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03. De compras.

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Al miércoles siguiente, Ali se levantó muy temprano. Ella no iría a casa de los Weasley sino que los vería en el Callejón Diagon para acompañarlos y comprar sus cosas.

— Rue, si quieres ir, debes levantarte.

— ¡Pero es que tengo mucho sueño!— Se quejó.

— Solo te digo que mi tío ni yo vamos a llevarte para que compres tus cosas. Tu decidiste ir con los Weasley.— Dijo Demián aún recargado en la puerta.

— En serio que a veces me irritas.— Se incorporó de mala gana.

— Anda. Ve y toma un baño para que bajes a desayunar y puedas irte con los Weasley.

Rue se levantó y tomo su toalla y vata para el baño. No tardó mucho, tan solo unos 30 minutos... Se ponía muchas cosas.

Fue a su habitación a ponerse algo de ropa, tomo una mochila que tenía por ahí vacía y se la colgó en los hombros.

— ¡Buenos días, familia!

— Buenos días, hija.— Saludo Teddy.

— ¿Qué tal, prima?

— ¿Dormiste bien, Rue?— Pregunto Andy.

— Está todo genial y dormí muy bien.— Sonrió mientras se sentaba al lado de Demián en la mesa.— ¡Que rico! ¡Salchichas con tocino!

— También prepare Waffles.

— Claro que sí.— Desayunaron cómo toda una familia. Hablaron sobre el trabajo de Teddy y el de Nym.

Después, Rue se preparó para irse con los Weasley.

— Bueno, familia, me voy. Nos vemos al rato.

— ¡Con cuidado!— Rue se fue en polvos Flu y apareció en la Madriguera.

— ¡Familia! He llegado.— Dijo apareciendo en la cocina.

— Llegas a tiempo. ¿Gustas?— Ofreció Molly.

— Uy... Ya desayuné... Pero como es comida de usted le aceptare un plato. — Dijo sonriendo.— ¿Y Ron?

— Sigue dormido. ¿Podrías despertarlo, por favor?

— Claro, Molly. No hay ningún problema.— Rue corrió hasta la habitación de Ron y entro sin tocar. Noto que si seguía dormido y Harry también en una cama al lado.

Rue suspiro y se pudo frente a la cama de Ron. Aclaro la garganta y gritó:

— ¡Ron! ¡La comida se acaba!

—¿¡Que!?— De la impresión de cayó de la cama y el golpe despertó a harry.— ¡¿Porqué haces eso?!

— Porque no te despertabas. Además hoy tenemos que ir al Callejón Diagon, asi que ambos levanten sus traseros y vistance. Sino cumpliré el desaparecer la comida.— Y con esto salió de ahí.

Después de tomarse rápidamente media docena de emparedados de beicon cada uno, se pusieron las chaquetas y la señora Weasley, cogiendo una maceta de la repisa de la chimenea de la cocina, echó un vistazo dentro.

—Ya casi no nos queda, Arthur. —dijo con un suspiro— Tenemos que comprar un poco más… ¡bueno, los huéspedes primero! ¡Después de ti, Harry, cielo!

Y le ofreció la maceta. Harry vio que todos lo miraban, pero Rue con más impaciencia.

—¿Qué… qué es lo que tengo que hacer? —tartamudeó.