¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Akemi pasó otra página más, mientras sus ojos seguían las letras al tiempo que su cabeza narraba los párrafos. Su cara de horror se hizo ver ante la acción del protagonista.
— ¿Puedes creer esto? — exclamo ella con sorpresa. — ¿Cómo puede ser posible que ella no esté interesado en él? ¡O sea, es un chico apuesto millonario!
Hirota la miró con el ceño fruncido. ¿Cuál era el sentido de eso? ¿Qué era lo sorprendente?
— Oye, ¿Podrías hacer silencio? — una chica asomó su cabeza y fulminó a Akemi para luego marcharse.
— Ouh... ¿Fui muy ruidosa?
Hirota asiente.
Akemi sonríe con inocencia y corre su silla para levantarse y cambiar de lugar, se sienta al lado de Hirota y se gira para mirarlo.
Hirota observa está acción demasiado extraña, la menor lo mira con atención y una expresión facial demasiado penetrante, cómo si tuviera en mente algo que preguntar o algo que hacer.
— ¿Sabes? Me he estado preguntando, ¿Cómo es que no te había visto antes? — Akemi se relame los labios y sonríe con suficiencia. Hirota la mira con atención a los ojos y abre ligeramente los labios, estos temblaron ligeramente y vuelve a sellar estos.
Akemi nubla su rostro y lo mira algo confusa, estaba segura que él había estado apunto de pronunciar alguna palabra, pero no lo hizo.
La menor lo observa con nostalgia, una vez más ignorada. Hirota pasa saliva y busca entre sus cosas sus gafas.
— ¿Te estoy incomodando...? —indaga Akemi alejando su silla — Lo siento.
La menor dirige su mirada hacia su libro y no vuelve a pronunciar una palabra más.
Hirota la mira de reojo y se muerde el labio mientras admira la atención con la que Akemi lee su libro, pero eso duro muy poco, Akemi es bastante curiosa y no podía soportar la intriga de las cosas.
— ¿Alguna vez has tenido un apodo? ¿Entre amigos? ¿No? — Hirota niega. Akemi se pone pensativa. — ¿Puedo ponerte uno?
Hirota se eleva de hombros, restándole importancia.
— ¿Que tal si creamos apodos para ambos? Yo sería "Kemi" — Hirota la mira con una expresión indescifrable. Akemi asiente. — Lo sé, no es innovador, ¿Te gustaría ponerme un apodo? — Hirota rechaza la idea meneando la cabeza en negación, Akemi bufa. — ¿Qué tal "Maki"? Hirota Riki, la M de mi nombre, la A de tu apellido y el "KI" por tu nombre... Sé que es un poco soso, pero, ¿No te gusta?
Hirota se eleva de hombros.
— ¿Puedes dar una respuesta que no sean gestos? Una quizás ¿Verbal?
Hirota niega.
— Maki~
El gesto con el que Akemi pronunció el apodo de Hirota fue adorable. Maki se sonrojó y bajó su mirada hacia su libro.
— Llámame "Kemi", vamos, es fácil KE - MI — dice ella tomando el rostro de Maki de forma abrupta, coloca sus dedos en los labios del chico y lo hace pronunciar (casi) su nombre. —Oye, di Kemi... ¡Espera!
Maki toma sus cosas y corre lejos de la mesa. Akemi toma sus cosas rápidamente para lograr alcanzarlo en la salida de la biblioteca.
☆
Akemi no había dejado de seguir a Maki en ningún momento, si él iba a la biblioteca, ella iría con él. Mientras caminan Akemi contaría algún chiste de los que su abuelo solía contarle siempre que estaba triste y aunque no causaban mucha gracia, Akemi sería feliz escuchándolos.
Ambos se quedaron en la azotea durante la hora del almuerzo, Akemi deja su bandeja al lado de la de Maki y se sienta en el suelo para acompañarlo.
— ¿Eres vegetariano? — inquiere al ver el plato de Maki repleto de vegetales y cero carne. A diferencia del suyo, que contenía el 80% de carne más alitas de pollo. — ¿Sabes? Mi abuelo solía darme mucha carne cuando era pequeña por lo que era una niña círculo. Así me decían porque era algo obesa, pero nunca me importaron los comentarios de las personas, yo era feliz probando las deliciosas comidas que mi abuelo hacia cada vez que llegaba de la escuela. Mi papá le reprochaba mucho por alimentarme demasiado, pero la realidad era que... — Akemi se asegura que nadie más este escuchando y acerca sus labios a los oídos de Maki. — Me escabullia en medio de la noche para comer más ya que no se me dejaba probar más de cinco comidas al día.
Hirota asiente, dándole a entender que la está escuchando.
— Al final me descubrieron y me regañaron, tuve que comer vegetales por medio año para bajar esos quilos que había ganado. Ahora, ¿Cuál es nuestra enseñanza de hoy? Debes ser honesto con tus padres y comer la cantidad correcta de comida.
Maki sonrió.
— ¿Alguna vez comiste carne? — Maki asiente. — Entonces, ¿Qué te hizo cambiar a vegetariano? ¿Eres defensor de los animales? — Maki suelta una carcajada un tanto extraña por lo que cubre rápidamente su boca. Los ojos de Akemi brillan al instante. —¿Estás riendo? ¡Estás riendo!
Maki deja de mirar a la menor.
— Wow~ Nunca pensé que podría escucharte reír. Tienes un risa muy linda y contagiosa, Maki~
Maki levanta todas sus cosas apenado y camina hacia la salida de la azotea. Akemi se da cuenta un minuto después.
— ¿Maki? ¡Espera...! ¡Deja de escapar!
La menor toma sus cosas y la bandeja con un poco de dificultad.
