Capitulo 11 Todo puede pasar en la oscuridad parte 2

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El alfa corría tras su compañera. Lo cual no tenía sentido ya que la había perdido de vista. Corría a ciegas guiándose por el casi tenue olor de Toga, la oscuridad del bosque hacia lo suyo. Provocado que las cosas se vieran terroríficas por la falta de luz. Solo podía oír el ruido de sus pies a pisar una rama. Tenía miedo que un animal salvaje estuviera cerca, pero todo era tan tranquilo. Y eso le asustaba más.

Aún podía recordar esa sombra en el árbol ¿Que era eso? ¿Un animal? ¿Pero de que clase? Su lámpara de su arma iba de un lugar a otro iluminado para poder ver. De tanto correr se detuvo un poco a recuperar el aliento. Puso su espalda en un tronco de un árbol. Respiro profundo y exhalo para regular su respiración. Pero hizo todo menos eso. Sus pupilas se dilataron a percibir por su nariz un delicioso olor a manzana.

Era dulce, demasiado como a manzanas acarameladas. ¡Era un Omega! Un Omega dueño de un olor increíble. Se dio la vuelta olfateando el trocó donde provenía el olor. En efecto ahí era la fuente. El alfa fue guiado por su instinto animal para encontrar a ese pequeño que lo atraía con su olor y eliminaba cualquier pensamiento inteligente. El olor estaba dispersado por todo el lugar.

El rastro continuaba más adelante en otro tronco que igual que el anterior tenía impregnado la fragancia de Izuku. Twice sin saberlo iba siguiendo ( rastreando) ese olor sin tener idea que iba a una trampa.

Su animal interno estaba moviendo la cola feliz, reconocía que el dueño de tal fragancia era un Omega de alta categoría. Un dominante, jamás había visto uno con sus ojos y su alfa estaba encandilado por este. Siguió con sus pies el camino hasta que vio una sombra pequeña y delgada gracias a la luz de la luna.

Se movía con gracia y delicadeza, como si cada paso que daba bailara o flotara en el aire. Esa figura se escondía tras un árbol y volvía a salir para repetir lo mismo dejando su aroma en cada acto. Comprendió que ese pequeño era el Omega y su corazón vibró. Simplemente hermoso, la luna lo dejó ver a un chico delgado de buenas curvas y piernas finas pero bien marcadas, su piel brillaba con la luz mostrando sus pecas y esos rizos verdes más unas tiernas orejas del mismo color.

Esas ojos como esmeraldas lo dejaron sin aliento, una pequeña y melodiosa risa salió de ese ser, el cual se dio la vuelta y salió de su rango de visión.

- ¡E-espera....! - Extendió su mano como si con esta pudiera detener a ese hermoso Omega. Sin pensarlo corrió hacia su dirección perdiéndose en la oscuridad del bosque.

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El zumbido en su oído no se iba junto con la humedad de su oreja. No sentía nada, solo esta caliente a pesar que tenia parte de la carne en esta zona arrancada o más bien desgarrada por unas afiladas garras. En cuanto esa criatura se lanzó a atacarlo casi no la cuenta, gracias a su gran oído pudo oír los movimientos y se movió justo tiempo o más bien lo suficiente para no ser una herida fatal.

Un charco de sangre se hacía en el suelo, no podía ver cuanta ya que si  bajaba la vista, si tan solo perdía por un segundo de vista a esa criatura, sería su muerte. Nada en el había cambiado, seguía sonriéndole de forma perversa. Como un bocadillo más. Pudo saberlo por la forma que lamia sus labios.

- ¡¿Vamos que esperas?! - Levantó sus puños emocionado por un nuevo contrincante. Katsuki acepto y corrió a su dirección Goto hizo lo mismo, cerró con fuerza su puño preparado un fuerte golpe. Que para su desgracia el pitón logró esquivar con facilidad agachándose y le dio una gran patada en el estómago al tigre. - Agh...

- ¿Qué pasa? Creí que estabas tan ansioso como yo...jajaja - Carcajeó de mostrando su confianza en esto, pero justo Goto en ese momento volvió a levantar sus puños contra el pitón.

Una criatura en el bosque Katsudeku ( Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora