01 | La reina solitaria

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Otro aburrido día en la preparatoria Freeval

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Otro aburrido día en la preparatoria Freeval. El lugar en donde por desgracia, tengo que verle la cara a cada una de estas personas. No me agradan, y sé que yo a ellos tampoco.

Mientras camino por los anchos pasillos, puedo sentir las miradas puestas en mi. Escucho los pequeños susurros sobre la vestimenta completamente simple y negra que llevo puesta. Siempre los ignoro, quiero decir... ¡es genial!

El ambiente en Freeval, siempre me ha parecido algo pesadísimo. Parece que todo en este lugar se trata de un escuadrón. Si tienes amigos, tendrás tu escuadrón. Si no tienes amigos, dicho está; no tendrás tu escuadrón a menos que seas como yo: una asocial especial que le huye a las conversaciones y a las personas.

En tanto que doy pasos relajados, noto que una persona se dirige hacia mí.

—Vaya Karlsson, nunca cambias.

Escucho decir a Tom, uno de mis tantos fanáticos desde el primer año.

—¿Qué se te ofrece? —demandé antes de voltear los ojos.

—¿Entonces es así? ¿Ahora no puedo saludar? Solo quería saber como se encuentra mi amiga.

—No soy tu amiga, y... si no te importa, estoy ocupada —digo apartándome de Tom.

Es un imbécil. Desde que llegó para el primer año me acosa, me pregunto si no tiene más nada que hacer que molestar.

Este sigue mis pasos, y se dirige a los casilleros junto a mí.

—Me harías un gran favor si te pierdes Walker, no estoy para tus tonterías —suelto abriendo mi casillero y de paso, saco mi libreta de dibujo y algunos pinceles para mi primera clase.

—Eres muy extraña, ¿lo sabías? —dice Tom casi alejándose—. Las personas como tú, suelen morir solas.

Este desaparece de mi vista y yo solo puedo reír en medio de un suspiro seco.

¿Ven lo estúpido que es?

La verdad, no está tan mal la idea de morir sola. Así no tendría tantas lágrimas hipócritas en mi funeral.

Camino hacia mi aula de clase y me disgusto al ver que la única silla vacía es la que está a una izquierda de Tom. Que mala conspiración del mundo el que siempre quiera juntarme con ese gran idiota. Y aquí deberían estar asignados los puestos por estudiante, es horrible tener que llegar cada día y tener que sentarte en un lugar diferente al de la última vez.

—Hola, otra vez —balbuceó burlón.

Lo ignoro y comienzo a arreglar mis cosas para cuando entre el profesor.

Si hay una asignatura con la que me puedo sentir más o menos cómoda, estoy segura de que es la clase de arte. La idea de trazar con los ojos cerrados, sin pensar en nada en específico antes de, me parece tan reconfortante.

Dark MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora