Estaba tirada en el suelo, los gritos de Mark me inundaban la cabeza y me sentía mareada, Jackson me miraba preocupado y cuando me incorpore para sentarme él se agachó y me toco el hombro.
Había recordado, todo este tiempo creía que solo había sido un sueño, creía que en este lugar era solo mi padre el que entrenaba, pero no solo él... también yo, él y yo juntos, ¿eso significa que sé pelear?, ¡¿sé disparar?!
–¡¿Qué mierda te acaba de pasar?! – pregunta Mark alarmado.
– acabo de recordar...-hice una pausa para asimilarlo todo- sé pelear y disparar– dije, recordé que mi padre me quería enseñar algo.
Mark me ayudo a levantarme y fui a la estantería, la moví a un lado como hizo mi padre, no había nada...
–¿qué pasa? – me pregunta Mark preocupado– ¿qué has visto?
–¿te acuerdas cuando te dije que mi madre me dijo que mi padre utilizaba el garaje para entrenar él solo? No entrenaba solo... yo entrenaba con él, pero solo cuando mi madre no estaba, me enseño a utilizar armas y a pelear– Mark se quedó boquiabierto.
–Pero... eso significa que ya sabes utilizar armas y pelear, eso me explica muchas cosas, como cuando te peleaste con Clara por tirarte el batido en la ropa, te enfadaste tanto que antes de darle el puñetazo te posicionaste como si ya hubieras peleado con alguien alguna otra vez– eso es verdad, yo misma me impresione cuando vi la postura en la que estaba colocada inconscientemente, me avergonzó mucho después.
Tenía el pie derecho delante del izquierdo, los brazos en forma de uve y el puño derecho delante del izquierdo. No sabía porque estaba así. Mi madre me dijo que el único que entrenaba en el garaje era mi padre y que él nunca me dejo entrar, ¿por qué me mintió?...
–En el recuerdo mi padre me quería enseñar algo que estaba aquí, pero no he podido ver más, debe de haber algo... – Jackson me interrumpió
–números
–¿qué? – pregunté confusa
–Números– se puso delante mío para enseñarme unos números casi borrados en la pared, se veían borrosos pero eran leíbles.
–Síes, tres, ocho, cinco–repitió Mark los números –¿no tenía tu madre una caja fuerte para joyas? Tal vez este ahí– dijo, no era mala idea, así que fuimos a la habitación de mi madre
La caja fuerte estaba al lado de los cajones de su cómoda, ella nunca me deja mirar sus cosas, dice que algún día las heredaré.
Puse el código en la caja y se abrió, abrí los ojos como platos al ver lo que había, aparte de joyas y dinero, también había una pistola morada, con mis iniciales, la reconocería en cualquier sitió
–es una Glock-24, tiene mis iniciales grabadas en el cargador, L.H–¿esto era lo que me querías enseñar papá?
Cogí la pistola y recordé algo;
–me gusta mucho papá– dije y le sonreí entusiasmada, papá me enseña diferenciar los tipos de pistolas, esta era una Glock, son mis favoritas, era de mi color favorito y tenía mis iniciales
-¿cuándo la podré usar?-- le pregunté a mi padre
–cuando seas más mayor, ahora mismo solo puedes usar el revolver, cariño, esta es demasiado fuerte para ti– me dijo y agrego; –cuando tengas la edad suficiente, te prometo que te la daré – me quitó el arma y la volvió a ponerla dentro de la caja, no era la única arma que había, en aquel hueco en la pared que tenía la caja fuerte dentro, tenía a los lados diferentes armas, papá me hablo de esas armas, también hablamos de formas sobre como defendernos y desde que aprendí a hacerlo nadie me volvió a hacerme bullying en el colegio.
ESTÁS LEYENDO
Una historia mal contada
Aksi¿te imaginas tener una doble vida con toda tu familia? ¿que todos crean que sois perfectos pero que en realidad no sea así? ¿y vivir un pueblo lleno de secretos?, es justo a lo que se enfrenta Lay cuando su padre desaparece, y lay tiene mucha curios...