04

845 124 26
                                    

¿Soy yo o son los huevos del miércoles me están afectando?

Pero bueno, tener que asimilar todo lo que pasó es un tremendo dolor de cabeza, así que simplemente trataré de hacer un breve resumen de la situación.

Primero que nada; estuve a punto de golpear a Legoshi. Y que decir de Bill, estuve considerando matarlo. Afortunadamente no sucedió, para mi sorpresa, pues alguien más se encontró incluso más afectado que yo y no quise competir con su riña:

—Ustedes dos me tiraron en un bucle —chasqueó la lengua, su ceño fruncido los acorraló a ambos. —Pueden pelear aquí si quieren, par de estúpidos.

—Bueno, realmente no sé por dónde empezar... —Bill se puso nervioso.

—Bill, francamente no me importa que bebieras sangre de animal para bombearte. Fue una coincidencia que te haya descubierto. —gruñó, y supe que se trataba de mi. —A diferencia de Legoshi, nunca esperé que tuvieras una pizca de moral. El verdadero problema es que ¡USTEDES DOS SE DEDICARON A DERRAMAR SANGRE FRENTE A TODO EL MUNDO! ¿O qué? Si no los hubiera detenido, ¡¿se habrían matado?!

Ni Bill pudo decir palabra. Joder, esta parte de Louis es terrorífica.

—Si fuera por mi los mandaría a la mierda... —El ciervo suspiró. —Pero soy piadoso. Esta es una orden del líder de equipo de actores: están suspendidos indefinidamente.

¿Qué? ¿Los suspenderá a los dos?

—Esto, ¿no te parece que eso es demasiado?

—Cállate, TN.

—Escucha, sé que ellos se excedieron frente a todo el mundo, pero ameritar una suspensión...

—He dicho, —Louis me miró con un ademán implícito, muy, muy implícito. —que cierres la boca. ¿Entendiste?

Reprimí mi impulso de morderle la suya, solo por el mero hecho de que es mi maldito superior. Oh, Louis, a veces soy yo a quien le gustaría cerrar tu exquisita boquita de pura altanería.

De repente, mis oídos captaron un barullo acercarse.

—Sempai... —El tigre intentó hablar.

—Cierra el hocico. No me hagas echarte del club a patadas.

—No, sempai, es que... —Legoshi también lo intentó.

—Tú también, lobo imbécil.

—Louis. —Hablé. Logré tener su total atención, pero sus ojos me fulminaron de la rabia. Dios, este ciervo. —Mira detrás de ti.

"¡Louis, aquí!"

Las cámaras no tardaron en encandilarlos y las entrevistadoras féminas se abalanzaron sobre ellos. Los tres quedaron incómodos, incluso Louis.

—¡Soy del equipo de RP y me gustaría escuchar sus opiniones sobre las actuaciones de hoy! ¿me prestarías algo de tu tiempo?

—¡Mire aquí, por favor!

—¡Oh, es tan guay!

—¿Louis, qué deberíamos hacer con eso? —siseó Bill.

Pero él se quedó paralizado, la viva imagen de un cuerpo sin vida, similar a una estatua.

No lo sé, tal vez era mi imaginación y sin embargo, en ese momento, Louis estaba vacilando, paralizado como un niño de 18 años que no tenía idea sobre su vida.

—Louis, por favor, ¡conteste mis preguntas!

Pero él no hablaba. No decía ni mu. ¿Qué deberíamos hacer, bambi?

INSACIABLE | BEASTARSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora