2

612 51 6
                                    

"Desilusión"
💔🖤

El hermano mayor caminaba fuera del apartamento de los Hamato O'neil mientras revisaba su teléfono. Miraba las fotografías que se habían tomado con los próximos padres y la familia. Todos se veían felices, de hecho estaban felices.

Rafael al ser el mayor tenía muchas emociones encontradas. Miguel Ángel tenía a Sunita, Leonardo estaba felizmente casado y Donnie...Donnie oficialmente sería el primero en volverse papá de los cuatro. Sin duda su padre estaba orgulloso de todos. Todos estaban madurando y cimentandose. Pero Rafael no...

El de rojo se sobó el cuello mientras miraba al cielo, caminaba y caminaba. Ya eran las tres de la tarde, ya iba a ser hora para ir a la academia escolar de Cassandra. Este llevaba siendo auxiliar en la academia desde hace un buen tiempo.

Una llamada.

Vio la pantalla y se alteró un poco, casi se le caía el celular, pero logró tomarlo a tiempo.

-- ¡Oh! ¡Ho-Hola Cass!...Sí, estaré en unos minutos allá, no te preocupes. Ahora mismo iré al metro.

Era curioso, pero todos estos años habían servido para al menos que los humanos no se sintieran atemorizados de los mutantes o de los yokais. Al menos de los menos peligrosos.

Media vez la gran tortuga llegó al domo escolar para ninjas adolescentes, una campana sonó en la entrada.

--¿Hola? ¿Cassandra? ¿Cass? Llegué. - entró y dejó su mochila en el suelo. Este comenzó a buscarla pero no lograba dar con ella.

-- ¡Boo!

Un grito agudo salió del grandote. Sacándole una risa estruendosa a la mujer de ya treinta y ocho años de edad. Su estilo del cabello nunca cambió. Solo que a diferencia de antes, ahora usaba menos maquillaje oscuro, solo sus labios iban de un rojo carmesí, estaba natural. Vestía su traje del pie, pero ahora con un símbolo de puño, realmente se había empeñado en mejorar su propio clan a nivel escolar. En su escuela se hagan llamar el clan del puño.

-- Jajajaja, nunca cambias Rafs. - le dio unas palmadas en el hombro y fue directo a recoger sus cosas y a ordenar un poco. -- gracias por venir en tan poco tiempo, he de confesarte que desde la semana pasada que te avisé, ya no aguantaba las ganas de verte, amigo. ¿Cómo están tus hermanos? - acomodó una silla para sentarse.

-- Bueno - comenzó adentrarse al salón para buscar igualmente una silla. -- Mikey ahora se dedica a dar consejería escolar en línea, ya lo conoces...Además de eso él y Sunita siguen juntos.

-- Jajaja, claro. Es todo un sujeto. - tomó un poco de agua de su botella.

-- Leo y su esposo han estado yendo mucho de viaje. Esta vez mi cuñado fue a Japón. Fue a visitar a su tía. Vuelve en unos días.

-- Awww ¿nueve años de matrimonio, eh? Eso no es cosa fácil jaja. Yo a penas tengo cuatro.

Rafael se tensó un poco así que se apresuró a continuar.

-- Y en cuanto a Donnie y a Abril pues...ellos se acaban de enterar de que serán padres. - lo dijo con una gran sonrisa, la verdad seguía orgulloso y contento por la noticia.

La mujer escupió el agua hacia a un lado, torciendo un poco pero volviendo en sí rápidamente.

-- ¿¡ABRIL TAMBIÉN ESTÁ ESPERANDO?! - Sus ojitos brillaban. - ¡Oooh! ¡¡Esa loca finalmente lo logró!! Cuéntame, cuéntame, ¿Cómo pasó? ¿Adoptaron?

-- ¿Eh? Bueno, Donnie logró hallar una forma de tener un hijo propio y de sangre con su ciencia, así que- espera. ¿Cómo qué también?, ¿Quién está esperando qué o a quién?

La mujer se golpeó la frente. Agachandose de la vergüenza en sí misma. Se suponía que nadie debía saberlo aún.

-- Ay, carajo. Lo siento, lo siento, Rafa. Se suponía que Keno iba a ser el primero en saber. No medí mis palabras ni mi emoción. - sus manos cubrían su cara. -- ¿Puedes...mantener el secreto hasta que mi esposo lo sepa?

El robusto parecía no comprender, siempre era malo para las indirectas. Quizás no había entendido así que por muy obvio que parecía, volvió a repetir la conversación en su cabeza.

-- ¡¿Vas a ser ma-!?

-- ¡Shhh! - la mujer le tapó la boca.

-- No, no, no, no, no. Espera qué...¿Cómo?, ¿Cuándo pasó? - se veía realmente desconcertado, obviamente Cassandra no sabía la razón así que pensó que él mayor de las tortugas estaba preocupado por ella.

-- Oye, Rafs. Esas cosas no se dicen jajaja tú ya sabes cómo pasó. - le dio un puñetazo amistoso al hombro. -- ya lo sabía desde hace un par de días, el doctor me dijo que llevo dos semanas. ¿No es genial? ¡Pero recuerda no debe saber nadie además de ti!

Rafael volvió a sentarse pero se veía un poco ido. Mentiría si no dijera que sentía emociones muy distintas a diferencia del anuncio de Abril. Era el momento, el que tanto pedía por no llegar. El día en que Cassandra daría el paso mayor en su familia. La llegada de un bebé. Tantos años de emociones retenidas, quizá esta era la señal para finalmente alejarse de ella.

-- Fe...Felicidades Cassy. - hizo su máximo esfuerzo por verse como el Rafa que todos quieren ver, feliz. Y no piensen mal de él. Estaba realmente feliz por ella, pero muy en el fondo, de verdad en el fondo, hubo una vez el anhelo de recibir esa noticia, pero sabiendo que ese bebé sería de él.

El adulto de bandana roja sabía que diecisiete años enamorado de una persona podía ser demasiado dañino para un ser. Y trataba de pensar si realmente estaba enamoradon todavía. Nadie en su sano juicio llamaría amor el estar esperando las migajas de un amor no correspondido, ¿o si? Pero por otro lado Rafael sabía que si estaba enamorado o al menos aquel adolescente lo estuvo. Pero ese niño había crecido, debía entender que en el mundo real, ellos tenían futuros separados. Y es que la hermosa sonrisa de Cassandra por la felicitación carcomía el corazón de este, pero era momento de ponerle un freno.

-- Gracias grandote, ¡serás un tío maravilloso! ¡Oh! Ya casi es hora abrir, esos pequeños revoltosos vendrán pronto, hay que preparar los. Utensilios de entrenamiento.

-- Oh, permiteme. - tomó la silla que ella estaba cargando para llevarla a su lugar.

-- Oye, estoy embaraza, no enferma jajaja. Pero gracias.

Y así, ambos se dedicaron el resto de la tarde a llevar a cabo las clases de la academia, ver tantos niños reunidos y aprendiendo arte marcial siempre conmovía a Rafael. Él no lo admitía, pero era su espacio seguro. Porque por un par de horas, podía hablar y compartir con los niños, imaginando qué se sentiría tener uno.

______________________________________

No me toquen. Ando triste por mi nenito 💔😭❤️

Nos vemos en el próximo capítulo! ✨✨✨

Misión PaternalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora