8: fuck me again please

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Marcos reposó su cabeza en el hombro de Agustin, con los ojos cerrados, esperando que el éxtasis del momento se extingue por completo.

El problema fue que, cuando logró estabilizar su respiración, fue que entró en razón: ¡Se había Cogido a su amigo! y no a cualquier amigo, sino al amigo que le gustaba.

Nicolás estaría muy decepcionado de él si se enteraba.. eso no iba a ser nada bueno, mierda.

No se supone que debía dejarse llevar por las provocaciones de Agustin y desatar su lado salvaje con ellas. Sabía que, en el fondo (Y quizás no tan profundo), Agustin deseaba una cosa como aquella. Y quizás, había hecho bien en cumplir su fantasía (De ambos, de hecho), pero eso no quería decir que el hecho de que haya perdido el control, de modo que ni siquiera lo llevó a la cama, le demostraba que no se encontraba del todo "curado".

Mierda.

Parpadeó un par de veces para enfocar su visión, encontrándose con la bellísima imagen de Agustin medio dormido, mirándole con una lánguida sonrisa de autosuficiencia. Joder, quería hacerlo de nuevo.

Pero no. No estaba bien. Debía convencer a su cuerpo de que estaba satisfecho con sólo una vez.
Solo una, solo una, solo una...

- Marcos. - Susurró Agustin. Marcos le miró con la vergüenza a flor de piel. No era su intención dejarse llevar de ese modo, de hecho, lo tenía rotundamente prohibido. - Quiero hacerlo otra vez...

Los ojos de Marcos se abrieron tan grandes, que temió dejar de ser argentino.

- No. - Demandó, completamente firme. Agustin enfureció.

- ¡¿Por qué?! - Exclamó, moviéndose en protesta, lo que ocasionó que la hombría de Marcos se deslizase en su interior, haciendo gemir a ambos.

- N-no sabes... lo que estás pidiendo.. - Balbuceó Marcos, con la intención de salir cuanto antes de ese caliente culo. Pero Agustin no quiere ceder.

- E-estoy c-completamente consciente d-de lo que te pido, Mar... - Susurra Agustin, meciendo letárgicamente sus caderas. Marcos se retorció, cerrando los ojos y dejándose llevar por un momento. Agustin amó la forma en la que la polla del menor endurecía nuevamente en su interior, haciéndolo sentir lleno. De repente, se percató de un no tan importante detalle que lo dejó inquieto. - ¿Dónde están tus anteojos?

Marcos abre los ojos de forma dificultosa, intentando procesar la pregunta para así intentar responderla.

- L-los dejé en el auto. - Responde, tomando en cuenta por primera vez desde que llegó a su casa, que los había dejado allí dentro. agustin mueve sus brazos atados y los pone frente al rostro de marcos, con una súplica silenciosa en la mirada. - No te voy a desatar.

Agustin hace un puchero.

-¿Por qué no? - Inquiere, a punto de hacer una pataleta. Marcos frunce el ceño.

- Me gusta tener el control y vos sos muy inquieto.. - Le hace saber Ginocchio, empujando dentro de él, robándole un gemido profundo de la garganta. Marcos sonríe y suelta un suspiro. - En especial cuando estás en pedo.

- Mmh, Marquitos es un controlador. - Murmura Agustin, lamiéndose los labios. - Me gusta.

- Mierda, deja de provocarme. - Gruñe el menor, embistiendo nuevamente.

- Oh, Mar... más duro... - Suplica el mayor, completamente indiferente a las palabras del más alto. Marcos suelta un bufido cuando se da cuenta que está siendo cruelmente ignorado y se limita a cumplir la petición de Agustin.

El menor obliga a Agustin a que ponga sus manos nuevamente donde las tenía antes, y agarra con fuerza sus nalgas impulsándose para entrar y salir nuevamente.

Falofilia - margusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora