Capítulo seis.

242 32 31
                                    

El azabache no se consideraba una persona que olvidaba las cosas con facilidad, al contrario, era una persona demasiado rencorosa; podía recordar como hace un año se había enojado con su mejor amigo por arruinarle el final de su serie favorita en ese momento, así que por lógica no podía ser rencoroso si olvidaba algún detalle, también podía recordar perfectamente la ropa que llevaba encima el día que su anterior pareja termino su relación e incluso recordaba exactamente las palabras que había usado para hacerlo, tampoco era de esos que olvidaba los cumpleaños o nombres de las personas, tenía buena memoria por eso no se explicaba el cómo logro borrar por completo a Kozume Kenma de su mente.     
        
— ¿Crees que Tooru siga entrenando? — comento Bokuto mientras tomaba un trozo de pizza con piña; la favorita del de mechas rubias —. ¿Kuroo? — pronuncio el nombre de su mejor amigo con confusión al ver que se encontraba viendo un punto fijo en la habitación del mayor.

— Espero que no, tiene semanas quedándose hasta tarde entrenando — respondió Atsumu, quien se encontraba sentado en el suelo mientras sostenía uno de los mandos de la consola, dirigiendo toda su atención visual a la pantalla.

— Es su manera de distraerse — se metió Kenma a la conversación.

Akashi asintió: — Creo que piensa demasiado en ese amigo de Kioto.

El gemelo soltó un chasquido de frustración: — No lo soporto, no sabe que el único que puede hacer miserable la vida de Tooru soy yo.

Todos asintieron ante lo mencionado; estaban de acuerdo que ninguno de los de la sala tenía una buena impresión del mejor amigo del castaño. Además, decidieron no cuestionarle nada al rubio sobre el ultimo comentario que había soltado ya que todos sabían que era su forma de demostrarle cariño a Oikawa y también estaban seguros que Atsumu primero se retiraba del voleibol antes de admitir públicamente que quería y se preocupaba por el otro setter.

— ¿Y ese balón? — se escuchó la voz de Tetsuro por toda la habitación una vez de que salio de ese pequeño trance  al mirar esa pelota de voleibol en la esquina de la habitación. Los dos mayores dirigieron su atención al azabache.

— Kozume la partida-

Atsumu no termino la frase porque un game over apareció en toda la pantalla. El mayor se había dejado matar al dejar de prestarle atención a su compañero de piso.

— Es mío — respondió el de ojos ámbar con tranquilidad.

— Claro pero...uhm, ¿de dónde lo sacaste? — formulo de nuevo su pregunta, esperando que fuera contestada esta vez.

— Me lo regalo un amigo de la infancia.

— ¿Kenma? — A pesar de que para sus dos compañeros de cuarto aquello sonó como si estuviera llamando al nombre del antiguo setter del equipo, los dos mayores sabían a la perfección de que el tono interrogante que había empleado era para confirmar que se tratara de ese niño pequeño que había conocido años anteriores.

Kozume suspiro: — Demasiado lento — es lo único que dijo el de mirada ámbar antes de volver su vista al videojuego y volver a iniciar la partida.

— ¿Yo?, si eres tú el que no esquivo el ataque por estar hablando con Kuroo — se quejó Miya, pensando que el rubio se refería a él.

El ojiazul fijo su vista en el nuevo bloqueador central de su equipo, su mejor amigo se encontraba enojado con el de ojos avellanas por no recordarlo después de casi un mes conociéndose casi podía sentir pena por Tetsuro pero en el fondo quería ver todo lo que se esforzaba el azabache para recuperar a su amigo. No podía culpar a Kenma, toda su vida estuvo esforzándose por una promesa que olvido el que la inicio, él también sentiría un poco de frustración si estuviera en su lugar.

Compañeros por errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora