Capítulo 13.

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Harry se removió en la cama cuando escuchó que llamaban a la puerta, vio su reloj y se percató que eran las 8:10 pm.

Mierda.

Rápidamente se limpió los ojos con ayuda del dorso de sus manos y aprisa se dirigió a la puerta para abrirla, encontrándose a Louis con una bonita sonrisa mientras sostenía un ramo de tulipanes en sus manos. Se veía completamente lindo con su cabello peinado, vestía unos pantalones negros y una camisa de botones blanca con las mangas dobladas a la altura de sus codos, se veía guapísimo, eso pensó Harry.

—Hola, Harry. —habló primero el castaño mientras le entregaba el ramo al mayor.

Escucharlo hizo sacar al rizado de sus pensamientos, pronto sostuvo el ramo de flores entre sus manos y se maldijo, él no estaba listo.

—Louis, luces tan lindo... —habló casi en un susurro.— Jamás había recibido flores, es tan bonito de tu parte. —dijo con una sonrisa amplia en sus labios y pronto se acercó al contrario para rodearlo entre sus brazos.— Muchísimas gracias... —habló antes de alejarse un poco y bajó la mirada apenado.— Yo aún no estoy listo, tuve un inconveniente en la tarde y terminé durmiendo con Lú. —admitió mientras acariciaba algunos pétalos de las bonitas flores.

—No te preocupes por eso, si quieres puedo esperar a que estés listo para salir o si las ganas de ir se han ido, entonces podemos quedarnos aquí, tan sólo quiero que te sientas cómodo. —habló con tranquilidad provocando alivio en Harry.

—No, dame unos minutos y estaré listo para irnos, ¿de acuerdo?

—Sí, de acuerdo.

Y eso fue suficiente para que Harry invitara a Louis a pasar a su casa y tan pronto como pudo se dirigió hasta su habitación para prepararse mientras el contrario esperaba en el cómodo sofá, esto después de que el rizado colocara los tulipanes en un bonito florero que descansaría en la mesita de centro.

15 minutos pasaron en el reloj cuando Harry se apareció en la sala con una linda sonrisa que hacía marcar sus hoyuelos en sus mejillas. Se veía precioso con un par de rizos cayendo por su frente, vestía unos vaqueros negros y una camisa del mismo color con los primeros tres botones desabrochados, en sus pies unas botas cortas en color café. Se veía guapísimo ante los ojos de Louis, este no pudo evitar suspirar antes de ponerse de pie y encaminarse hasta donde se encontraba el rizado.

—¡Te ves precioso! —aseguró Louis con una sonrisa en su rostro mientras tomaba la mano del contrario y lo hacía girar.

El de ojos verdes se inclinó ligeramente para lograr girar frente a Louis, aún mantenía la sonrisita en sus labios.

—Oh, basta, no me veo tan bien como tú. —habló Harry guiñándole al contrario.

—Creo que tendrás que enseñarme a coquetear así... —confesó el de ojos celestes mientras llevaba una mano hasta la mejilla del rizado para acariciar suave y dulcemente con ayuda de su pulgar.— Luces como un ángel. —aseguró mientras alejaba su mano del contrario.— ¿Estás listo para irnos?

—Siento que mis mejillas están ardiendo, no puedo creer que me tienes de esta manera. —admitió mientras negaba con su cabeza, Louis realmente podía hacerlo sonrojar.— Y, sí, estoy listo para irnos.

Les tomó poco tiempo abandonar el hogar del mayor, ambos se dirigieron al auto del ojiazul y este condujo durante los próximos 40 minutos hacia su destino. Llegaron a un restaurante que se encontraba a las afueras de Holmes Chapel, era un lugar muy lindo y elegante, Harry había quedado boquiabierto cuando bajaron del coche.

—¿Cenaremos aquí? —cuestionó Harry mientras se acomodaba su camisa.— Diablos, debí traer mi abrigo. —resopló antes de frotar sus manos buscando un poco de calor.

—Sí, cenaremos aquí, ¿no te parece lindo? —preguntó notando las manos temblorosas de Harry y pronto se acercó a él para tomar una de ellas, así podría entrelazarlas.

Harry no apartó su mano, no quería y no podía alejar a Louis de ninguna manera, todo esto se sentía muy especial y se negaba a despertar de ese sueño.

Entraron al lugar aún tomados de las manos, ambos manteniendo la frente en alto pues ninguno se avergonzaba de lo que eran, por el contrario, Louis adoraba presumir lo feliz que se sentía con su acompañante. Llegaron a la recepción y gracias a la reservación programada por el ojiazul fue muy fácil llevarlos hasta su mesa asignada.

—Esto es muy precioso, Louis, de verdad. —dijo Harry con una sonrisa en sus labios.— Muchas gracias por esto, cielo.

—Yo soy quien está agradecido contigo porque aceptaste mi invitación, creí que no querrías o que a lo mejor estaba yendo demasiado rápido. —mencionó mientras elevaba ligeramente sus hombros.— Pero me hace muy feliz que hayas aceptado.

—Lou...

—Dime, Harry, ¿qué sucede?

—Tienes los ojos más bonitos que alguna vez vi...

—Y tú tienes la sonrisa más preciosa, Harry, eres tan bonito y juro que es tan especial esto que estoy sintiendo por ti, es que, no quiero intimidarte al ser tan directo pero no puedo negar que me gustas tanto. —admitió mientras veía la sonrisa que se formaba en los labios de Harry.

—Louis, también me gustas mucho, no tienes una idea de cuanto. 

Y eso fue suficiente para ambos, algo que ninguno se esperaba pero se dio tan natural que no pudieron evitar inclinarse un poco para besar los labios del otro, fue un beso corto y dulce, uno tan especial que hicieron que cientos de mariposas brincotearan en el estómago del ojiverde.

Ese día cenaron, bromearon y se coquetearon sin sentir pena alguna, estaban en su propia burbuja en donde nadie más existía, nadie más que ellos.

Esa noche fue especial y mágica.

Fueron verde y azul en todo su esplendor.

Escenas borrosas. (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora