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-¡Es Louis!

Como caído del cielo, ¡el salvador apareció entre el círculo de los villanos! El famoso estudiante estrella hizo su escena.

-Sus ladridos son peores que un mordisco.

-Bueno, bueno. ¿No es el señor aristócrata animal? -el zorro se agrandó ante la fachada del bóvido y le dirigió una mirada sarcástica. -Louis el grande.

Queridos lectores, les presento a la élite de la pirámide social de esta afamada secundaria privada para mixtos. La famosa estrella y líder del club de Teatro, además de ser el principal candidato y aspirante de la academia para obtener el título de Beastar. El típico niño popular de la escuela y el careta más grande que he llegado a conocer en mis años aquí; Louis, el ciervo rojo.

-Son malas maneras llevar los colmillos en público. Si vas a luchar, lucha en el cuarto carnívoro.

-Ja. Eres un pedazo de trabajo oportuno. Ya que estás tratando de ser el próximo Beastar, tenías que estar bastante desesperado como para reunir toda la atención que tienes ahora.

Miro abajo una última vez, más allá de mi nariz que se asoma con precaución sobre la barandilla, más allá de mi curiosidad porque sé que estoy en problemas, pero con el interés suficiente para arriesgarme a espiar al bambi, que está paseándose como si fuese el maldito Don Vergas.

-Mmm. Un Beastar, ¿eh? - Louis lanzó una pequeña, característica sonrisa y sus enormes ojos castaños se lucieron ávidos de superioridad y burla. -Eso es una proeza imposible para alguien como tú. Antes de tratar de degradar mis esfuerzos, es necesario pensar en por qué los Beastar son necesarios para este mundo.

Está muy bueno el desgraciado.

-Así que, ¿por qué mejor te esfuerzas en mejorarte tú mismo en vez de quejarte de mí?

-¿¡Q-Qué?!

Dando un giro de 180°, los espectadores comenzaron a defender a Louis con una osadía exagerada para degradar al zorro que, ya muy enojado, quería por todos los medios querer darle una paliza.

No debería molestarse. Hace años que debería de entender que la palabra de Louis se volvió ley entre su séquito de admiradores; si él les pide que salten al pozo, ellos tendrán que hacerlo con todo gusto. Es tan simple como eso, ese es el poder de tener prestigio.

Es por ello que este ícono de la escuela es tan odiado por los carnívoros.

-¡Por supuesto, tener buenas calificaciones es todo lo que importa! -le gruñó. -¡Cualquiera puede ser un Beastar!

-Oye, vámonos. -Lo arrastró el mismo coyote con quien hace unos minutos se había peleado. ¿Ven como cambian las cosas? Y solo por la intromisión de este herbívoro.

Los buscapleitos dejaron la cafetería con la rabia contenida. El escándalo se había disipado tal cual un soplo.

El ciervo suspiró por lo bajo:

-Muy bien, ya pueden volver a comer. -les ordenó a todos.

¿Cómo es que puede tener el control de todo lo que le rodea? Ya me gustaría saber yo cómo hace para mandonear a la gente.

¡Bueno, momento de la retirada! Estuve a punto de escabullirme por debajo de las mesas...

-Haruo.

Mierda. Mis orejas se bajaron. El 'tssss' de entre mis dientes no podría haber sonado más claro.

Con una inocencia mal fingida, volví a asomar la cabeza sobre el barandal. Lo primero que vislumbro es la esculpida cara de Louis; sus ojazos escrutándome en toda su gloria. Doble mierda.

INSACIABLE | BEASTARSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora