O5 . 𝗔lejandro Vargas

5.5K 238 18
                                    

Era el tu cumpleaños y habías viajado 1 hora en avión solo para pasarlo con tu persona favorita. El plan no era tan rebuscado, irían a comer a un restaurante y después a casa de Alejandro a pasar la noche.

Estabas en la casa que habías comprado para cuando visitaras México, arreglándote para ese día especial, no faltaba mucho tiempo antes de que Alejandro tocara tu puerta.

Miraste tu reflejo en el espejo por última vez antes de escuchar el timbre de tu casa sonar. Tomaste tu bolso y abriste la puerta.

— Hola —Sonreíste ampliamente.

Las manos de Alejandro se colaron por tus caderas atrayéndote a él al instante. Su rostro estaba en tu cuello dejando pequeños besos.

— Tu barba me da cosquillas —Reíste— Me parece que estas de buen humor.

— Tú eres mi buen humor —Finalmente desenterró su rostro de tu cuello para poder mirarte con una amplia sonrisa.

— Oh, te pusiste romántico, que repulsivo —Sonreíste.

— ¿Estas lista?

— Algo así —Cerraste la puerta y acomodaste tu arete antes de seguirlo hacia su coche.

Te abrió la puerta y subiste al coche. Durante todo el camino se limitaron a platicar de cómo les había ido por esos días que habían estado separados o a escuchar la radio.

Cuando llegaron al restaurante buscaron una mesa alejada del resto para poder estar más tranquilos.

— Deja voy al baño —Le dijiste mientras se sentaba, él asintió.

Dejaste tu bolso con él y emprendiste camino hacia el baño. Entraste en este y lavaste tus manos, te mirabas continuamente en el espejo asegurándote de que todo siguiera en su lugar.

Llevabas un lindo vestido que te llegaba arriba de la rodilla. Te sentías confiada en él.

Peinaste un poco tu cabello antes de salir del baño, caminabas con la mirada baja por lo cual no fue sorpresa cuando chocaste con uno de los meseros.

— ¡Disculpa! No veía por donde iba —Lo miraste.

— No hay problema, bonita.

— Eh, bien —Asentiste y te retiraste lo más rápido posible.

Cuando llegaste a la mesa y tomaste lugar, la mano de Alejandro automáticamente se coló por debajo de tu vestido apretando tu muslo.

— Tus manos están heladas —Te quejaste.

El pelinegro soltó una carcajada aún mirando el menú, tu apoyaste tu cabeza en su hombro intentando ver qué podías pedir cuando una voz interrumpió tus pensamientos. Te despegaste de el hombro de Alejandro y levantaste la mirada.

— ¿Lista para ordenar? —Era un camarero que parecía solo hablar para ti.

Era el mismo con el que habías chocado hace rato.

No sabías si era por la mano de Alejandro apretando tu muslo o por su intensa mirada sobre ti, pero te sentías nerviosa, al punto de casi no poder decir una palabra.

— Eh —Miraste el menú de reojo antes de decir algo.

— No, aun no lo estamos —Te interrumpió.

— Bien —El camarero suspiró, apartando la mirada de Alejandro para posarla sobre ti— Por cierto, ese vestido se le ve de maravilla —Sonrió.

Lo miraste con vergüenza, la mano de tu pareja escalo más de lo que debería haciéndote pegar un brinco.

𝐂𝐎𝐃 𝐒𝐌𝐔𝐓 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora