¿Sueño o realidad? Capítulo 8

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El ver la copa en el piso me causó terror, peor que sí hubiera visto un fantasma.
Tomé mi baño de tina y cuando estaba ahí, pensé y pensé. No sabía si me estaba volviendo loca, tal vez la casa me había embrujado, tal vez era sonámbula y yo sola había bebido aquella noche...o tal vez Juan Pablo me estaba jugando una broma.
Pero cualquiera de las opciones parecía extraña y no me dejaba tranquila. ¿Por qué Juan Pablo haría algo así? Además los fantasmas no pueden hacer ese tiempo de cosas, ¿o sí?
De pronto recordé algo que viví con JP.
Él era muy espiritual y muy curioso, aunque creía fielmente en Dios, se rehusaba a ir al Cielo, y no porque pensara que era un mal lugar. Simplemente, no le encontraba sentido y le gustaba pensar que la vida no terminaba cuando morías.
Y a mi, al contrario, nunca me gustaron las cosas esotéricas. Y tampoco me hacía las preguntas que él se hacía, sin embargo me gustaba escucharlo y acompañarlo a los viajes que hacía en busca de respuestas.
Cuando fue nuestra luna de miel, decidimos ir a varios lugares de Asia. Yo quería visitar lugares que había visto en fotos y él quería visitar templos religiosos. Recuerdo que en uno de esos lugares, tuvimos la oportunidad de hablar con un Monje. Aquel hombre se veía muy tranquilo y transmitía una energía especial. Por supuesto que JP, lleno de curiosidad, le hizo mil preguntas y él Monje respondió todas las que pudo.
En un punto comenzamos a hablar de la vida después de la muerte y recuerdo que se me erizó la piel. El monje habló de que, según sus creencias, las personas no somos un cuerpo, más bien somos un ser espiritual que habita en un cuerpo. Puso de ejemplo un caramelo, dijo que la envoltura es el cuerpo y el dulce en sí es el ser espiritual. Habló de que las cualidades de una persona, no son las que tiene un cuerpo, sino las que tiene el ser, como por ejemplo: la sinceridad, el perdón, la compasión, la ayuda, la verdad y muchas cosas más. Por eso es que ellos no adoraban las cosas materiales ni veneraban a los cuerpos.
Juan Pablo y yo, escuchábamos con la boca abierta.
Para terminar, aquel hombre dijo que las personas habíamos vivido muchas vidas más, y que cuando una persona moría, lo único que moría era el cuerpo y que la persona en sí como espíritu, con todas sus cualidades, podría volver a vivir.
A partir de ese día Juan Pablo se puso feliz de saber que las cosas no terminarían en esta vida, era como si supiera que no le quedaban muchos años por disfrutar. Y cuando se puso peor de salud, me repetía muchas veces que no me dejaría sola hasta que estuviera lista y que nos íbamos a volver a ver.
A mi no me gustaba mucho hablar del tema, pero cuando murió, rezaba para que lo que había dicho el Monje fuera verdad. Y algún día podernos reencontrar.
Entonces, ¿Juan Pablo como espíritu estaba ahí? No lo sabía, pero comencé a sentir miedo y me salí de la tina.
Quería agotar todas las posibilidades, así que le llamé a Emilio y lo interrogué peor que si fuera policía.

MAR: ¿Qué hiciste la noche que me quedé dormida y no contesté?

EMILIO: (CONFUNDIDO) Pues te escribí y me quedé dormido y me desperté a ratos a ver si me habías contestado.

MAR: Mmmm ok. ¿No haz venido a mi casa?

EMILIO: No, sabes que no puedo salir. ¿Pero, por qué? ¿Necesitas algo?

MAR: No, no. ¿Y ese día escuchaste una ambulancia?

EMILIO: Sí, sé que vinieron por alguien del fraccionamiento pero no he querido preguntar. ¿Mar, estás bien?

Todo era muy extraño, entonces lo de la ambulancia sí pasó. Pero, ¿la copa?
No quise decirle, seguro pensaría que estaba loca.

MAR: ¡Sí, estoy bien! Es solo que no he dormido bien y... ya, es todo. Bueno, una última pregunta. ¿Crees en los fantasmas y ese tipo de cosas?
EMILIO: ¡Sí, claro! Cuando murió mi esposa, quería saber qué iba a pasar con ella y me puse a investigar. De hecho hice un viaje a Asia y tuve la oportunidad de hablar con varios Monjes.

¡Ay, no! No me digas que él hizo el mismo viaje, eso pensé. Y no quise investigar más.

MAR: ¡Que bien, JP y yo hicimos un viaje parecido!

Y entonces Emilio, se puso feliz.

