Las horas pasan
y Morfeo sigue trabajando en mí,
siento el cuerpo desvanecido
en un desliz,
y mis párpados pesan
como una tonelada de arena.Cada vez estoy más a punto
de ser derrumbado
en una compañía muy agradable
a lo soñado,
aunque lucho para terminar
este escrito a medio costado
no encuentro el momento de caer
en sus manos.Ya falta poco para cerrar
mis últimas palabras
a mi confidente de las madrugadas,
y continuar mi historia de esperanza
en un sueño ligero de pura bonanza.Ya no puedo transmitir
aquel sentimiento de amor
pues ya Morfeo dominó
toda mi razón.