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| LOUIS |

Un incómodo silencio se apoderó de la vacía habitación. La luz de un lejano farol se filtraba por la ventana, picándome los ojos, pero no podía apartar la mirada de ella.

¿Quién eres?, me pregunté. ¿De dónde vienes? ¿Qué has vivido y yo no supe? Volví hacia TN con los brazos cruzados, desesperado por escarbar en su misteriosa mente. Aún llevaba la herida en el hombro, y esperaba junto a la puerta, vigilando los pasillos. Sus uñas se estiraban y contraían como las garras de un depredador al acecho, como si no pudiera esperar para encontrar una presa.

—¿Desde cuándo consumes carne?

Ella frunció el ceño y cambió de posición, dándome la espalda. Su lenguaje corporal y expresión revelaban que no deseaba mantener esa conversación en absoluto.

—¿No puedes responder a la pregunta? —insistí. Si iba a tenerme aquí encerrado, al menos quería saber la razón. ¿Seré yo su próxima víctima, me pregunté con ironía, una vez que ocurra lo que tenga que ocurrir?

Esperé, demasiado tenso por su respuesta, pero no hubo ninguna.

—Estupendo. —musité con amargura, volviendo la mirada hacia los tablones de madera.

Ella podía ser realmente... 

—Desde siempre.—susurró, para mi sorpresa. Hablaba en voz tan baja que al principio no estuve seguro de haberla oído. —Pero fue hace mucho tiempo.

Apartó la mirada de la puerta y clavó sus ojos en mí. En aquellos orbes enigmáticos y oscuros, creí discernir años de pesar y remordimiento sin cicatrizar. Un dolor antiguo coloreó su voz:

—Me forzaron a ser un monstruo.

—¿Quiénes? 

La propia oscuridad latente proyectaba sus pupilas de un brillante color azulado. A pesar de su apariencia peligrosa, no podía evitar notar lo preciosa que era.

—Los que me criaron. —respondió. —O al menos, los que pretendieron hacerlo. Pero no se mira con buenos ojos a quienes escarban en el pasado, así que por ahora, no me hagas más preguntas. —Un rastro de resentimiento se insinuó en su voz. —Al menos, no mientras sigamos en peligro, ¿de acuerdo? Esto no debería haber pasado.

Entrecerré los ojos, incrédulo. Observé detenidamente su exótica apariencia. ¿Cómo es que nunca socavé esto de ella? ¿Cómo es que hemos llegado a todo esto? Luego de todo lo que compartimos, ¿puedo siquiera decir que ahora la conozco?

No lo sé, tuve que admitir con pesar. La verdad es que ya no sabía en qué creer.

TN consultó su reloj de pulsera:

—Estamos perdiendo tiempo. Debo verificar si Legoshi fue a buscar a Haru.

El recuerdo de Haru aún presente me horrorizó. ¿Estaría ella todavía con vida? ¿O ya era otra víctima de esta desafortunada situación?

—¿Y qué ocurrirá conmigo?

Ella se volvió hacia mí, sus ojos penetrantes como las agujas. 

—Tú te quedarás aquí hasta que yo regrese. —sentenció.

¿Cómo? Mi rostro se crispó de molestia. El hecho de que mi vida dependiera de las decisiones de una loba herida no me agradaba en absoluto.

—Espera.

—Volveré pronto. —añadió, girándose hacia la ventana.

Válgame la redundancia. ¿Acaso esta hembra esperaba que me quedara sin más? No podía esto sentarme más ofensivo. ¿No sabía que había venido por ella; que mi búsqueda había sido impulsada por algo más que simplemente arriesgar mi vida por ella?

INSACIABLE | BEASTARSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora