7: the real Marcos Ginocchio

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- ¡Y Thiagi me dijo que las hormigas se iban a volver gigantes si las metíamos a la pileta! Pero me mintió... - Bufó Agustin, cruzándose de brazos. Marcos rió.

- Seguro Thiago tampoco tenía idea de que las hormigas no iban a crecer si se tiraban a la pileta. - Articuló Marcos, con la vista fija en la carretera.

- Thiago siempre me miente... pero lo amo... es mi mejor amigo.. - Empezó a balbucear el castaño, soltando pequeñas risas. - Pero Mar, no te pongas celoso. Yo también te amo a vos.

Marcos no dijo nada, pues su vergüenza no le dejaba.

- Es ahora cuando me decis que vos también me amas, Mar. - Le recordó Agustin, sonriendo ampliamente, pero sin mostrar sus dientes. Ante aquella mirada de cachorro, Marcos simplemente no pudo negarse.

- También te amo, Agus. - Murmuró, sonriendo avergonzado.

Agustin se calló en ese momento y los que siguieron después, y Marcos lo agradecía, pues no quería morir de la vergüenza por otras cosas que se le pudiesen salir a Agustin en ese estado de ebriedad, donde parecía no tener filtro alguno a la hora de hablar.

Un par de minutos después, ambos estaban frente a la casa de Marcos, quien hace tan solo un par de meses vivía solo con su hermano mayor, Nicolás, quien le había recibido con los brazos abiertos cuando volvió del intercambio estudiantil en Alemania.
Sus padres le habían pedido que volviese a San Martin, pero Marcos prefirió vivir con su hermano en CABA y, después de conocer personas tan fantásticas como las que eran sus nuevos amigos, no se arrepiente de su decisión.

Salió del auto, pensando que tendría que abrirle la puerta a Agustin y llevarlo él mismo hasta el interior de la casa, pero se sorprendió en cuanto el mayor abrió la puerta y salió por su cuenta, caminando entre tropezones hacia la entrada.

Marcos le siguió rápidamente, posicionándose a su lado.

- ¡Juli! - Gritó Agustin, deteniéndose unos metros antes de llegar a la puerta.

- Agus, Julieta no está acá, esta es mi casa. - Le hizo saber Marcos, parándose frente a Agustin, quien le miró con el ceño fruncido.

- ¿Por qué me trajiste a tu casa, Mar? - Preguntó Agustin, enarcando una ceja.

- No tenías donde dormir. Yo me ofrecí a darte hospitalidad porque sé que mi hermano no va a pasar acá la noche, además, a él no le molesta. - Le explicó Marcos, esperando que Agustin le entendiese.

Este sonrió.

- Si querías que durmiera con vos no tenías que inventar una excusa.. - Agustin hipó. - Yo hubiese venido igual.. si era con vos.... sin importar nada..

Marcos sintió calientes sus orejas.

- No, Agus.. yo.. y-yo..

Agustin abrazó a Marcos, acercando en demasía su rostro al del menor.

- Shhh, Mar. Vas a despertar a Juli.. - Susurró Agustin, mirando fijamente a los labios de Marcos, quien empezó a entrar en pánico de inmediato. ¿Y si Agustin lo besaba? ¿Qué se supone que debería hacer si Agustin lo besa? ¿Apartarlo? ¿Y si se sentía rechazado?

Pero no tuvo tiempo de pensar mucho más, pues Agustin le besó en la nariz y se apartó, tambaleándose hasta la puerta, donde empezó a golpear aparatosamente, sin cuidado alguno. Marcos tuvo que respirar más de tres veces, contando hasta diez.

Marcos caminó hacia él y lo apartó levemente de la puerta, dándole tiempo para mirar con una sonrisa boba y abrazarlo por la espalda, trepando en su cuerpo como un pequeño koala.

Falofilia - margusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora