錯乱 : thirteen.

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TW:

—Homofobia internalizada.
—Lenguaje soez.
—Posible contenido sexual¿ No sé cómo clasificarlo.

NA: me disculpo de antemano si no logro tocar algún tema adecuadamente, hago lo que puedo en base a mi experiencia e investigación.

NA: me disculpo de antemano si no logro tocar algún tema adecuadamente, hago lo que puedo en base a mi experiencia e investigación

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Nakime se negaba a aceptar que le gustaba Kanroji.

Es decir, la joven era un caramelo en persona. Tan tierna y angelical, su sonrisa era brillante y sus ojos por igual eran hipnotizantes.

No había tenido la oportunidad de ver su cabello en su máximo esplendor, pues según Mitsuri antes era rosado con las puntas verdes. Le hubiera gustado verla así.

Seguro que se habría visto más bonita.

Su cuerpo era perfecto. No tenía muchas curvas pero tampoco era plano; tenía un perfecto dezlis en su espalda que hacía notar su trasero y sus bien trabajadas piernas, su abdomen no se veía mucho y su pecho no era tan grande como otros esperaban que fuera.

Pero pensar de aquella forma en esa dulce chica desesperaba a Nakime.

¿Por qué pensaba así de ella? ¿Por cada que se veian su corazón se aceleraba tanto que parecía saltaría de su pecho? ¿Por qué ya no era suficiente solo tomar la mano de la muchacha al caminar?

Su cabeza se volvió un mar de dudas, de incertidumbre. Odiaba eso.

Y aunque hacía días había dejado de preguntarse el porqué de muchas cosas, ahora no podía evitarlo. Estaba ansiosa.

Y no quería pensar que aquello era amor. Porque ella era heterosexual. Nakime Sato era heterosexual.

O eso quería pensar, pero para aquellas alturas, ya lo dudaba.

Sabía de antemano que aquello no estaba mal; al menos Ume le había dejado claro que gustar de alguien de tu mismo género no tenía nada de malo.

Pero no podía evitar sobre pensar las cosas. Había mil y un de posibilidades sobre relación actual con Kanroji. Y la verdad era que no quería arruinarla.

Quería tanto a Kanroji. Amaba cada cosa de la muchacha. Aún si ella presumía no ser perfecta, aún si muchas veces dijo odiarse a si misma. Ella la aceptaba y quería como tal.

Pero el solo pensamiento de que Kanroji se alejara de ella por malinterpretar sus sentimientos la aterrorizó.

Tal vez Kanroji no gustaba de ella. Tal vez todo era simple y única amabilidad. Tal vez se sentía en deuda con ella por hacerla sentir mejor, por estar allí cuando lloró por la incompetencia de sus padres.

Pero sabía que si no sé arriesgaba nunca podría saberlo.

—¡Mierda! ¡Mierda y más mierda! — Grito contra su almohada recostada en su habitación.

Había estado toda la tarde intranquila, dando vueltas en la cama como aquella vez. Solamente que ahora no sabía que hacer.

Estaba frustrada, no quería arruinar su amistad con Mitsuri solo por confusos sentimientos que Ume le planteo hace menos de dos semanas. Pero a la vez, quería que las cosas avanzarán más allá de abrazos y agarrarse de la mano.

Ansiaba de alguna manera, formar parte de la vida de Mitsuri cómo algo más.

Mentiría si en algún momento no hubiera tocado con suavidad y lentitud sus labios, imaginando que en algún momento serían los labios de Kanroji en vez de sus dedos.

Mentiría si dijera que no se sonrojó —y puede que, excitó un poco— y enloqueció al ver a Kanroji en el uniforme deportivo de la escuela. Sus blancas y suavecitas piernas resaltadas gracias al short, su figura delineada por la ajustada camisa y...

«¡Nakime Sato controlate!» Se dijo a si misma. Había estado de pie estática observando a la otra moverse con agilidad mientras jugaba al voleibol en esa ocasión.

Y vaya, ese es un recuerdo que atesora con todo su ser.

Pero aún así, tenía miedo.

Tenía miedo al rechazo, al abandono, al odio.

A qué Kanroji dejara de verla como una amiga y la rechazara, a que la abandonará y se fuera de su lado. A que comenzará a odiarla.

No sabía que hacer, se sentía tan confundida. Estaba atrapada en sus pensamientos, en aquellos tortuosos pensamientos que lo único que hacían era mostrarle posibles escenarios donde Kanroji la dejaba de lado solo por su sentir.

Y lo odiaba. Se odiaba a si misma y a ese creciente sentimiento que nació de repente.

Que sin querer se instaló en ella cuando conoció a Kanroji y que cooperó para hacer florecer.

Sentimiento que, estaba matando su ser por dentro.

—Kanroji, te amo y te odio. ¿Por qué tenías que ser tan perfecta y aparecerte justo ahora?

 ¿Por qué tenías que ser tan perfecta y aparecerte justo ahora?

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Not so straight.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora