscuros, parecía tener toques rosados... No, era su imaginación. Por alguna razón y desde que llegó no ha podido despegar el ojo de ella.
Es extraño, pues normalmente nunca se pone a analizar nada que no tuviese que ver con sus amigos o la escuela en general.
Es por eso que hasta a la misma Nakime se extraña que esa muchacha le interese tanto.
«¿Será por su cabello? ¿O por su actitud? ¿Por qué sonríe todo el tiempo?...» Piensa confundida, una y otra vez. -No tiene sentido.
Los demás, contagiados de la confusión de la orbes rojizos dejan de hablar y voltean hacia su lugar. Cada uno con una mueca. Nakime tarda en darse cuenta de ello y cuando finalmente lo hace, se sorprende.
-Eh... ¿Sucede algo? -. Se aventura a preguntar.
Los demás, perplejos aún, niegan y continúan, a excepción de Ume.
Se siente curiosa de que es lo que su amiga podría tener. No sabe si es por culpa de esa chica o si es otra cosa, pero por más que quiera averiguar, tampoco quiere problemas.
Suspira, finalmente regresando a la plática de sus camaradas sonriente, disimulando su extrañes.
Nakime, por su lado, no deja de mirar a la muchacha ni un segundo hasta que la campana vuelve a sonar.
Es cuando se da cuenta que ha perdido todo el receso metida en su cabeza y que no había dado un solo bocado a su almuerzo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
NA: Kanroji tendrá el cabello tintado de negro, por si se llegan a confundir.