Estábamos en el momento perfectos. Besándonos, en medio de esa oscuridad mientras la tormenta se calmaba, al igual que mi corazón que latía rápidamente y poco a poco fue sintiendo paz. Una emoción especial me invadió, era la energía que corría por su cuerpo y luego por el mío.
Por un momento nos olvidamos de todo y de repente...se encendió la lámpara de mi recámara. Finalmente, la luz había vuelto y eso nos obligó a separarnos, nos miramos a los ojos algo apenados y solo sonreímos.
EMILIO: Bueno, pues parece que la tormenta terminó.
Yo asentí con la cabeza, no sabía cómo actuar o qué decir y al parecer él tampoco. Nos quedamos callados por un momento.
MAR: En serio, muchas gracias por venir. No sabía qué hacer.
EMILIO: Para eso estamos los vecino, ¿no?
Se levantó y lo acompañé hasta la puerta. Él me miraba de una forma especial y yo no sabía si él también había sentido lo mismo que yo.
EMILIO: ¡Duerme tranquila! Y cualquier cosa, me llamas.
Se acercó a mí, me dio un beso en la mejilla y se fue. Y yo me quedé ahí parada, con unas ganas inmensas de abrazarlo.
Me subí a la recámara y por supuesto que no tenía sueño. Ahora no me daba miedo el fantasma, sino lo que estaba sintiendo. Apagué la lámpara y me senté una vez más frente al ventanal, mientras veía todo el recorrido de Emilio. Vi que entró a su casa, luego cómo se encendieron las luces de las escaleras para el segundo piso y finalmente cómo entró a su recámara. Entró y lo primero que hizo fue mirar hacia dónde estaba yo, después caminó despacio hacia la ventana y tomó el cable de las persianas. Las iba a bajar como cada noche desde que lo vi con el telescopio, pero algo lo hizo cambiar de parecer y las soltó. Una vez más miró hacia mi ventana y se quedó ahí por un momento. Y aunque no me veía, supe que él sabía que yo estaba ahí viéndolo. Entonces, se quitó la sudadera sin ningún pudor, sonrió y se fue a la cama. Automáticamente recibí su mensaje.
EMILIO: ¡Buenas noches, bonita!
MAR: ¡Buenas noches!
Y ahora, ¿cómo iba a dormir después de semejante beso y semejante escena? Mi corazón estaba regocijándose en alegría y se me hacía increíble lo que estaba pasando.
Los días siguientes fueron duros, la pandemia no cedía y el panorama era de desesperanza. Los casos de contagio y muerte eran cada vez más y no se le veía fin. Las personas enfermas luchaban contra un enemigo peligroso y desconocido, mientras el resto de las personas luchábamos por no volvernos locas bajo el encierro, por sobrevivir.
Todo el personal médico estaba concentrado en combatir la epidemia y las jornadas de trabajo aumentaron. Y para Emilio no fue la excepción, los días de verlo por la ventana terminaron, casi no llegaba a dormir a su casa y cuando llegaba era para dormir 4 horas y regresar al hospital. Tenía dos semana sin verlo, sin embargo, cada día éramos más cercanos, todo el tiempo que podíamos nos mandábamos mensajes para saber uno del otro y él me llamaba cada vez que podía, así fuera solo para hablar cinco minutos.
En esos días comencé a extrañarlo, extrañaba verlo aunque fuera de lejos y saber que estaba ahí cerquita de mí. Pensaba mucho en él y en aquel único y maravilloso besos que nos habíamos dado. Por primera vez en mucho tiempo me estaba enamorando y tenía a alguien con quien hablar, aunque lo curioso era que nunca habíamos platicado a fondo de nuestras ex parejas y yo todo el tiempo tenía la curiosidad, pero evidentemente no era un buen momento para preguntar.
A pesar de estar emocionada con él, me sentía culpable con Juan Pablo. Desde que empecé a interesarme por Emilio, dejé de sentirlo cerca y eso me partía el corazón. No sabía qué estaba pasando o si estaba enojado conmigo. Lo único que sabía era que lo sentía lejos, y me partía el corazón pensar que tal vez se había ido. Me sentía muy culpable.
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Estaba en un columpio en el bosque, hacía frío y estaba en pijama, descalza. No sabía bien qué estaba haciendo ahí, pero sí sabía que llevaba un tiempo caminando cerca de la casa de mis padres y que me quería alejar lo más que pudiera.
Y de pronto vi a Juan Pablo, que me sonrió y yo corrí hacia él, estaba muy feliz de verlo.
MAR: ¿Qué haces aquí?
JP: ¡Tú me llamaste!
Por un momento me quedé pensando y no recordé haberle llamado.
MAR: Sí, debe ser porque tengo miedo.
JP: ¿De qué?
MAR: De todo. De lo que está pasando, de estar sola y hay algo en la casa que no me gusta. Por eso me estoy alejando.
Él se acercó y me abrazó.
JP: No tienes nada de qué temer, no hay nada malo. Y es importante que te quedes ahí. Por ti y por todos.
Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, su abrazo y sus palabras me hicieron sentir tranquila y a la vez triste.
MAR: Hace días que no te siento, pensé que te habías ido.
JP: ¡Nada de eso, aquí estoy!
Cerré lo ojos y me quedé prendida de él, hasta que a lo lejos escuché un timbre de celular y cuando abrí los ojos estaba acostada en la cama de mis papás. Todo había sido un sueño. Pero había estado con Juan Pablo y eso me hacía sentir bien.
Pasaron los días, y una noche, estaba en la cocina platicando y cenando con Raviole, porque a pesar de que hablaba seguido con mi familia, en un punto dejó de ser suficiente y Raviole y yo nos hicimos uno mismo. A donde yo iba, él iba detrás de mí y cuando yo le decía algo me contestaba. Y esta fue una de esas noches extrañas en temporada de lluvias porque no llovió, mas bien pintaba para ser una noche tranquila. Cuando escuchamos un golpe en el techo, justo arriba de la cocina, Raviole y yo nos miramos cómplices, los dos sabíamos que ese ruido era extraño. Y con el mismo patrón de siempre: vino un segundo golpe y luego un tercero. Esta vez me dio miedo pero no tanto, hasta que lo pensé bien y de acuerdo a la estructura de la casa, el golpe venía del cuarto tétrico. Yo lo tenía que resolver sola, Emilio estaba en el hospital y en ese momento no contestaría mi llamada y no tenía sentido escribirle. Subí las escaleras, cuidadosa pero esta vez con un poco de hartazgo. Recordé el sueño que había tenido y Juan Pablo me había dicho que no había algo malo, así que decidí tomarlo con calma. Conforme subía las escaleras, escuché un golpe más. El corazón comenzó a latirme rápidamente y los ruidos me iban guiando. Todo parecía indicar que el golpe sí venía de aquel cuarto, así que continué y cuando llegué... silencio. Ya no se escuchó nada, respiré hondo y me sentí confundida. Bueno, tal vez no era el día para encontrar algo, así que me di la vuelta para salir del cuarto y... el mismo golpe. Esta vez lo escuché claro y cuando me giré para encontrarme con lo que estaba causando el ruido, me di cuenta de que no venía de ese cuarto, sino del que estaban sellado. Venía justamente de atrás de la puerta sellada. Y parecía de terror, pero sin pensarlo salí de la casa, y sin importar la oscuridad la rodeé llegando a la parte trasera. Ahí había unas escaleras que construyeron por fuera y ese era el único acceso al cuarto. Así que comencé la investigación, subí las escaleras poco a poco alumbrada por mi celular hasta que por fin llegué a la puerta. Giré la manija y para mi sorpresa estaba sin seguro. Abrí la puerta muy a la defensiva y esperando ver al peor de los monstruos, pero cuando se abrió por completo no encontré nada espeluznante. Inmediatamente prendí la luz, y para mi sorpresa solo me encontré un montón de cajas viejas.
Después de que se me bajó el susto, me senté tranquilamente en el piso a inspeccionar las cajas, que al parecer no eran de mis padres. Algunas estaban llenas de papeles, otras de objetos y las más interesantes estaban llenas de fotos. Tomé una de las cajas y me puse a ver las fotos, siempre he sido amante de las fotos pero también me daba curiosidad saber a quién pertenecían.
Eran fotos muy viejas y las miré una por una, hasta que encontré una que me dejó helada. En la foto, había un grupo de cinco amigos, aproximadamente de 12 años. Uno de esos niños era Emilio, y otro era... Juan Pablo.
¿Qué hacían los dos en una misma foto, en el cuarto tétrico?
PalomaDF
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"Te amo en pandemia"
Misterio / SuspensoTras la Pandemia que está aterrorizando al mundo, Mar ha quedado atrapada y completamente sola en el lugar en el que menos hubiera querido. La antigua casa de la familia, la cual está llena de misterios y secretos sin revelar. Y en medio de toda est...