EMILIO: ¡¿En serio?! A los dos nos gustaban mucho ese tipo de temas, y una vez investigando encontramos estos templos. Juramos que algún día iríamos a visitarlos, aunque no fuéramos juntos. ¡Wow, sí lo cumplimos! Me habría encantado ver su cara al escuchar a los Monjes.

Ahora parecía que todos estaban muy felices y la única loca era yo. Pero aún así, me gustaba saber cosas sobre su amistad.

MAR: ¡Sí, creo que fue el viaje más importante de su vida! Luego te cuento más.

Me daba vueltas la cabeza con tanta información, pero Emilio era mi fuente de paz.

EMILIO: Oye...¡Te extraño! Me muero por abrazarte.

En ese momento, se me olvidó todo y lo único que quería era estar con él.

MAR: ¡Yo también te extraño! Y ya quiero abrazarte.

EMILIO: Te prometo que cuando todo esto pase, nos vamos a ir de viaje tú y yo. Solitos.

MAR: ¡Siii! Voy a pensar a donde podríamos ir.

Decidí no darle tanta importancia a la copa, probablemente ni siquiera era mía. Tal vez estaba ahí desde hace meses.

De acuerdo a lo que había platicado con Emilio, el viaje a Asia lo había realizado unos meses antes de que JP y yo lo hiciéramos. Incluso estaba segura de que habíamos ido a los mismos templos. Algunas veces los dos eran tan parecidos y tan diferentes a la vez. Físicamente no tenían nada que ver, pero tenían ideas y valores similares. A los dos les gustaba saber más de todo, de historia, de lugares, de religiones y cosas espirituales. Tenían la fiel creencia de que la vida no terminaba aquí y creían mucho en la lealtad y el honor.
Podía entender perfecto que hubieran sido mejores amigos, aveces pensaba en que su historia era más bonita y emocionante que la mía con Emilio. Y toda esa curiosidad que tenían, la sentí yo. Ahora quería saber por qué yo había llegado a la vida de Emilio, cómo había sido que nos encontramos y qué estaba pasando en general. Había muchas casualidades y estaba dispuesta a investigar.
Así que, una noche lo hice. Me metí a internet y busqué varias teorías en cuanto a fantasmas. Encontré de todo, unos por ejemplo decían que los fantasmas eran Demonios. ¿Y qué eran los Demonios? ¡Quién sabe! Simplemente una cosa mala, pero no me hizo mucho sentido porque si algo que lees, no te da una respuesta o no lo puedes usar entonces no sirve. ¿Y a mi de qué me servía pensar en Demonios? en nada. Seguí buscando y otros decían que no existían, sólo era parte de la imaginación. Probablemente una alucinación que sucedía por alguna razón inexplicable y...eso tampoco me servía mucho ni me daba una respuesta. Y entre toda esa información, encontré algo parecido a lo que dijo el Monje. Este artículo decía que que las personas éramos almas y que al morir, lo que moría era únicamente el cuerpo. Por lo tanto, el alma simplemente dejaba ese cuerpo para después volver a nacer en uno nuevo. Pero lo que me llamó la atención, es que decía que en el lapso en el que un alma no tenía ningún cuerpo, podría andar vagando por lugares conocidos o cerca de sus seres queridos, las personas importantes para él. Otra vez se me erizó la piel, pero seguí leyendo. Por último, decía que las almas podrían tratar de comunicarse de alguna manera. Como por ejemplo, haciendo ruidos extraños, apareciéndose vagamente, etc. Usarían cualquier medio para comunicarse.
Cerré la computadora, no quise ver más. Y aunque me moría de miedo, me hacía sentido y me daba respuesta a varias de mis preguntas.
Si Juan Pablo estaba ahí conmigo, me quería decir algo. Tal vez él había hecho todos los ruidos que había escuchado. ¿Pero qué me quería decir? ¿Me quería decir algo de Emilio? ¿Advertirme algo? Pero no desconfié de Emilio, porque yo estaba segura de que era una gran persona.
Comencé a sentirme ansiosa, definitivamente había algo extraño en toda la situación. Tal vez el encierro comenzaba a hacerme daño. Tenía que descansar y aclarar mis ideas. Me acosté a dormir y Raviole vino a acompañarme, brincó a la cama y se acomodó en mis pies.
Los dos dormíamos muy tranquilos, esta vez no soñaba nada. Cuando de pronto comencé a sentirme inquieta y mi sueño ya no era tan profundo. Después de dar vueltas por la cama, me desperté. Abrí los ojos y Justo en frente de la cama había un hombre parado, mirándome. ¡Estoy alucinando! Me dije a mi misma, pero Raviole que seguía en mis pies, no paraba de mirarlo. Entonces super era realidad.

PalomaDF 

"Te amo en pandemia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora