𝓐𝓾𝓽𝓸𝓬𝓸𝓷𝓽𝓻𝓸𝓵

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Desde que me encontraron llevo días con la transformación y estar de vez en cuando descontrolada, poco a poco lo controlaba mejor. Decidí dormir en una de las celdas, Lyonel bajaba todos los días para verme y dejarme la comida.

- El pueblo ya sabe que estás aquí, pero les dije que estas enferma y aún no podrás retomar el trono - dijo mientras me daba la comida

Asentí - Gracias por estar en el trono por mi, gracias por buscarme y gracias por estar día tras día viniendo y trayéndome la comida - le sonreí

Lyonel me abrazó - No tienes que darme las gracias. Eres mi reina, pero sobre todo, eres el amor de mi vida -

Vinieron varios guardias - Majestades, están aquí Elisabeth y Beltrán -

Miré a Lyonel.

- Me encargaré yo - me miró de vuelta y me besó



***


Me posé delante de ellos y con los brazos cruzados - Hablad -

- ¡Quiero ver a mi sobrina! - dijo alterada

Los guardias avanzaron un paso.

- Solo quiero verla - dijo sollozando

Sentí una mano en mi hombro - No te preocupes, hablaré con ella - me dijo Eira con una manta desde la cabeza hasta las rodillas

- ¡Eira, mi niña! - la abrazó

- Hola, Elisabeth - se separó

- ¿Cómo has estado? ¿Has comido bien? ¿Qué te ocurrió? -

- Tranquila, estoy bien -

- ¿Pero a dónde fuiste? ¿Por qué? - seguía nerviosa

- Tenía que arreglar unos asuntos -

- ¿Y por qué no se lo contaste a nadie? -

- Elisabeth, estoy cansada - se dio media vuelta y se fue

- Eira, yo te puedo ayudar - intentó pasar al castillo

Eira siguió su camino.

Me puse delante de Elisabeth - Elisabeth, Eira aún no está del todo recuperada, luego hablas con ella - dije muy serio

Beltrán me miraba con odio, yo simplemente me quedé mirándole y al instante agachó la cabeza.


Llevaba varias noches sin dormir porque Eira empezó a escaparse cuando su forma nephalem salía, solo la tranquilizaba yo, así que probé que durmiera conmigo, sorprendentemente funcionó.
Eira sigue practicando su magia, y a la vez consigue controlarse. Cada día que pasaba la veía que progresaba, su autocontrol era casi perfecto.
Todo el reino sabia su secreto, pero aún le daba miedo explicárselo al pueblo.

- Mira Lyonel, ya conseguí manejar este hechizo - habló como una niña pequeña

Sonreí - Bien hecho, brujita - le di un pequeño beso en la frente

- ¿Y tú cómo vas? ¿Me enseñarás el resultado de tus entrenamientos? -

En mi cara se pudo ver la satisfacción que me dio que preguntase, llamé a otro caballero y empezamos a pelear.

El caballero fue el primero en comenzar, dio un puñetazo y lo esquivé, trató de dar otro por debajo de la cadera y volví a esquivarlo, acabé la pelea haciéndole una llave.

Eira aplaudía.

- Sé que lo haces para sorprenderla - el caballero me dio una sonrisa pícara

Por una parte tenía razón, pero también me sirvió para batir mi tiempo de duración de una pelea.

- Mira que antes eras muy bueno, pero has mejorado muchísimo - me dijo con una gran sonrisa


Cuando llegamos al castillo Eira vio una carta en el suelo, cuando la leyó me llamó asustada.

- ¿Qué pasa? - pregunté

Me enseñó la carta.

La miré seria - Habría que avisar a los caballeros y al pueblo -

De la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora