7.

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Me desperté con dificultad para abrir los ojos, el sol que entraba por la ventana me pegaba directo en la cara. Me acomodé en la cama sintiendo un peso en mi cintura, con una mano me tapé la cara para protegerme del sol y baje la vista hacia la cama encontrándome a Emi enrollado en las sábanas, abrazado a mi cintura. Sonreí cuando recordé lo que pasó anoche, cuando volvimos a mi habitación no pasó mucho por el simple hecho de que él estaba un poco borracho y no quería hacerlo así, así que después de muchos besos nos acostamos a dormir y siendo sincera, hace mucho no dormía tan pacíficamente. Manotee mi celular de la mesita de luz y me fijé la hora, 11 de la mañana, por suerte hoy no había entrenamiento...
Me levanté despacio sin hacer mucho ruido dirigiéndome hacia el baño para darme una ducha y prepararme para un día tranquilo sin mucho por hacer. Salí una media hora después con una toalla alrededor de mi cuerpo, mientras el pelo húmedo goteaba en mi pecho y espalda, con cuidado abrí el mini armario de hotel donde tenía mi ropa, la cual me olvidé de elegir antes de entrar al baño.

–Buen día, hermosa– escuché su voz ronca atrás mío, al darme vuelta estaba ya sentado en la cama con cara de dormido y una sonrisa

–Buen día, ¿cómo dormiste?– terminé de elegir lo que me iba a poner, cerré la puerta del armario y con la ropa en la mano caminé hasta los pies de la cama, enfrentando a Emi

–Muy bien, ¿y vos?– esa sonrisa hermosa no se le borraba nunca, hasta me la contagió a mí

–Perfecta– lo miré a los ojos, no teníamos que hablar mucho para saber qué significaba esto– Me voy a vestir y vuelvo

–Podes cambiarte acá, no muerdo– dijo el chistoso, me di media vuelta para volver al baño y lo escuché de nuevo– ¡Que aburrida!

Me terminé de vestir y volví a salir, él seguía en la cama con el celular en la mano y la sábana hasta la cintura dejándome ver su abdomen marcado, no les voy a mentir sentí como me faltó un poco el aire.

–¿Qué hacemos hoy?– dije mientras me acercaba a la cama para sentarme en el lateral de ésta, al lado de él

–¿Qué querés hacer hoy?– me contestó, ladeando un poco su cabeza y mirándome a los ojos mostrando su interés en mí–Lastima que no nos levantamos a las tres de la tarde, porque la merienda es mi parte favorita del día– se recostó de nuevo en la cama mientras yo me empecé a reír

–¡La mía también! Salgamos a desayunar dale, es el único día libre que tenemos– junté su mano con la mía y me acerqué más a él, inconscientemente empecé a hacer puchero lo cual generó que se ría de mí

–Isa haces el mismo puchero que tu papá, me gusta Scaloni versión mujer– abrí grandes los ojos después de escuchar sus palabras

–¡No soy igual que mí papá!– dejó salir una carcajada que más me indignó

–¡Eso es lo que mas te soprende! Te dije algo lindo– me mordí el labio inferior después de verlo a él haciendo puchero

–No te como la boca porque no te lavaste los dientes todavía

–¿Eso solo te lo impide?

–Sí, aparte anoche estabas tan borracho que todavía debes tener sabor a alcohol– esta vez él abrió la boca ofendido

–No estaba borracho, mentirosa– me reí de la cara que puso y él aprovechó mi distracción para tirarme del brazo encima de él

Como consecuencia quedamos muy cerca, él tenía las piernas levemente abiertas y yo quedé acostada en medio de ellas, nuestras narices estaban a un centímetro de chocarse, nuestros pechos se movían rápidamente en sincronía por lo nerviosos que lógicamente nos poníamos al estar tan cerca del otro. Cuando me quise dar cuenta lo tenía en mi cuello por cuarta vez en menos de un día dejando besitos chiquitos

te quiero - emiliano 'dibu' martinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora