¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—La cábala era que vos usaras mí camiseta, mira si en el próximo partido la usas y ganamos.— repitió Cristian, esta vez con un tono un poco más tranquilo. Estaba tratando de demostrar su argumento, después de que las aguas se calmaran levemente.
Cuti Romero la estaba poniendo en una posición complicada y él lo sabía. Era su venganza, la estaba manipulando para que no le quedara otra que decirle que sí. Aceptar usar su camiseta era tragarse el orgullo y hacer un trato con el demonio, era anteponer todo y aceptar usar el nombre del mismo pelotudo que le caía mal en la espalda. Aunque estaban hablando de la Selección Argentina y del mundial. Martina de verdad quería ver a su país triunfar, su sueño era ver a Messi levantar la copa y una vez que eso sucediera, ya podía vivir tranquila. De todas formas, no entendía realmente en qué influía que ella usara la camiseta de Romero; creía en las cabalas, pero no se imaginaba al cordobés siendo una persona a la que le importara que ella usara su camiseta.
—¿Por qué tanto interés en que use tu camiseta? ¿Tenés algo para decirme?— la periodista pensó en los mensajes que le había mandado Heung-Min, antes de que fuera a ayudar a Camila con su valija. Le había dicho que Cuti tenía interés por ella y cuando trató de hacerle más preguntas, le dijo que no iba a decir nada, porque no iba a traicionar la confianza de su amigo.
—Me caes muy mal Martina, no pienses ni por un segundo en cosas que no son.
—Nunca las impliqué.
Ella le dio la espalda y empezó a caminar nuevamente cerca de Camila y de Alexis. Miró el reloj en su muñeca, recién había pasado media hora de la visita y sentía que había estado ahí, hablando con Cristian, por al menos unas cuatro horas. Martina no dudó en abrazar a su amiga en busca de apoyo y Camila la recibió en brazos, la segunda miró al recién llegado, Cuti también se había acercado a la parejita. Era como un perrito que no tenía dónde ir y la seguía a todos lados.
—¿Por qué están peleando ahora?— adivinó Mac Allister, mirándolos a los dos con sus ojos entrecerrados. La mayoría de personas ahí habían escuchado una acalorada discusión entre los dos, aunque no habían entendido mucho sus palabras. Martina suponía que entre el acento de Cuti y ella hablando rápido, era como escuchar a alguien hablando un idioma diferente.
—Seguro Cuti dijo algo que a Marti no le gustó, o al revés.— murmuró Camila, sabiendo que siempre encontraban algo que no les gustaba del otro.
—Dice que soy mufa porque usé la camiseta de Ángel Di Maria y quiere que use la de él.— le explicó a su amiga, y el pampeano compartió una mirada con su compañero de equipo.
—Vos tenés la camiseta de Cuti, úsala en el próximo partido y vemos qué pasa.— aconsejó la castaña y Alexis también asintió ante las palabras de su novia, como una marioneta. A veces odiaba que fueran tan pacíficos y siempre quisieran llegar a un punto intermedio. Eran sus amigos, también tenían que creer que Cristian estaba equivocado y ella tenía la razón.
