El destino es una perra.
Hace lo que quiere y lo que se le viene en gana.
Sin embargo, Nakime no termina de entender como es que terminó en su habitación, a solas con Kanroji.
Besándola.
Al principio estaban haciendo un proyecto; era de una clase artes y consistía en ambas crear una pintura que representará un tema actual que tuviera revuelo.
Nakime estuvo segura de que vio a Kanroji saltar en su asiento cuando se enteró de ello. Se vio tan emocionada que por segundos dudó de que fuera la misma chica que hace días estaba tan desanimada que no parecía siquiera tener vida en sus ojos.
Y cuando la joven recurrió a ella con una sonrisa tímida y una pregunta tan suave que había estado esperando no pudo evitar decir si.
Aunque era algo que de alguna forma veía venir, se sintió feliz.
Sin embargo las cosas se salieron muy de sus manos en cuanto llegaron a su casa.
Kanroji parecía estar fascinada con el estilo que mantenía. Aún si ella lo veía como simple.
Platicaron durante un buen rato, mientras reunían materiales y a su vez Nakime preparaba unos cuantos aperitivos para más tarde.
Recuerda haber estado mucho más distraída que los últimos días. Recuerda que se perdió en aquel bonito y tenue brillo que Kanroji tenía en sus lindos ojos verdes. La atraían como si fuera una brillante piedra preciosa.
Sus manos estaban inquietas, moviéndose de lado a otro y temblando como un terremoto. No podía controlarlo. Tal vez no si daba cuenta de ello.
Kanroji, de un momento a otro, empezó a decaer. Su voz dejó de ser segura y emocionada a tímida y nerviosa.
Nakime no lo pensó dos veces antes de abrazarla con todas sus fuerza, rodeando con sus brazos el cuerpo contrario con el objetivo de transmitir todo su calor.
—No estás sola... — Murmuró. Escuchó a Kanroji chillar y luego comenzó a llorar.
No supo ni porque dijo lo anterior, pero, lo que si sabía era que no le gustaba ver a Kanroji así. Ver a la azabache teñida —porque ahora sabía que ese no era su tono natural— en un estado tan deprimente apretaba su corazón.
Lo hacía como hacía tiempo nada había hecho.
Kanroji empezó a disculparse, entre lágrimas y sollozos su voz se disculpaba por ser inútil, por ser tan molesta y por solo significar una carga para Nakime.
Porque ella así se veía. Ella sentía que no había hecho más que molestar a Nakime desde el día en que apareció.
Y Nakime se encargó de estar ahí y no lo soltarla. No aflojó su agarre en ningún momento y la sostuvo cerca. Le hacía saber con palabras suaves y tiernas que no era una molestia y que al contrario, Nakime agradecía haberla encontrado.
Y todo sucedió tan rápido, que para cuando menos se dió cuenta los labios cerezos de Mitsuri se unieron con los suyos.
Se quedó estática, no supo reaccionar.
Ninguna se movió, solo se mantenían unidas por inesperado beso que aunque no lo pareciera, necesitaban.
Kanroji fue la primera en apartarse, nerviosa y asustada.
Nakime estaba confundida, tenía calor y también estaba asustada.
—Ay...
—¡LO SIENTO MUCHO!
—¿Qué...? ¡Espera Kanroji!La muchacha se retiró, corriendo de la habitación y empujando a Nakime mientras se ponía de pie.
La de piel pálida sollozó. No quería expresarse así. Y aunque solo dijo una palabra, tal vez se malentendio.
«Dios... Ume tenía razón, soy demasiado seria y hasta lo que digo con buena intención se ve que lo digo enojada» Piensa la joven poniéndose de pie con cuidado, aún procesando lo que acaba de pasar.
—Espera... ¡KANROJI VUELVE!
Y salió corriendo de su habitación.
NA: algo dramático y feo, pero ya casi llegando al final.
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Not so straight.
FanfictionDónde Nakime dice ser heterosexual. Hasta que conoce a Mitsuri. ౨ৎ⠀Nakime × Mitsuri. ౨ৎ 09/01/23, at 10:11 PM. ౨ৎ⠀@emmifckxfff_