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| TÚ |

Tenía muchas cosas en la cabeza, eso era todo. Los exámenes, la obra del festival, algunos retoques que debía revisar al dinosaurio de la plaza, la inminente cita con el dentista. Más exámenes. Louis figuraba muy, muuuuy atrás en mi lista de preocupaciones. En
alguna parte entre una carie potencial y una prueba de cálculo. Bajo ningún concepto perdía el sueño por él. ¡Bajo ningún concepto! Y nuestro último encuentro, ese ridículo... accidente era la mejor palabra para describirlo, ni siquiera merecía mi pensamiento.

—No me comporto como si nunca me hubieran coqueteado. —me dije a mí misma frente al espejo del baño. 

Aunque ninguno había mostrado una destreza y huevos tan impresionante. Lo que solo demostraba que Louis había dedicado una gran parte de su vida a susurrar los oídos de alguna hembra. ¡Muchas hembras, de seguro! ¿Sexo? ¿Conmigo? Si ha de sonar más loco...

A medida que avanzan los minutos, le asigno a nuestro encuentro un carácter absurdo, como una alucinación o un sueño salido de un estado lúcido. No ha sucedido, nunca ha existido. Quizá me lo he imaginado todo. 

"¿Te gustaría pasar por mi habitación esta tarde?"

No, mierda. ¡Si fue real!

—¡Y con qué pelos me lo ha dicho! —me lavo la cara roja de vergüenza.

El tono, la forma, ¡hasta la mirada! Siempre me había tratado con la misma redundancia ue hubiera tratado a una chiquilla de cinco años. Demandas aquí y allá, retos por mal comportamiento, incluso alguna que otra burla que no iba más allá de ser solo una broma pesada... ¿Qué cambió esta vez? ¿Desde cuando había sido tan condescendiente? Una voz peligrosa que iba a camino a lo sensual, como si estuviera dirigiéndose a una mujer a la que se habría visto tentado de romper su inocencia. 

"¿No has tenido curiosidad siquiera?"

¿Curiosidad de qué? ¿De follar? ¿Contigo? Una parte de mi cerebro no deja de mostrarme imágenes cochinas, recuerdos de mi pobre historial del porno de cuando tenía quince años. Ya estoy en edad para pensar estas cosas, y claro, mi cuerpo se siente biológicamente preparado para cualquier cosa, incluso para el tajante ciervo de Cherrynton, aunque todavía no entiendo qué demonios vio en mí... a la salvaje e incorregible TN Haruo. No tiene sentido.  

¿O si lo tenía? ¿No había sido su trato demasiado inusual últimamente? Me seco las manos con papel, no evitando sentirme revuelta. ¿O es que yo había obviado el hecho de que, a pesar de ser un herbívoro narcisista y arrogante, era un macho después de todo? ¿Por qué Louis no podría haber tenido un interés de mi, aunque fuese meramente sexual, como lo habían tenido la mayoría de los chicos de Cherrynton?

¿No soy una hembra después de todo?

—Quiero decir, no es que esté tan mal...

Vuelvo al espejo y me miro entera. Toda esa soy yo, digna de un desastre. Una figura andante que presume de ser más alta que las demás. Una loba gris estirada, medio patosa y flacucha. 

—¿Qué es lo que has visto que te ha gustado tanto? —Me miro el culo un buen rato.

 —Vaya, vaya, TN Haruo. —Shiira entró al baño de damas con los pantalones caqui de dormir. Llevaba la cara tapara de una mascarilla verde extraña y en su brazo carga la toalla para ducharse. Sonreía como una bicha. —¿Qué estabas haciendo ahí?

INSACIABLE | BEASTARSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora