❝Los Kim: BTS❞

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"No creo que el tiempo te haga cambiar de opinión"

El castaño abrió los ojos con lentitud cuando los rayos del sol impactaron sobre su rostro, observo su alrededor y noto que no se había levantado de suelo en toda la noche, se encontró a si mismo sentado en el suelo recargado en la puerta, suspiro estirando sus brazos sintiéndolos tensarse, durmió aproximadamente tres horas, sin embargo la posición era agotadora.

Taehyung se levantó del suelo y saco su teléfono de su chaqueta, eran las nueve de la mañana y tenía un par de llamadas perdidas de su mejor amigo, al parecer hace media hora partieron a Daegu para poder terminar con sus asuntos. El agente tomo una ducha rápida y se vistió de acuerdo a la ocasión, bajo las escaleras en cuanto estuvo listo, tomo sus llaves y se aseguró de que Jihye se había ido, para su sorpresa la mujer dejo una nota en la mesa de la sala.

"Lamento todo el daño que te cause, no te preocupes no volverás a verme nunca, me encargare de dejar un sustituto en la hacienda, al final de cuentas es tuya y no puedo prohibirte visitarla."

Debajo de aquella nota yacían dos collares con una margarita en el centro, esa joyería le perteneció a sus padres desde que la hacienda se traspasó a sus manos. El agente solo suspiro y lanzo la nota al bote de basura, tomo ambos collares y los guardo en su bolsillo, por ahora tenía cosas más importantes que hacer.

Cerró su hogar con llave y se aproximó al estacionamiento buscando su vehículo, tardaría aproximadamente tres horas en llegar así que debía darse prisa.

Por un momento se preguntó porque su madre le había dado algo tan importante como la joyería que compartía con su padre, tras pensarlo llego a la conclusión de que su madre estaba renunciando a todo, a él, a su amor por Junghyun, a la hacienda, a Namjoon y a todo lo que tuviera que ver con ellos, en pocas palabras la mujer se lavó las manos y huyo.

Suspiro mientras manejaba por la concurrida carretera, sus pensamientos eran un desastre, no sabía si tenía que decirle todo a su hermano o debía huir de la realidad, desde que se enteró de la verdad se preguntó una sola cosa; ¿Cómo reaccionaría Namjoon?

Esa cuestión desencadenaba muchas más; ¿Lo quería a su lado? ¿Lo rechazaría? ¿Lo culparía?

Muchas preguntas que no tenían respuesta, preguntas que solo lo atormentaban.

A pesar de que siempre quiso encontrarlo e incluso ingreso a la milicia para poder encontrarlo, no sabía cómo reaccionar ahora que lo tenía tan cerca, desde que lo supo solo se cohibió incapaz de reaccionar. No sentía felicidad, tampoco alivio, lo único que sentía era culpabilidad, él tuvo una vida de reyes en la hacienda, pero su hermano sufrió incontables cosas, no podía ser egoísta y pedirle algo de cariño, seguramente Namjoon creía que él era el culpable.

Ajeno a la situación a su alrededor solo se dedicó a manejar perdido en sus pensamientos, aquel camino lo sabía a la perfección así que no tendría que preocuparse. El cielo estaba completamente despejado, el día era hermoso, bastante contrastado con su estado de ánimo, no supo en que momento estaba a diez minutos del cementerio de Daegu, siendo sinceros odiaba demasiado ese lugar.

Dejo su vehículo en el estacionamiento, pudo divisar los vehículos de los demás, le envió un par de mensajes a Seokjin y este prometió encontrarlo en el camino para poder guiarlo al lugar en cuestión.

Al salir del estacionamiento observo la silueta de Seokjin en la entrada, el mayor vestía un traje completamente negro a excepción de la camisa, la cual era color blanco, el agente le sonrió con algo de tristeza y el castaño se colocó a su lado rápidamente.