Edward se levantó antes de que saliera el sol. Se puso en pie con los ojos
entrecerrados y una expresión contrariada en el rostro, y resopló antes de alejarse para
acariciar el cuello de su caballo.
-Esa capa es demasiado voluminosa para cabalgar con ella - afirmó Jacob
dirigiéndose a Isabella y tendiéndole una mano para que se la diera.
La joven tuvo que reunir valor para renunciar a la prenda porque la mañana era muy
fría. Pero el escocés tenía razón. Si intentaba montar en la yegua con aquella prenda
tan gruesa, posiblemente terminaría cayéndose de la silla.
-Tomad sois muy sensible al frío. -Jasper le envolvió los hombros con una capa
mucho más ligera, demorándose para guiñarle un ojo-. Sólo dejamos vuestro baúl atrás,
no vuestra ropa. -Está atada sobre el lomo de una de las yeguas. Isabella acarició la
capa, agradecida por su calidez. Gracias a unos largos cortes a los costados podría
cabalgar con ella puesta.
Era de lana y estaba ribeteada con verdadero terciopelo. El caro tejido también estaba
pulcramente cosido alrededor de las aberturas para los brazos, y ranas bordadas con
hilo de seda adornaban la parte delantera de la lujosa y holgada prenda. Vio un hilo
suelto y tiró de él al fijarse bien, vio que había más. Todos estaban separados por la
misma distancia, indicando dónde habían estado colocadas las perlas. Jessica debía de
haber pasado varias horas descosiendo las joyas de la ropa que había sido enviada con
Isabella. Todas las prendas de su hermanastra, tan amante de la corte, estaban
adornadas con perlas, oro e incluso algunas gemas.
Jasper se alejó para reunirse con el resto de los hombres, cuyas voces iban aumentando de volumen a medida que el sol iba saliendo. Cerrando con fuerza la capa
a su alrededor, la joven disfrutó de la calidez que le transmitía. Aunque le hubieran
arrancado las perlas, se trataba de una prenda elegante y la tela resistiría las inclemencias del tiempo.
No conseguía localizar al corcel negro, así que alzó la barbilla y estudió el camino en busca del conde sabiendo que su sola visión la reconfortaría.
Finalmente, lo descubrió en lo alto de la pendiente con los ojos fijos en el horizonte.
-¿Os importaría dejar de desnudarlo con los ojos? -se mofó Jasper al acercarle la
yegua. Su voz era claramente burlona-. Me estoy poniendo celoso.
-Yo no... -La idea de desvestir a Edward le impidió seguir hablando. -No, ¿qué? -
Jasper le dedicó una sonrisa burlona.
-Yo no hacía eso. -Isabella se agarró al pomo de la silla, levantó el pie y lo apoyó en el
estribo. Una dura mano en su trasero la empujó hacia arriba, haciéndole soltar un grito
ahogado.
Jasper no se mostró en absoluto arrepentido cuando ella le lanzó una mirada de
disgusto desde lo alto del caballo. En lugar de eso, tiró del extremo de su sombrero.

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LA IMPOSTORA
FanfictionEdward Cullen es conde, pero sólo de nombre. Para asegurar el futuro de su clan necesita una esposa inglesa. Jessica Stanley, hija del conde de Swan, será perfecta. No la ha visto en su vida, pero, ¿qué importancia tiene? Al final calentará su cama...