Mafia 19

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Donatello y yo nos quedamos viendo un rato antes de reírnos, me tomo de la mano para caminar hacia su casa, una vez estuvimos dentro fuimos a la sala para ponernos al día y olvidar lo que había pasado con Caelan.

— Tenía planes para nosotros mañana pero se tendrán que suspender hasta que todo esto del infiltrado pase— sus palabras despiertan mi curiosidad.

— ¿Que planes?— preguntó con una sonrisa, él también sonríe, acaricia mi mano.

— No te lo dire hasta después— hice un puchero para tratar de persuadirlo pero solo me dio un casto beso y se levantó —Vamos a comer que ya hace hambre, le pedí a los cocineros que hicieran la pizza de tres quesos que te gusta— con eso logro que quitara el puchero y sonriera ampliamente, me levante del sillón para ir a comer.

Claramente antes nos lavamos las manos, cuando llegue a la mesa había una pizza y una botella de vino, creo que esta va a ser la noche, quiero que sea, llevo tiempo sin verlo, sin besarlo ni abrazarlo.

Estuvimos platicando un buen rato incluso cuando acabamos de comer, Donatello pidió otra botella de vino, ninguno estábamos mareados si quiera ya que el grado de alcohol de los vinos que hemos bebido es muy leve.

— Y así fue como convencí a los Chinos de hacer tratos con nosotros, no fue tarea fácil pues ellos no confían en los extranjeros pero al final lo logre, celebre con ellos pero después me fui a mi hotel— me cruzo de brazos al escuchar eso.

— ¿Y te acostaste con alguna mujer? Se que los Chinos celebran sus nuevos tratos bebiendo y cogiendo, no soy ninguna idiota— Donatello sonríe de lado.

— ¿Eso que detectó son celos?— alzo una ceja.

— Lo único que vas a detectar es una bala en tu cabeza si la respuesta a mi pregunta es si— saco mi arma y le quito el seguro.

— Wow tranquila mi amor, no hice nada de lo que estas pensando—

— Los Chinos se hubieran visto ofendidos si no aceptabas acostarte con una o varias de las mujeres que seguramente te ofrecieron, por lo tanto no hubieras salido vivo y ese trato no se hubiera cerrado—

— Los Chinos respetan las tradiciones así sean suyas o de sus socios, yo les dije que estaba casado y que la tradición Italiana dice que un hombre casado de la mafia no puede engañar a su mujer y sabes que es cierto— suspiro, por un momento dude, por un momento pensé que le habría hecho honor a su sobrenombre "el conquistador"

— Lo siento yo— decido callarme, pues tal vez empeore las cosas — Creo que es mejor que me vaya a mi casa— me levanto, pero él me toma de la mano.

— Entiendo que esta sea tu primera relación y que mi fama de mujeriego aun que sea una mentira te haga sentir insegura pero yo jamás haría algo para lastimarte, en esa reunión solo bebí un trago y luego me fui te lo juro y si quieres que tu hermano le pregunté a los Chinos ellos no le mentirían conociéndolo como es de peligroso— todo esto me lo dice mirándome a los ojos y veo sinceridad en ellos.

Lo abrazo después de un momento de duda, él me responde del mismo modo, nos abrazamos un largo rato, mi corazón late demasiado rápido, me paro de puntillas para darle un beso en su cuello, siento mi cara muy caliente.

Me alejo un poco para mirar su reacción, su sonrisa pícara es lo único que delata que quiere que continúe, me toma en brazos, rodeo su cadera con mis piernas.

— Quiero hacer esto especial para ti, es tu primera vez— sonrío y niego.

— No hay nada mas especial que este momento, nada mas especial que solo tu y yo demostrándonos cuanto nos amamos y deseamos— besa mis labios en respuesta, camina mientras nos besamos, sube las escaleras lentamente para evitar que nos caigamos, una vez en su cuarto me deja suavemente sobre la cama, me quita los tacones.

Hermana del mafioso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora