5: bitch

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- Todavía me parece increíble que tengas auto y yo no. - Confiesa Agustin, haciendo un puchero. Marcos suelta una risita.

- Algún día tendrás un auto, primo.

- Ese es el apoyo que necesito. - Exclama Agustin, riéndose solo. - Mis viejos y Julieta creen que no soy lo suficientemente responsable para tener un auto... - Murmura Agustin, frunciendo el ceño.

- Debería darles razones para que te consideren una persona responsable entonces, Primo.

- Supongo. - Murmura Agustin, observando detalladamente el masculino perfil de Marcos. Cómo de sencillas serían las cosas si el chico no fuera la cosa más virginal que Agustin había conocido en su vida. Debía admitir que, con el tiempo, se fue dando cuenta de que Marcos era una persona muy bella. No solamente tenía un gran atributo allí abajo, sino que también tenía  una linda sonrisa y unos ojos encantadores. Agustin podía admitir sin temores que le gustaba... pero el chico probablemente moriría de vergüenza si se lo decía, y ni hablar de darse un beso o algo parecido.

Así que las cosas eran más complicadas de lo que se veía a simple vista.

Incluso había hablado con Coty acerca de su reciente y nuevo gusto por Ginocchio, pero su amiga siempre le decía que no perdía nada con intentar confesarse.

Al parecer sus padres tenían razón, pues Agustin no era fanático de cargar con responsabilidades demasiado pesadas, y salir con Marcos implicaba darle tiempo de acostumbrarse a la situación, y hacerle entender que no debía cohibirse por cualquier cosa... y Agustin no contaba con paciencia suficiente para estar en una situación en la que Marcos fuese su novio y no poder tocarle o hacer con él lo que en sus fantasías se presentaba con tanta frecuencia.

A pesar de que, el comienzo de aquella amistad, las disculpas, la amabilidad; fue todo por un enfermo deseo de obtener la polla del menor, Agustin estaba empezando a darse cuenta de que su plan no tenía fundamentos, y, mucho menos una razón válida de existir.

Se podría decir que estaba empezando a considerar la idea de rendirse, pero era de esas cosas en las que no quería profundizar, pues tampoco era que desease alejarse de Marcos. Quizá... debería empezar a considerar la idea de que "sólo amigos" no era tan malo después de todo.

- ¿Es acá? - La voz del dueño de su maraña mental interrumpió el flujo de sus pensamientos con aquella pregunta, y Agustin tuvo que mirar a su alrededor para ver en dónde se encontraban, pues se había perdido del todo.

- Ehh... sí. - Murmuró Agustin, observando el nombre del club al que Nacho les había invitado aquella noche.

Marcos se dirigió hasta donde se podía observar una hilera de autos estacionados y se detuvo en el final, donde apagó el motor.

Agustin estuvo a punto de salir, hasta que se percató de que el menor no se movía. Así que le miró.

- ¿Te pasa algo, Mar? - Preguntó Agustin, acercando su mano hasta el cabello del pelinegro y revolviéndolo levemente.

- N-nunca había salido... a lugares como estos... - Confesó Ginocchio.
Agustin sonrió, pues ya se lo esperaba.

- No te preocupes, bebé, nosotros vamos a estar pendientes de vos todo el tiempo, no te va a pasar nada. - Lo tranquilizó, acariciando su mejilla. Marcos le dirigió una mirada avergonzada, con un brillo de temor.

- ¿Prometes que no te vas a ir de mi lado? - Agustin tembló bajo el efecto que esas palabras le provocaron en el estómago. Aunque sabía que Marcos se refería a esa noche en el club, Agustin no pudo evitar ponerlas en más de un contexto... y se sintió estúpido por ello.

Falofilia - margusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora