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𓄼 ❪ 𝙲𝙷𝙰𝙿𝚃𝙴𝚁 ⁰²⁷. . . . . 𝗍𝗁𝖾𝗌𝗐𝖺𝗇 𝗅𝖺𝗄𝖾 ! ❫ 𓄼
EL telón rojo de terciopelo se abrió lentamente, mientras a la par los aplausos resonaban por todo el teatro y las luces brillantes me cegaron por unos segundos cuando comencé a caminar dentro del escenario. El suelo estaba repleto de rosas blancas para interpretar el prólogo de la obra en donde muestra la transformación por la que la princesa Odette es convertida por primera vez en un cisne, así que me tocaba bailar sola.
Los nervios eran palpables, todo mi estómago dolía y mi corazón martillaba con fuerza mientras arrancaba con el número y la actuación. Me era difícil concentrarme cuando la cabeza la tenía en otra cosa totalmente distinta pero no podía arruinar este momento, por el que tanto había luchado toda mi vida. Simplemente no.
— ¡Vamos May! — escuché el grito de Lorenzo desde el público y por más que quisiese sonreírle, en ese momento debía mantener otro tipo de expresión.
Tras bambalinas, la mirada exigente de mi profesora me quemaba la nuca. Sabía que no parpadearía durante las dos horas de la presentación para asegurarse que no se nos olvidara ni estirar la punta en un passè. Quería que saliera perfecto.
La música fuerte retumbaba por mis oídos, aturdiéndome ligeramente y yo seguía concentrada en no perder la fuerza de mis brazos.
— ¿Te quedas a cenar, niña? — giré un poco la cabeza tratando de no moverme demasiado ya que Ashtray se había quedado dormido abrazado a mí y no quería despertarlo otra vez.
— No creo — negué, declinando la oferta amablemente con una sonrisa.
El pelirrojo se apoyó en el umbral de la puerta para observarme.
— Habrá hamburguesas — informó, encogiéndose de hombros. Como si quisiera convencerme de quedarme, gesto que me pareció muy tierno —. Solo digo.
Solté una risita silenciosa y luego de pensar unos segundos, terminé asintiendo —. Bien.
— Luego te llevamos, no es problema — me guiñó un ojo y tan rápido como vino, desapareció por el pasillo.
Bajé la mirada y sonreí por simple inercia al verlo a Ash abrazado a mi cintura y con la cabeza apoyada en mi pecho, no sabía en que momento exacto habíamos cambiado de roles pero me daba mucha ternura. Parecía un nene pequeño cuando dormía, con los labios ligeramente entreabiertos y una expresión de calma absoluta. Acaricié su corto cabello y me quedé un rato más así, solo mirándolo.
