Capítulo 1: El Secuestro

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Carolina

Hoy cumplía definitivamente mi decimoctavo cumpleaños, desde que era niña soñaba con que este día llegara. Cuándo me desperté muy temprano a la mañana mi padre entró en mi habitación con una gran sonrisa y con una bolsa rosa con un moño del mismo color en una mano.

—Mi niña ya se convirtió en toda una adulta — dijo con nostalgia. — feliz cumpleaños mi vida.

—Gracias, papá.

— Tu madre estaría muy orgullosa de en la mujer que te has convertido. — le cayó una lágrima.

— Desearía que estuviera aquí para verlo... — fije la vista en la bolsa. — ¿Qué es eso?

— Es tu regalo de cumpleaños, espero que te guste. -me lo extendió.

La agarré y saqué el lazo para ver que contenía.

— Muchas gracias! Está hermoso!

Dije mientras miraba el collar con una mariposa de color plateado.

— Tengo que irme a trabajar en unos minutos, pero el desayuno está en la mesa, te hice tus panqueques favoritos.

Mostré una sonrisa de agradecimiento antes de que se retirará.

Mis amigas del colegio me mandaban mensajes para felicitarme y decirme que planearemos una salida en la tarde en mi honor. Iríamos al cine, tomar un helado y después iríamos de compras.

Después de terminar el desayuno me cambié el pijama por una falda rosa, una blusa blanca con toques rosados un poco holgada y mis converse del mismo color de la falda. Me peiné y maquille antes de salir al lugar donde me encontraría con mis amigas. Quedamos de reunirnos en una cafetería que quedaba cerca de mi casa.

Llegué a la cafetería y me encontré con mis amigas que estaban sentadas en la mesa que se podía ver por el gran ventanal de enfrente mientras esperaban. Llegué a su encuentro y las saludé con una sonrisa. Cada una me dió un abrazo de felicitación y se los recibí. Nos pusimos en marcha hacía el centro comercial pasando por varias tiendas incluyendo el cine, donde vimos una película de terror.

Me había pasado genial pero fue raro porque sentía que me observaban y se lo conté a las chicas, ellas rieron negando con la cabeza diciendo que estaba paranoica. Me convencí de lo mismo para no entrar en pánico y seguí con la linda mañana.

Me despedí de mis amigas cuando me dirigía de nuevo a mi casa, con bolsas del centro comercial de algunas cosas que había comprado. Mientras caminaba por la calle escuché unos pasos detrás de mí y empecé a temblar del miedo, de nuevo me convencí de que capas era uno de los vecinos que casualmente pasaba por ahí.

Repentinamente me di vuelta para comprobar aquello pero no había nadie, intenté seguir caminando pero una mano se posicionó en mi boca. Intenté patear a la persona pero fallé ante sus fuertes brazos, mi vista poco a poco se tornó oscuridad.

   
Desconocido

Después que se durmiera, agarré su cuerpo con delicadeza y la llevé dentro de la gran camioneta negra, donde todos los ojos se posicionaron en ella en cuanto la acosté. Jale fijo la vista en mi repentinamente haciendo que su cabello rubio se moviera.

— Odio tener que colaborar en esto — suelta un suspiro de frustración — pero es la única manera de conseguir dinero, nuestros antecedentes del pasado nunca nos dejarán trabajar.

— Lo sé, esto es una mierda.

Connor la miró más de lo debido y dije:

— ¿Qué pasa?

— Tiene buen cuerpo y es linda.

— Mantén tu polla en tus pantalones, Connor. — puso los ojos en blanco — Al jefe no le gustará que al momento del intercambio la entreguemos con signos de violación. -comentó Viktor.

— No lo sabrá si no se lo cuentan. — dijo mientras sonreía ligeramente.

Negué con la cabeza en su dirección captando su mirada.

— Eso no está en los planes. — pronuncie con tono de advertencia hacía su dirección.

El alzó las manos y asintió.

Yo también odio estar obligado a hacer este tipo de cosas, para poder ganarme comida o un lugar para dormir, pero no tenía opción. No quería imaginarse a su familia cuando se dieran cuanta de que desapareció. Sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos de mi mente y me concentré en encender la camioneta.

En ese momento no sabía el lugar que tendría en mi corazón con el paso del tiempo.

Peligrosa Atracción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora