Desde que Eira se fue todo va de mal en peor: el reino esta desesperado, no sé reinar, y hablando personalmente, estoy muy preocupado. Llevo días sin dormir, no estoy comiendo bien, estoy día y noche haciendo búsquedas alrededor del castillo. Llevo varios días así.
- ¡Comandante Lyonel! - le indiqué que hablase sin mirarle - ¡Encontramos a Eira! -
Esas palabras me hizo levantarme de la silla de un salto - ¿Dónde está? -
Mientras íbamos de camino me avisó - Pero está cambiada, no nos reconoce -
Me sorprendí ante esas palabras, pero solo la quería ver. Cuando vi sus preciosas alas, su aureola y sus cuernos, no me pude contener y la llamé.
- Eira -
Cuando me escuchó se giró como un animal salvaje.
- ¿Eira? - no podía creer lo que estaba viendo, no era ella, sus ojos no eran los mismos, y toda su ropa estaba rasgada - Estas sangrando, ¿por qué no la tratasteis? - miré furioso a los caballeros
- No se dejaba, señor -
Sin pensarlo dos veces ordené que abrieran la celda.
- Pero señor, atacó a algunos caballeros y no nos reconoce. A usted tampoco le reconocerá -
No hice caso y entré, me iba acercando poco a poco y cada paso que daba, ella los daba hacia atrás mientras que gruñía, me quedé quieto, tenía impulsos de abrazarla, pero alcé mi mano para darle paso a que me oliera. Me dolía tratarla como un animal, pero no tenía otra opción. Ella dejó de gruñir, se acercó lentamente mientras me olía, me miró con nostalgia y me abrazó, pude ceder a mi impulso y la abracé. Cuando trajeron las cosas procedí a curarle, mojé el algodón en un líquido curativo que Eira hizo hace un tiempo, cada vez que pasaba el algodón hacía expresiones de dolor, pero no dejaba de mirarme con curiosidad. Al terminar de untarle el líquido, le vendé las zonas que tenía las heridas.
Lentamente me abrazó y escuché su preciosa voz - Lyonel... -
La miré con lágrimas en los ojos y con una sonrisa - Eira -
Escuchaba a los caballeros sorprendidos atrás.
- No debería de estar aquí, Lyonel... -
- ¿Por qué? Tuve que solicitar una búsqueda para encontrarte, el pueblo te necesita. Yo te necesito... - le miraba la cara atentamente mientras seguía sin creerme que la tenía delante mía
- Me tuve que ir porque soy peligrosa - vi como las lágrimas caían por su hermosa cara
Fruncí el ceño - ¿Te fuiste tú? -
Me miró apenada - Si, perdóname. Si te lo contaba sabía que me detendrías, y no quería eso - bajó la mirada al suelo - Soy peligrosa Lyonel, me fui porque no quería hacer daño al pueblo, y mucho menos a ti -
Le cogí la cara delicadamente para que me mirase - Buscaremos otra solución - le bese la frente
- En el libro no salía otra solución - dijo sollozando
- Seguro que habrá alguna - la abracé fuerte
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De la realeza
FantasíaNuestra querida protagonista tiene una vida normal en su tribu de brujas dentro de un bosque cerca de un reino al que nunca visitó. Al visitarlo a escondidas de su tía no se imaginó todas las historias que iba a escuchar y vivir.