Marsella.

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Nada detendría su buen humor el día de hoy, cuando despertó en la mañana levanto a gritos y empujones a Fukuzawa para que este se apresure, así ambos tomarían el primer vuelo hacia Marsella.

Poco le importó los reclamos de Fukuzawa, sabía que ni bien lleguen al avión Fukuzawa buscaría su asiento y seguiría durmiendo.

Y así exactamente fue, pero Ranpo no podía ni quería dormir, estaba muy emocionado, es ahí que se dio cuenta de que estaría en Marsella un lugar muy romántico además de París, le compraría algo a Chuuya antes de reunirse con ellos.

Sabía que Yosano lo ayudaría a estar a solas con Chuuya, aunque además del mujeriego de Dazai la que le preocupaba era Koyo, ella se había vuelto como la madre adoptiva de Chuuya.

Vaya que le tomó rápidamente cariño, era comprensible, es decir, ¿quién no sentiría cariño por Chuuya?

El problema era que Koyo no dejaba a Chuuya a solas, entendía porque Koyo no confiaba del todo en él, pero vamos, tampoco es que fuera un depravado y quisiera hacerle cosas malas a Chuuya, el solo deseaba estar a su lado.

Por la ventana observó como el atardecer llegaba, fueron muchas horas de viaje, pero no importaba, ya había llegado a su destino.

-Diablos ya llegamos— escucho como Fukuzawa daba un fuerte bostezo— al menos siento que recupere algo de fuerzas, ¿tu lograste descansar Ranpo?

-algo así, me siento muy bien— Ranpo se levantó de su asiento y empezó a salir del avión seguido de Fukuzawa— o-oye FukuzawaDiablos había empezado a tartamudear— digamos que le quiero dar un regalo a alguien... I-importante... ¿Tu que le regalarías a alguien que te gusta un poco?

La cara de Ranpo se había ruborizado a tal punto que creyó que cualquiera que lo viera lo confundiria con un tomate, aquella pregunta lo había avergonzado y mucho.

-¿alguien te gusta un poco Ranpo?— Fukuzawa tuvo que contener su risa, no porque se estuviera burlando de Ranpo, sino por la forma tan inocente en que se lo confesaba, ahora mismo Fukuzawa se sentía como un padre que estaba apuntó de hablarle a su hijo sobre el primer amor.

-un poquito— bien si Ranpo ya parecía un tomate ahora sentía como si humo saliera de sus orejas, podía ver que Fukuzawa se esforzaba por no reír, lo que provocaba que pusiera muecas un tanto raras— ¡oye no te rías de mi Fukuzawa!

-no me río de ti— no pudo evitar soltar una carcajada— es solo que me sorprendiste— vio como Ranpo hacía un pequeño puchero y fruncia el ceño, lo cual hizo que Fukuzawa recordará el pasado, como en aquellos tiempos en donde Ranpo se comportaba como un niño malcriado— bien bien, no te molestes— Fukuzawa suspiro y miro a los alrededores para ver que regalo sería apropiado— tal vez... ¿Flores? Se que es algo común, pero sería un buen inicio.

-¿flores? Bueno... Supongo que tienes razón pero... — momento, Ranpo no debía cuestionar a Fukuzawa, ahora que lo recordaba ahí y con su cara de pocos amigos Fukuzawa era todo un conquistador, ya había perdido la cuenta de cuantas mujeres quedaron flechadas en misiones en cubierto que tuvo su mentor.

Es así como Ranpo vio en los alrededores a muchas vendedoras, vio flores muy hermosas, pero hubo una en específico que le gusto a Ranpo.

-disculpe señora— Ranpo se acercó hacia el puesto de aquella mujer, la cual le sonrió de manera amable para que Ranpo entre en confianza y pueda hacer su pedido— ¿como se llaman estas flores?— cuando apuntó hacia las camelias la mujer río ligeramente y tomó un ramo de aquellas flores.

Ángel Sangriento (RanChuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora