13. La vida Tyll

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Por fortuna, los domingos apacibles también existían en Förening. Me levanté tarde y me alegré mucho de saber que él chef todavía seguía allí y podría prepararme el desayuno. Me crucé con HyunWoo por el pasillo, pero no tuvimos tiempo más que de intercambiar un simple hola.

Tras desayunar, volví a meterme en la cama convencido de que sería un día bastante aburrido, pero en ese momento Nara llamó a mi puerta e interrumpió los planes que tenía de ordenar mi cuarto: me invitó a que viéramos unas películas con Rhian.

Su habitación era idéntica a la mía pero en versión femenina, lo que resultaba totalmente lógico porque ella se había encargado de la decoración de ambas. La mayor diferencia entre su cuarto y el mío era que frente a su televisor había un sofá bien mullido. Al final, elegimos la trilogía de El Señor de los Anillos porque Nara insistió en que me parecería mucho más divertida ahora que había pasado algún tiempo viviendo con trols de verdad.

Al principio, Nara se sentó entre nosotros dos, justo en medio, pero después de tres o cuatro horas de maratón noté que se había ido acercando más a mí, aunque eso no me molestó.

Habló y bromeó mucho con Rhian y me di cuenta de que entre los dos me hacían sentir muy cómodo. Después de haber pasado el fin de semana esforzándome inútilmente por ser el principito que EunJi soñaba que fuera, me resultó bastante agradable relajarme y reír un poco.

Rhian se marchó poco después de que comenzara la tercera película; se excusó con que tenía que levantarse temprano al día siguiente. Sin embargo, a pesar de que su lugar había quedado vacío, Nara no se apartó ni un milímetro de mí; la confianza era tanta que tenía su pierna apoyada sobre la mía.

Pensé en moverme, pero en realidad no tenía ningún motivo para hacerlo. Estaba disfrutando de la película, ella era sexy y además me gustaba. No pasó mucho tiempo antes de que su brazo fuera a parar «por casualidad» sobre mis pecho, detalle que casi me hizo reír.

La cercanía de Nara no me alteraba el corazón ni lo hacía palpitar con fuerza, o al menos no de la manera en que me ocurría con HyunWoo, pero fue agradable que me abrazara. Nara me hacía sentir normal, y eso era algo que no había conseguido nunca; con eso bastaba para que me cayera bien. Un rato después me incliné hacia ella y apoyé mi cabeza en su cabeza.

Lo que no había previsto era que las tres versiones extendidas de El Señor de los Anillos de un tirón equivalían a once horas seguidas de película: a la una de la tarde de un domingo aburrido podía parecer un plan genial, pero al llegar la medianoche tuve que librar una dura batalla contra el sueño, que al final perdí.

Al llegar la mañana, seguía durmiendo profundamente en el sofá de la habitación de Nara, ajeno por completo a la conmoción que había en la casa. Me habría gustado seguir durmiendo y no enterarme de nada, pero de repente HyunWoo abrió la puerta embargado por el pánico y me despertó con un tremendo susto.

—¡Ah!, ¡¿qué pasa?! —grité al mismo tiempo que saltaba del sofá. HyunWoo me había asustado tanto que el corazón estaba a punto de salírseme del pecho—. ¿Qué sucede? ¿Está todo bien?

En lugar de responder, HyunWoo se quedó allí delante, inmóvil, y me fulminó con la mirada. Nara, que seguía en el sofá, se fue despertando poco a poco; al parecer HyunWoo no le causó la misma impresión que a mí.

Me volví para mirar a Nara, que seguía vestida con una camiseta y pantalones deportivos que no le habrían quedado tan bien a cualquiera. En ese momento me di cuenta de la escena con la que se había encontrado HyunWoo al abrir la puerta.

1. Journey - SHOWKIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora