Capítulo 5.

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—¿Qué mierda crees que estás haciendo? —cuestionó observando fijamente al menor con aborrecimiento.

—Y-yo no debí, lo lamento, discúlpame. —habló muy bajo, casi en un susurro mientras cerraba la libreta en sus manos y la colocaba en la mesilla, aún manteniéndose sentado en el sofá.

—¡Tus disculpas me las paso por el culo, quiero que salgas de mi puta casa ahora mismo! —elevó el tono de su voz cuando tomó a Louis de la camisa para levantarlo hasta la altura de su cara.

—Suéltame, yo no quería ser imprudente, Harry. Lo siento. —rogó cerrando sus ojos pues sentía que el mayor lo abofetearía en cualquier momento.

—Te salvo de un idiota en la calle, te dejo quedarte en mi puta casa para que estés seguro y lo único que puedes hacer en agradecimiento es husmear entre mi basura, maldita sea. —negó varias veces con su cabeza y soltó el agarre hacia el menor provocando que este cayera sobre sus propias rodillas, sollozando.

—Por favor, estar afuera luego de lo que sucedió es peligroso, chico. —habló manteniendo su mirada fija en los tenis del contrario, tan avergonzado.

—¿Y eres tan ingenuo para creer que aquí no es peligroso? —cuestionó tomando la libreta entre sus manos antes de tirarla con brusquedad hacia Louis.— ¡Dime! ¿Aquí no tienes miedo? —elevó el tono de su voz.

Louis no hacía más que negar con su cabeza, no quería seguir viendo aquella libreta, era imposible negar que le había perturbado muchísimo.

—Te quiero fuera de mi casa, no me hagas repetirlo. —se mantuvo firme mientras daba media vuelta para dirigirse de nuevo a su habitación.— Largo de mi maldita casa. —aquello último había sonado más como un vago sollozo que como una orden, sabía que debía regresar a su habitación.

Louis terminó asintiendo con su cabeza mientras se ponía de pie y suavemente sobó sus rodillas, dolían muchísimo por lo recién ocurrido.

Con la poca dignidad que le quedaba salió del hogar del mayor y no hizo más que sentarse en el pequeño escalón de la entrada. No quería encaminarse a su destino, porque no había uno, nadie esperaba por él.

Se quedó abrazando sus propias piernas mientras dejaba que la noche pasara, no quería tomar el riesgo de encontrar a aquel hombre de nuevo.

Su cuerpo entero temblaba por el frío que sentía y abrazarse a sí mismo no era suficiente, fue así como la noche siguió fluyendo y Louis no se dio cuenta cuando finalmente se quedó dormido, ahí, frente a la casa del mayor.

Fue en plena madrugada cuando Harry despertó casi de golpe al escuchar las gotas de lluvia golpear fuerte su ventana, odiaba los días lluviosos, sobre todo cuando a estos le acompañaban los relámpagos y truenos, no les temía, simplemente detestaba el ruido que estos provocaban.

Esperó unos minutos cuando finalmente se puso de pie para encaminarse a su ventana y observar curioso hacia afuera, no estaba seguro de lo que estaba viendo.

—¿Lucas? —se cuestionó a sí mismo mientras hacía su mayor esfuerzo por enfocar su vista en aquello que había robado su atención en un primer instante, tragó saliva en seco al darse cuenta de que realmente se trataba del menor.

Tardó unos segundos en procesarlo cuando se encaminó a la puerta principal.

Un chico se encontraba en posición fetal frente a su puerta, con sus manos cubriendo su rostro de la fuerte lluvia. Inevitablemente temblaba por el frío y hasta ese momento no se había percatado de la presencia del mayor pues no hacía otra cosa más que tararear alguna canción o algo que Harry no lograba entender con claridad.

—Mierda, ¿qué carajos haces aquí afuera? —preguntó en un tono bajo, sintiéndose culpable. No esperó respuesta alguna cuando dio un par de pasos hacia afuera y se inclinó para tomar el cuerpo contrario entre sus brazos, luego de ello adentrándose a su casa con algo de dificultad.

Se apresuró al sofá dejando que el menor se acurrucara en este y, sin pensarlo más, corrió a su habitación para buscar ropa seca y una manta caliente.

Al regresar con un par de prendas en sus manos se encontró a Louis intentando secar el sofá con desespero, como si temiera del mayor.

—Prometo secar esto, dame un momento y quedará bien. —habló rápido mientras evitaba a toda costa encontrarse con la mirada del mayor.

—Deja eso y toma, no puedes seguir así, podrías enfermar. —murmuró sintiéndose culpable mientras le extendía la ropa al menor, no estaba seguro de lo que hacía pero la culpa lo estaba consumiendo.

—Gracias, muchas gracias, Harry.

El mayor se encogió en hombros mientras se dirigía a la cocina para darle un poco de privacidad al chico.

Louis terminó vestido con una camisa que lograba cubrir sus muslos y unos pantalones enormes también, aquello no le incomodaba pues prefería eso a traer su ropa empapada en agua fría.

—Luces gracioso, Louis. —mencionó Harry con una sonrisa burlona en sus labios después de haberle entregado una taza de té caliente al menor.

¿Estaba sintiendo pena por él o culpa por algo que no estaba en sus manos? ¿Era responsable del caos que acompañaba a Louis? ¿Realmente hacía lo correcto? No estaba seguro de tener alguna respuesta a sus tantas preguntas.

Finalmente lo dejó descansar en el sofá antes de encaminarse a su habitación, más tarde tendrían una charla importante, tendrían la conversación.

Escenas borrosas. (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora